Para nadie es un secreto que las redes sociales narran y guardan gran parte de la vida personal y privada de las personas, y no solo aquella información a la que los internautas están dispuestos a suministrar, sino también a los datos que están ofreciendo sin siquiera darse cuenta.
Uno de los ejemplos más populares siempre será Facebook. Esta empresa, considerada como la reina de las redes sociales, desde hace muchos años decidió centrar su plan de negocios en el rastreo de las personas por medio de la publicidad que estas consumen cuando ingresan a esta plataforma.
Los productos que busca y por los que muestra deseo cualquiera de sus usuarios revela una cantidad impresionante de información sobre esa persona, con la que los publicistas, con ayuda del mismo Facebook, ingresan al internauta a un círculo vicioso de transmisión de datos: el usuario consume una publicidad, la acepta y compra el producto. Facebook se entera de esta información y avisa a otros anunciantes sobre esta compra, lo que deriva en nueva publicidad de productos similares al adquirido. La persona muestra interés por otro producto, lo compra y vuelve a iniciar el ciclo.
Sin embargo, la estrategia no solo recolecta gustos o intereses de los usuarios, también tiene en su base de datos información privada que de una u otra forma termina llegando a las empresas que empiezan a enfocar su publicidad, por ejemplo, en el equipo de fútbol del que se es hincha, juguetes que pueden gustar a sus hijos, la ropa para el regalo de cumpleaños de la mamá o el collar para el perro.
Son datos que, sin darse cuenta, están presentes en Facebook y que la red social aprovecha para vender a los anunciantes.
Ahora bien, en los últimos años las leyes internacionales se han mostrado muy estrictas frente a la privacidad, por lo que Facebook decidió tomar cartas en el asunto y decir “no más” a este tipo de estrategias dentro de su plataforma.
De acuerdo con Grahan Mudd, vicepresidente de marketing de productos de Facebook, los desarrolladores de esta plataforma ya están trabajando en la restructuración de los anuncios y la forma en la que estos funcionará dentro de Facebook, sin necesidad de que atenten contra la privacidad de los usuarios.
“Definitivamente vemos que la personalización (de los anuncios) evolucionará de manera muy significativa en el transcurso de los próximos cinco años (…) Y que invertir mucho antes de eso beneficiará a todos nuestros clientes y nos permitirá ayudar a dar forma a ese estado futuro del ecosistema de anuncios”, explicó Mudd en entrevista con el portal especializado The Verge.
Una gran parte de la construcción para ese futuro es desarrollar nuevas tecnologías que mejoren la privacidad y que nos permitan hacer el tipo de cosas que hemos hecho en el pasado, como la medición y la optimización de anuncios, pero de una manera mucho más consciente de la privacidad, que no permita que ninguna de las partes, el anunciante o la plataforma publicitaria, en este caso Facebook, obtenga nueva información sobre usuarios individuales.
Siguiendo los pasos de Google
Ahora bien, Facebook no es la única plataforma que está replanteando la forma de hacer de su negocio una red menos invasiva con la información privada de las personas. En semanas anteriores, Google anunció que sus desarrolladores están dando los últimos retoques a una actualización de Google Chrome, en la que el famoso navegador web les dirá “adiós” a las famosas cookies.
Cabe recordar que, con las cookies las compañías pueden filtrar su publicidad entre los gustos de cada persona y otras características un poco más privadas: dirección, sexo, número de IP, tipo y marca de dispositivo electrónico desde el que se conecta, duración de cada sesión y hasta la hora en que ingresa a la red.
Pensando en esto, Google aseguró que para finales de 2023 las cookies ya no serán parte de Chrome, con el fin de lograr que los internautas sientan mucha más seguridad al momento de navegar por su red.
No obstante, cabe recordar que esta fecha es consecuencia de un retraso en el proyecto de Google, pues en un principio se esperaba que fuera a principios de 2022 que se retiraran del todo las cookies de Chrome, aunque para la empresa lo mejor es esperar un poco más pensando en los anunciantes y en la forma en que se adaptarán a este cambio.
“Pese a los considerables avances realizados, resulta evidente que todo el ecosistema necesita más tiempo para llevar a cabo este proceso como es debido (…) Debemos avanzar a un ritmo responsable, concediendo el tiempo suficiente para que se discutan públicamente las soluciones más idóneas y para que los editores y el sector publicitario puedan migrar sus servicios”, explicó Vinay Goel, director de Ingeniería de Privacidad de Google.
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