Como a millones de personas, la pandemia le dio un giro de 180 grados a su vida. Ya venía trabajando como creador de contenidos en internet pero el encierro sumó mucha audiencia fiel y una dedicación completa a lo que se convirtió en su único trabajo. Damián Kuc es chaqueño, vive en la ciudad de Resistencia, estudió criminalística y no se mostraba, al principio, en sus videos por timidez. Por eso, su perra Minerva fue la primera en salir en cámara en las redes sociales y le permitió, de a poco, comenzar a mostrarse.
Kuc hoy tiene más de 1,3 millones de suscriptores en su canal de YouTube, que lleva su nombre y que abrió a fines de 2018. Con su ciclo “Historias innecesarias”, crea pequeños documentales de entre 10 y 35 minutos, aproximadamente, en donde, con un gran trabajo de archivo —gracias a internet— aborda y analiza casos de crímenes, o el atentado a la AMIA o la masacre de Cromañón. También, la vida de Ricardo Fort.
Por estos días, precisamente, el youtuber está de visita en Buenos Aires, debido al estreno de “Basta Chicos”, un podcast original de Spotify que conduce sobre la vida de Fort, protagonista de miles de memes en internet. Se muestra encantado con el proyecto y dice que es “el mejor trabajo de su vida”.
Infobae entrevistó al joven chaqueño de 25 años que ha sido columnista de un programa radial que resultó ser un ícono pop de la generación millennial (“Últimos cartuchos” en Vorterix, conducido por Migue Granados y Martín Garabal). El camino de la creación de contenidos, su opinión de la televisión y la transición a nuevas plataformas, la necesidad de armar un equipo para crecer y por qué no piensa mudarse de Chaco hacia Buenos Aires.
—¿Qué es lo que más te llama la atención de Buenos Aires?
—Me encanta venir como turista, me parece la mejor manera de venir. Vengo una semana o dos, y veo qué hay. Me gusta ese plan y que siempre hay algo para hacer. En esta ocasión, como vine en el marco del estreno del podcast, aproveché y me encontré con amigos de internet, y está bueno ponerle voz y cara en la vida real a la gente con la que estás hablando por Twitch, Instagram o por WhatsApp todo el tiempo.
—¿Qué es lo que más le va a gustar a la audiencia de “Basta chicos”, el podcast sobre Fort?
—En el podcast hacemos un gran análisis sobre el consumo de contenidos, sobre los medios. Abarca el mundo de la tele, lo mediático, lo que es hacer rating, lo que es una celebrity. Hablamos con mucha gente y un poco se caen algunos mitos de la televisión.
—¿Y qué crees que pasará con la televisión?
—No me animaría a decir qué va a pasar con la tele porque creo que es hacer futurología, pero creo que en este último tiempo, en estos últimos meses sobre todo, estamos presenciando esa transición de cómo la gente deja de consumir programas que antes tenían una absurda cantidad de rating, y de repente lo dejan de tener. Vemos cómo la gente comienza a migrar a otras plataformas, hacia YouTube, Twitch, o lo que sea. Estamos viendo y presenciando para mí, esa transición de cómo el público comienza a no irse en masa, sino a dividirse, a empezar a interesarse en los tópicos que le interesan.
—¿Cómo nació “Historias Innecesarias”?
— Nació en Instagram con videos cortos, donde contaba historias bastante innecesarias como la historia de Tita y Rhodesia, la historia del bidet, del papel higiénico o ritos fúnebres alrededor del mundo. Pero eran muy cortitas, no más de 3 minutos, la más larga llegaba a 5. Con el tiempo, migré ese contenido a YouTube, que es una plataforma en donde la gente está dispuesta a ver contenido más largo, no les molesta, no es como Instagram, que mientras más corto mejor. Bueno, hasta que llegó TikTok, y se llegó a límites absurdos, con lo fugaz del contenido, pero ése es otro tema. Hoy los videos se transformaron en mini documentales, que siempre fue un poco la idea. Salen todos los domingos y se transformaron en mi laburo, que es básicamente una locura, que no lo pensaba, pero pasó.
—¿Cómo era tu set de grabación al principio y cómo es hoy?
