Para las personas nacidas antes de 2006, el conocimiento que se tenía sobre el sistema solar y su número de integrantes, es muy diferente al de aquellos nacidos después de ese año. En los antiguos textos escolares, era claro que existían nueve planetas que giraban alrededor del Sol, siendo su orden, de acuerdo a la cercanía con esta estrella, el siguiente:
Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.
Sin embargo, después del 24 de agosto de 2006, la historia se partió en dos, y el mágico número de “nueve planetas” se redujo a solo ocho luego de que las autoridades astronómicas internacionales decidieron descender a Plutón a la categoría de un planeta enano o plutoide.
Hoy, hace 15 años, la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés) decidió que Plutón no podría considerarse un planeta debido a que este no cumple con unos términos de categorización, polémicos de por sí, con los que sí cumplen los otros ocho cuerpo celestes cuyas órbitas giran alrededor del Sol.
¿Cómo se define lo que es o no un planeta?
En 2006 se desarrolló la Asamblea General de la IAU, en la ciudad de Praga, República Checa, en la que se establecieron las nuevas características que definen si un cuerpo celeste puede o no ser categorizado como un planeta. En síntesis, el organismo internacional indicó que, a partir de esa reunión, se consideraría como planeta todo objeto que:
1. Orbite alrededor del Sol.
2. Su forma sea redonda (o cuasi redonda).
3. Que tenga una dominancia orbital, es decir, que no se choque con ningún otro objeto en medio de su órbita.
Tristemente, Plutón obtuvo una calificación de 3,33 sobre cinco, ya que cumple con dos de las tres condiciones: orbita alrededor del Sol y cuenta con una forma redonda; sin embargo, al superponerse a la órbita de Neptuno, es claro que no cuenta con una dominancia orbital, lo que hizo que los científicos lo degradaran a la categoría de planeta enano.
De hecho, es tal el impacto que tuvo esta nueva forma de clasificación sobre Plutón que no solo se degrado su “rango”, sino que incluso, es considerado también como un “objeto transneptuniano”, asegurando que tiene cierta dependencia de Neptuno.
¿Crónica de una degradación anunciada?
No obstante, desde su descubrimiento en 1930 por el astrónomo estadounidense Clyde Tombaugh, hasta el 23 de agosto de 2006 (un día antes de su “caída”), hubo muchos intentos previos de “descategorizar” a Plutón impulsados por astrónomos que incluso se atrevieron a decir que, con base en su tamaño y cercanía con la órbita neptuniana, este cuerpo celeste fue en algún momento un satélite de Neptuno, tal como la Luna lo es de la Tierra; solo que una desviación en su velocidad lo alejó del que ahora es considerado como el planeta más lejano del Sol. Afortunadamente para Plutón, esta teoría fue descartada en la década de los 70, y pudo mantener su rango por algunos años más.
Ahora bien, las investigaciones en contra de Plutón y las hipótesis de los errores en su categorización no se detuvieron, y no fue sino hasta 2003 que se dio el puntapié para dar con el inicio del fin de esta historia.
Solo cuatro años después de iniciar el nuevo milenio, el profesor del Instituto de Tecnología de California, Mike Brown, descubrió muy cerca de la órbita de Neptuno otro planeta enano que, de hecho, era un poco más grande que Plutón, el cual fue nombrado Eris. Esta característica, más el hecho de considerar que, tanto este nuevo cuerpo como Plutón no serían los únicos de su especie flotando por el espacio, fue lo que dio el argumento final a los científicos para creer que “el noveno planeta del sistema solar” no debería ser considerado como tal.
Por esto, Brown ha sido tildado como “El hombre que mató a Plutón”, pues su descubrimiento fue el que terminó hundiéndolo a la denominación de “planeta enano transneptuniano del sistema solar”.
SEGUIR LEYENDO