Atomic Heart, ¿un videojuego bajo influencia rusa?

El gobierno ucraniano quiere que Atomic Heart, lanzado la semana pasada, sea prohibido en el mundo de los videojuegos. Los desarrolladores del juego, que describe una realidad alternativa en la que la URSS domina el mundo, están acusados de estar vinculados a empresas rusas, como Gazprom.

Los ucranianos han colgado en YouTube videos con millones de visitas en los que llaman a boicotear el juego Atomic Heart (Mundifsh/Captura de pantalla)

“Gráficos geniales” y “enigmas muy chulos para resolver”, pero sobre todo, una polémica que tiene como telón de fondo la guerra en Ucrania: Atomic Heart, un flamante juego de acción en Xbox, PlayStation 5 y PC, está fuertemente criticado por las autoridades ucranianas, quienes pidieron la prohibición del juego en su territorio y animaron a otros países a seguir su ejemplo.

¿En honor de la URSS?

En Ucrania la ira no cesa “desde hace meses contra Atomic Heart en la comunidad de jugadores y profesionales del sector”, subraya Yevgeniy Golovchenko, especialista en cuestiones de propaganda y desinformación en línea de la Universidad de Copenhague.

Los ucranianos han colgado en YouTube videos con millones de visitas en los que llaman a boicotear el juego, que se promocionó como uno de los juegos más esperados de 2023. Porque Atomic Heart no es un pequeño juego de propaganda, sino que es un gran título que espera ser uno de los éxitos comerciales de este año.

A este videojuego se le acusa, en primer lugar, de transmitir un mensaje muy prorruso, o más bien prosoviético. El juego describe una realidad alternativa en la que la URSS, tras haber ganado la Segunda Guerra Mundial, se habría impuesto gracias a impresionantes avances tecnológicos, en particular en el campo de la robótica. Gracias a esta ventaja, Moscú habría propuesto una sociedad ideal en la que cada uno podría prosperar como quisiera.

Por supuesto, el propósito del juego es más complejo, con una Unión Soviética triunfante menos dispuesta a ayudar a la humanidad de lo que parece, y el jugador encarna a un agente del KGB que se dará cuenta de ello. Pero “cuando se sabe que, desde 2014, Vladimir Putin ha estado construyendo su retórica antiucraniana jugando con la nostalgia de la era soviética, se puede entender que la simple ambientación resulte inquietante”, señala Yevgeniy Golovchenko.

Vínculos con Gazprom

Sin embargo, ésta no es la única crítica que recibe Atomic Heart. Sus detractores afirman que comprarlo también supondría apoyar el esfuerzo bélico ruso. Esta acusación se basa en los supuestos vínculos entre Mundfish, el estudio de desarrollo del juego con sede en Chipre, y Rusia.

La propia empresa tiene orígenes rusos, ya que su sede seguía estando en Moscú en 2019. Aunque su equipo tiene una dimensión internacional, formado por veteranos de la industria de los videojuegos de diferentes países, lo cierto es que varios miembros destacados son de nacionalidad rusa. Empezando por el CEO, Robert Bagratuni, que solía trabajar para Mail.ru, el mayor portal de internet y red social rusa, que se convirtió en VK en 2021.

Uno de los principales financiadores de Mundfish, el fondo de inversión ruso GEM Capital, está dirigido por Anatoliy Paliy, que anteriormente fue subdirector de una filial de Gazprom. El juego también es distribuido en Rusia por VK, controlada por el gigante energético ruso desde 2021. Por tanto, los detractores de Mundfish ven a Gazprom en todas partes y temen que parte de los beneficios de la venta del juego sean recuperados por este gigante con probados vínculos con el Kremlin.

El silencio del estudio sobre la guerra de Ucrania tampoco ha mejorado su reputación. Esperó hasta enero de 2023 para asegurar en Twitter que “Mundfish es un equipo internacional que está a favor de la paz y en contra de la violencia”. La ausencia de una referencia directa a la situación en Ucrania en este comunicado no calmó a los críticos, aunque, “debido a las leyes rusas que sancionan cualquier crítica al ejército, es posible que al estudio no le apeteciera poner en peligro a los parientes o familiares de los empleados rusos”, señala el sitio sobre cultura digital Ars Technica.

“Todo este asunto ilustra lo imposible que es para una empresa rusa o vinculada a Rusia seguir operando como si no hubiera guerra. Y las declaraciones del gobierno ucraniano demuestran que Kiev va a hacer todo lo posible para impedir que estas empresas pretendan hacer la vista gorda”, afirma Jeff Hawn, experto en el conflicto Ucrania-Rusia y consultor externo del New Lines Institute, un centro de investigación geopolítica estadounidense.

Víctima de la guerra de la información

Las acusaciones contra Atomic Heart y Mundfish “se basan más en indicios que en pruebas definitivas”, admite Yevgeniy Golovchenko. No hay pruebas, por ejemplo, de que Gazprom vaya a recuperar parte de los beneficios del juego para luego utilizar los fondos para alimentar el esfuerzo bélico.

Pero para Yevgeniy Golovchenko, el juego es ante todo una víctima de la “guerra de información entre Rusia y Ucrania”. “En realidad no importa si Atomic Heart es prorruso o no, mientras este producto parezca estar vinculado a Rusia, si se convierte en un éxito, reforzará el poder blando ruso. Y eso es lo que Kiev trata de impedir”, afirma el especialista.

La honda contra este juego pretende que Rusia permanezca lo más aislada posible. Para Kiev, no sólo hay que limitar las exportaciones rusas de petróleo y gas, “sino también los productos culturales, y los videojuegos son una parte importante de esta industria”, señala Yevgeniy Golovchenko.

Los videojuegos son aún más importantes a los ojos de los ucranianos “porque existe una comunidad de profesionales del videojuego muy activa, reconocida internacionalmente y comprometida políticamente”, explica Jeff Hawn. Los creadores de uno de los videojuegos más emblemáticos de Ucrania, la serie S.T.A.L.K.E.R., han hecho repetidos llamamientos para apoyar a Ucrania frente a Rusia. Uno de los desarrolladores del juego, Volodymyr Yezhov, murió en el frente en Bajmut en diciembre de 2022.

Publicado originalmente por RFI

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