El router o módem es uno de los dispositivos más importantes que puede tener toda casa u oficina, teniendo en cuenta que es este el que permite tener una conexión a internet. Por más cables que se tengan, por más dinero que se pague por un buen servicio, sin un router sencillamente sería imposible alimentar de internet un sitio, a menos que se usen los datos móviles del celular. Sin embargo, esta última tampoco es una estrategia fiable, teniendo en cuenta que sería necesario que todos los dispositivos del hogar cuenten con un receptor WiFi, y muchos computadores de escritorio aún carecen de dicho hardware.
En consecuencia, es relevante darle la importancia que merece el módem en un hogar y reconocer el momento en el que es ideal cambiar este aparato, ya sea porque se agotó su vida útil o porque simplemente es necesario actualizarse a uno de última generación, que prometa contar con un mejor servicio de internet.
Ahora bien, ¿qué hacer con un router usado después de desconectarlo completamente del hogar? Algunas personas que piensan constantemente en el cuidado del planeta consideran que lo mejor para deshacerse de un módem usado no es simplemente desecharlo en la basura, sino que, dependiendo su uso, una buena alternativa es venderlo. Lo que es viejo para algunos puede ser nuevo o útil para otros, por lo que seguramente no será muy difícil encontrar un comprador para este aparato. Por supuesto, se estaría garantizando un ingreso extra (que no sería mucho), aunque también se procura por la preservación del medioambiente.
¿Qué tan peligroso es vender un router usado?
Para empezar, hay que recordar que, aunque no en la misma medida de un computador o un celular, los router también pueden guardar información. Por supuesto, a diferencia de otros dispositivos que guardan datos muy relevantes de la vida privada de las personas, los módem no pueden almacenar, por ejemplo, el historial de internet, claves, cookies, ni mucho menos fotografías o videos subidos a la nube. Aunque pareciese, este dispositivo no cuenta con una memoria tan exhaustiva como para guardar ese tipo de información.
Aunque la función principal de los modem sea la de la servir como mediador entre el operador de internet y los dispositivos a los que llegará dicha conexión, sí es importante recordar que para cumplir con este fin, este aparato puede guardar información como la configuración suministrada por la compañía que ofrece el servicio de internet, además de otros datos como el nombre de la red o la contraseña establecida para ingresar a esta.
Por esto, es importante contar con las medidas necesarias para evitar que dicha información, aunque no muy comprometedora, llegue a manos equivocadas. Lo primero es prever, y esto se logra pensando a futuro, colocando nombres de redes que no tengan mayor relación con la vida personal o contraseñas que no tengan nada que ver con sitios de internet en los que pueda estar registrado, como correos electrónicos o redes sociales.
Lo segundo, por supuesto, es actuar justo antes de finalizar la venta, y esto se logra reseteando el router, para conseguir dos cosas importantes: cuidar cualquier información que pueda tener relación directa con su vida privada, además de entregar un producto mucho más limpio al cliente, casi como recién salido de fábrica.
Para esto, todos los router cuentan con un botón de reseteo que se encuentra en la parte posterior del mismo. Solo hay que encontrar un objeto pequeño (como una aguja) y oprimirlo por unos cuántos segundos. Esto iniciará el proceso de restauración y hará que el módem regrese a su configuración inicial.
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