“Le falta alma”: por qué ChatGPT no reemplazará a curas ni rabinos

Por ahora, el consenso entre los clérigos es que sí, esos programas pueden escribir un sermón medianamente convincente, pero no pueden replicar la pasión de un predicador real

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El rabino Joshua Franklin  (AP Foto/Robert Bumsted)
El rabino Joshua Franklin (AP Foto/Robert Bumsted)

Entre quienes escriben sermones, existe fascinación —y cierta inquietud— por la creciente capacidad de los programas de inteligencia artificial, como ChatGPT. Por ahora, el consenso entre los clérigos es que sí, esos programas pueden escribir un sermón medianamente convincente, pero no pueden replicar la pasión de un predicador real,

“Les falta alma, no sé de qué otra manera decirlo”, explicó Hershael York, un pastor en Kentucky que también es decano de la Facultad de Teología y profesor de Predicación Cristiana en el Southern Baptist Theological Seminary (Seminario Teológico Bautista del Sur).

Los sermones están destinados a ser el núcleo de un servicio de adoración y, a menudo, son la mejor oportunidad semanal de los líderes religiosos para captar la atención de su congregación para impartir orientación teológica y moral.

York admite que algunos clérigos perezosos podrían verse tentados a usar la IA para este propósito, “pero no los grandes pastores, los que aman la predicación, los que aman a su gente”.

Un rabino de Nueva York, Joshua Franklin, le dijo recientemente a su congregación en el Centro Judío de los Hamptons que iba a dar un sermón plagiado, que trataría temas como la confianza, la vulnerabilidad y el perdón.

Al terminar, les pidió a los fieles que adivinaran quién lo había escrito. Cuando reaccionaron perplejos, reveló que el autor fue ChatGPT, luego de que usó ese programa para escribir un sermón de 1.000 palabras relacionado con la lección semanal de la Torá.

“Ahora, están aplaudiendo... estoy muerto de miedo”, comentó Franklin cuando varios congregantes aplaudieron. “Y yo creía que los camioneros iban a desaparecer mucho antes que los rabinos, en cuanto a perder nuestros empleos a manos de la inteligencia artificial”.

El rabino Joshua Franklin usa el programa de inteligencia artificial Chat GPT  (AP Photo/Robert Bumsted )
El rabino Joshua Franklin usa el programa de inteligencia artificial Chat GPT (AP Photo/Robert Bumsted )

“ChatGPT puede ser realmente bueno al sonar inteligente, pero la pregunta es, ¿puede ser empático? Y eso, al menos, todavía no. No puede”, agregó Franklin. Dijo que la IA aún tiene que desarrollar compasión y amor, y que no puede construir una comunidad y ni las relaciones humanas.

“Esas son las cosas que nos unen”, concluyó el rabino.

Rachael Keefe, una pastora en la iglesia Living Table United Church of Christ en Minneapolis, llevó a cabo un experimento similar al de Franklin. Publicó en enero un breve ensayo en sus notas pastorales en línea, abordando cómo atender la salud mental de uno mismo en medio del estrés de la temporada de fin de año.

Fue agradable, pero algo soso, y al final, Keefe reveló que el ensayo fue escrito mediante ChatGPT, no por ella misma.

“Si bien los hechos son correctos, falta algo más profundo”, escribió. “La IA no puede entender la comunidad y la inclusión y cuán importantes son estas cosas para crear una Iglesia”.

Varios miembros de la congregación le respondieron en términos similares.

“No es terrible, pero sí, estoy de acuerdo. Bastante genérico y un poco espeluznante”, escribió Douglas Federhart. “Me gusta mucho más lo que escribes tú. Viene de un ser realmente vivo, con un gran cerebro y un corazón compasivo y palpitante”.

Todd Brewer, un erudito del Nuevo Testamento y editor gerente del sitio web cristiano Mockingbird, escribió en diciembre sobre un experimento propio: le pidió a ChatGPT que escribiera un sermón de Navidad para él.

Fue muy concreto: le pidió un sermón “basado en el relato del nacimiento de Lucas, con citas de Karl Barth, Martín Lutero, Ireneo de Lyon y Barack Obama”.

