La pandemia por covid-19, más que una crisis sanitaria que tocó a gran parte del mundo, también se puede definir como el detonante de una crisis social y política que obligó al ser humano a reinventarse lejos del contacto físico, pues tuvo que limitarse debido al aislamiento establecido por varios gobiernos como forma de contrarrestar la propagación del virus.
Las consecuencias, sin embargo, hubiesen sido más desastrosas sino existieran las nuevas tecnologías. Aunque vistas muchas veces como un mal necesario, en este último año y medio el acceso a un computador o un celular fue uno de los privilegios más deseados, especialmente en el mundo laboral y académico. Tecnologías como las videollamadas, representadas en aplicaciones como Google Meet, Microsoft Teams o Zoom, fueron la salvación de un mundo que pudo mantenerse vigente a través de la virtualidad.
Ahora bien, tal como funciona en el mundo real, mientras más leyes y seguridad existen, más formas encuentran los hackers para poder violarlas. En el caso de las plataformas para videoconferencias, son muchos los casos en los que personas sin invitación alguna terminan haciendo presencia en las reuniones laborales, educativas o privadas, creando un ambiente de incomodidad y, algunas veces, de miedo entre los asistentes.
Pensando en esto, Zoom creó un documento donde indica de forma detallada los errores cometidos por los anfitriones de una reunión, que pueden derivar en que personas indeseadas aparezcan sin previo aviso en la misma; así como algunos trucos para proteger las llamadas y evitar al máximo que este tipo de individuos ingresen a las salas virtuales sin previa autorización.
Para empezar, la compañía asegura que el principal error que cometen las personas es que, sin darse cuenta o de forma muy ingenua, publican o comparten a cuanto ser humano conocen el código o enlace de una reunión, lo que, por supuesto, genera de entrada una ruptura en la seguridad de la llamada, incluso antes de que esta comience.
“Las interrupciones suelen producirse cuando la información de la reunión se hace pública. Un usuario puede publicar el enlace de una reunión privada en las redes sociales, compartir la información de su aula virtual, etc. Cuando estos enlaces están en las redes sociales u otros foros públicos, su reunión es completamente pública, y cualquiera que tenga el enlace puede unirse a ella”, explica la empresa.
Otro error importante es que algunos cibernautas usan el ID personal de la reunión en medio de un evento virtual al que pueden asistir docenas de desconocidos. También conocido como PMI, este código, que representa la sala virtual propia de cada persona, “es básicamente una reunión continua”, por lo que hacerlo público “permitiría a cualquier persona ajena colarse en su espacio virtual personal una vez que la reunión designada haya finalizado”.
Así puede decir “no” a los intrusos
Sabiendo cuáles son los dos grandes problemas “lógicos” por los que desconocidos pueden acceder fácilmente a reuniones privadas, ahora es momento de asegurarse no solo de no caer en dichos errores, sino de blindar cada reunión para reducir al máximo los “huecos” por los que pueda inmiscuirse algún intruso.
Lo primero que se debe hacer es configurar la llamada para solo los usuarios previamente registrados puedan acceder a esta. Con esta opción, cualquier persona que quiera unirse a la reunión tendrá que hacerlo con el correo electrónico al que fue enviado la invitación; de esta forma, se protege la sala y se puede tener un conteo exacto de las personas que pueden estar en la misma.
También se puede bloquear la reunión. “Al bloquear una reunión de Zoom que ya haya comenzado, no pueden unirse nuevos participantes, incluso aunque dispongan del ID y la clave de acceso de la reunión. Solo tiene que hacer clic en el icono Seguridad de la parte inferior de la ventana de Zoom. En la ventana emergente, haga clic en el botón Bloquear reunión”, señala Zoom.
Otras opciones que pueden servir:
1. Crear un código de acceso que solo compartirá en privado con las personas a las que quiere invitar.
2. Habilitar la sala de espera para poder verificar la identidad de una persona, justo antes de que pueda ingresar a la reunión. En caso de no ser conocida, simplemente se niega su acceso y así se protege la seguridad de los participantes que ya se encuentran reunidos.
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