Internet es una de las herramientas tecnológicas más importantes de las últimas décadas, misma que poco a poco ha ido permeando la vida de todas las personas en casi todas sus facetas. Sin embargo, así como hay gente buena andando por la red, también hay quienes buscan hacer daño con sus actitudes, tanto dentro como fuera de la red.
Por esto, en los últimos años se ha venido hablando de un término que cada día cobra más fuerza y que, infortunadamente, sirve para describir el comportamiento de varios delincuentes en la red: el online grooming. De acuerdo con Save the Children, el grooming es una forma “delictiva de acoso que implica a un adulto que se pone en contacto con un niño, niña o adolescente con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual”; y en el caso del online grooming, solo se puede decir que es el acoso o abuso sexual llevado a la red.
Así, la ONG internacional explica que este delito tiene varios escalones o niveles de interacción entre el acosador y su víctima, comenzando por un simple contacto en internet (especialmente en redes sociales), pasando por charlas sexuales hasta conseguir que el menor comparta material íntimo o, aún peor, que se cite con el delincuente para mantener un encuentro sexual.
“En el caso del online grooming el abusador envía, a través de un medio tecnológico, material sexual al niño o niña. Además, se suele hacer pasar por menor y adapta el lenguaje a la edad de la víctima. Es una violencia igual de real que la física, pero de la que no se puede huir”, explicó de forma detallada Save the Children.
Igualmente, desde la organización indicaron que el online grooming puede llegar a afectar a uno de cada cinco niños, niñas o adolescentes, y que el 15 % de ellos puede sufrirlo en más de una ocasión, siendo la edad de los 15 años en la que la mayoría lo sufrió por primera vez.
Cuidado parental
El sharenting es una tendencia que se ha registrado con fuerza en los últimos años, la cual define la actitud de algunas personas por compartir de forma indiscriminada, y muchas veces descontrolada, imágenes o videos de sus hijos o de familiares menores de edad en redes sociales.
De acuerdo con un estudio de 2019 realizado en Reino Unido, el 89 % de los padres suele publicar contenidos recurrentes en los que sus hijos son los protagonistas; mientras que una encuesta de Microsoft reveló que el 42 % de los niños, niñas o adolescentes que son sometidos a estas prácticas sienten vergüenza por dichas publicaciones.
Ahora bien, además de lo que puedan sentir los menores (que es un punto de gran relevancia), cabe señalar que el sharenting es una herramienta que pueden utilizar los acosadores de menores, y tomar las redes sociales como “catálogo” de las que podrían ser sus próximas víctimas.
Por esto, es importante evitar al máximo publicar las siguientes fotografías de los niños:
De su cara: En la mayoría de perfiles de redes sociales existen carpetas enteras con fotos de niños en las que se puede ver de forma explícita cada uno de los detalles de su rostro. Esto, además de poner en evidencia la existencia del pequeño, es un abuso a su privacidad.
Con poca ropa: Aunque los niños se vean bonitos en vestido de baño, publicar fotografías de ellos en estas circunstancias es sumamente peligroso. Se ha demostrado que existen páginas que comercian con este tipo de imágenes y hasta ofertan a los niños antes de intentar capturarlos.
En uniforme: Así como lo hace su cara, el uniforme puede ofrecer mucha información valiosa de los niños a los abusadores. Saber dónde estudia es un dato revelador ya que puede servir para ubicar a los menores en horas en que los padres o acudientes no se encuentran cerca de ellos.
Que sean tema de burla: Este es un punto esencial debido a la delgada línea que separa el pasar un buen momento y condenar a los más pequeños de la casa a situaciones de matoneo en las redes. Los niños son muy efusivos y genuinos, sin embargo, no es necesario que cada una de sus ocurrencias deba parar en internet.
Que muestren sitios comunes: Por último, es recomendable no fotografiar (o al menos no publicar), imágenes de niños en sitios que frecuente: parques, restaurantes, frente a la casa o apartamento.
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