Brewer escribió que “no estaba preparado” cuando ChatGPT respondió con una obra que cumplía sus criterios y que fue “mejor que varios sermones de Navidad que he escuchado a lo largo de los años”.

“La IA incluso parece entender lo que hace que el nacimiento de Jesús sea una buena noticia genuina”, agregó Brewer.

Entre quienes escriben sermones, existe fascinación —y cierta inquietud— por la creciente capacidad de los programas de inteligencia artificial, como ChatGPT
Entre quienes escriben sermones, existe fascinación —y cierta inquietud— por la creciente capacidad de los programas de inteligencia artificial, como ChatGPT

Sin embargo, el sermón de ChatGPT “carece de calidez humana”, escribió. “La predicación de la Inteligencia Artificial no puede empatizar de forma convincente con la difícil condición humana”.

Mike Glenn, pastor principal durante 32 años en la Iglesia Bautista de Brentwood, Tennessee, escribió una publicación de blog en enero después de que un asistente experto en computadoras bromeara diciendo que un programa de IA Glenn podría reemplazarlo.

“No lo creo”, escribió Glenn. “La IA nunca podrá predicar un sermón decente ¿Por qué? Porque el evangelio es más que palabras. Es la evidencia de una vida cambiada”.

“Al escuchar un sermón, lo que la congregación busca es evidencia de que el pastor ha estado con Jesús”, agregó Glenn. “La IA siempre tendrá que, literalmente, tomar las palabras de otra persona... nunca será un sermón que convenza a nadie de que venga y siga a Jesús”.

Alguien que también decidió experimentar con un ensayo en línea fue el reverendo Russell Moore, ex jefe de la división de Políticas Públicas de la Southern Baptist Convention y ahora editor en jefe de la revista evangélica Christianity Today (Cristianismo hoy). Les confió a sus lectores que su primer sermón, pronunciado a los 12 años, fue un desastre bien intencionado.

Confió a sus lectores que su primer sermón, pronunciado a los 12 años, fue un desastre bien intencionado.

“La predicación necesita a alguien que conozca el texto y pueda transmitirlo a la gente, pero no se trata sólo de transmitir información”, escribió Moore. “Cuando escuchamos la palabra predicada, no sólo estamos escuchando una palabra acerca de Dios, sino una palabra de Dios”.

“Unas noticias capaces de alterar la vida deben ser entregadas por un ser humano, en persona”, agregó. “Un chatbot puede investigar. Un chatbot puede escribir. Tal vez un chatbot pueda incluso orar, pero un chatbot no puede predicar”.

El departamento de Southern Baptist anteriormente dirigido por Moore, la Comisión de Ética y Libertad Religiosa, ha estado monitoreando los desarrollos de la inteligencia artificial durante varios años bajo la dirección de Jason Thacker, su presidente de investigación en ética tecnológica.

Él comparte la opinión de que los “pastores sabios y virtuosos” no permitirán que la nueva tecnología los disuada de la inmersión personal en la redacción de sermones. “Pero también puedo ver que se usará de forma indebida o poco ética”, agregó.

Algunos pastores jóvenes pueden volverse demasiado dependientes de estas máquinas… y no ver las imperfecciones de estas herramientas”, declaró Thacker a la agencia de noticias AP. “Muchos pastores están sobrecargados de trabajo, agotados, llenos de ansiedad... Uno puede ver por qué un pastor podría decir: ‘No puedo hacer todo lo que se supone que debo hacer’ y comenzar a hacer pasar ideas como propias”.

Hershael York, un pastor y profesor en Kentucky, sostuvo que algunos de los mejores sermones contienen elementos de angustia.

“La inteligencia artificial puede imitar eso hasta cierto punto, pero no creo que pueda transmitir la misma sensación de sufrimiento, pena y dolor que un ser humano”, afirmó. “Eso proviene de lo más profundo del corazón y del alma, eso es lo que tienen los grandes predicadores, y no creo que se pueda conseguir eso por delegación”.

(Con información de AP)

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