—Hace muy poco un amigo me envió una foto que yo le había enviado de mi estudio cuando recién lo había armado. Y era una mesita muy chiquita, una notebook que sigue andando al día de hoy muy pésimo, que se tildaba a cada rato, una palmerita muy chiquita de maceta arriba del escritorio, y una silla que estaba destrozada, no daba más. Pero porque la mayoría de mis videos iban para Instagram, entonces no era muy necesario. Con el tiempo, con la pandemia, el canal de YouTube empezó a funcionar, fui profesionalizando un poco todo. Fui invirtiendo en paneles acústicos para que no haya eco, un micrófono para mejorar el audio, una computadora para poder editar mejor, una silla para no estar con la espalda destrozada de estar tantas horas sentado, un escritorio un poco más grande para que no se me caigan las cosas. Fui progresando y actualmente, ya está siendo desarmado porque me mudo en una semana a un nuevo departamento. Me fui de la casa de mis viejos y básicamente, llevo el estudio y se viene un estudio renovado, optimizado para el streaming y para poder grabar de una forma un poco más práctica.
—¿Cuánto tiempo te lleva guionar los videos de tu canal, grabarlos y editarlos?
—Depende de cada tema. Hay videos que me llevan una semana entera, hay videos que los vengo planeando hace mucho tiempo porque requieren una investigación un poco más profunda, y los hago en el transcurso de todo un mes. Desde este año contraté dos editores, que los adoro y fue la mejor decisión. Hacen un laburo espectacular. Me di cuenta que yo solo no podía lograr lo que quería, que era que todo tuviera un mismo estilo, que tenga una coherencia estética, el mismo color… Aprendí a delegar, y es muy difícil delegar la creación de uno.
—¿Cuán fanático sos de las métricas de tus contenidos?
—Soy bastante fanático de las métricas, aunque hay muchas que no las entiendo pero igualmente me gusta verlas y tratar de entenderlas. Me gusta mucho ver por qué la gente decidió ver más este video que este otro, por qué en este video la gente se fue a los 5 minutos, y en este otro se bancó 10, cuántas publicidades vieron, si les molesta la publicidad, si hay que bajar la cantidad de publicidades, o si se puede subir para monetizar más, o sacarle un poco de monetización a un video. Me encanta entender el comportamiento de la gente en relación a mi contenido.
—¿Se puede vivir de ser creador de contenido?
— Sí, se puede vivir de ser creador de contenido en general. En mi caso hablo de YouTube que es la plataforma que curto, pero sé que hay gente en Twitch y en diferentes plataformas. Por supuesto que ahí entramos en diferentes aristas, si la plataforma te paga o no te paga. Por ejemplo, en el caso de YouTube y Twitch hay un pago de la plataforma. YouTube te paga por los anuncios que aparecen en los videos. Twitch también pero también la gente se puede suscribir y darte otro ingreso. Después, todo lo opuesto, con Instagram que no te da un peso, y ya dependes de los arreglos externos que hagas con una marca o algo similar. Hay que tener constancia e ir entendiendo qué gusta, qué no gusta, ir dándole los giros correctos o incorrectos, para saber por dónde ir. Para mí algo muy lindo de hoy en día, producto de la pandemia, es que aparecieron tantos creadores de contenido, incluido yo, que ya no es necesario como antes tener un súper caudal de visitas para poder recibir un ingreso considerable de estas plataformas o al menos de YouTube. Se hizo un poco más democrático, creo que hay un camino por recorrer, para que sea más accesible a todas las personas.
— ¿Te ves viviendo en otro lugar que no sea Resistencia?
— Por el momento, no. Sobre todo porque logré acomodarme en mis tiempos, encontré la forma sana y saludable de hacer lo que hago, sin quemarme la cabeza, sin enloquecerme. Me gustaría poder disfrutarlo y estar tranquilo. Y además me voy a vivir solo, firmé un contrato por 3 años, me independicé. Tampoco me gusta planificar a futuro.
—¿Cómo es la relación con tu perra a quien tu audiencia conoce muy bien?
—La relación con Minerva es espectacular. La amo. Empecé a hacer contenido con ella porque no me animaba a filmarme la cara, entonces la grababa a ella cuando rompía cosas de casa. De a poco me animé a aparecer con ella, y a la gente le encantaba. Fue mi puntapié para meterme en el mundo de las redes.
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