Estar o no estar en la nube es una discusión que, según muchos especialistas, quedó obsoleta. Quedarse fuera de ella no es una variable posible y la obligación de subirse a la virtualidad solo le deja, a los responsables de las empresas, dos interrogantes en puerta: cómo hacerlo y cuándo.
“La nube es lo que se usa para expresar lo que se guarda en algún lugar tecnológico que nadie sabe dónde queda, pero todos saben que es”, sostuvo Matías Arturo, líder Regional de Estrategia de Accenture.
En la misma línea, Pamela Scheurer, Co- fundadora y CTO de Nubimetrics, la definió: “La nube es una granja de servidores en algún lugar del mundo que virtualiza todo su potencial. Es un recurso que existe, es ilimitado y es seguro. Tiene mucho espacio de almacenamiento y es uno de esos grandes recursos que permitió que un montón de empresas y emprendimientos pueden surgir”.
El desafío que más preocupa a las empresas es, entonces, entender de qué se trata y cómo subirse a ella. Aunque pasar toda la logística de una empresa a la virtualidad parece un proceso engorroso y complejo, en realidad es más cotidiano de lo que se cree.
“El que usa Dropbox o usa Gmail o Drive, ya está utilizando ese espacio virtual del que tanto se habla”, sostuvo Scheurer.
El camino digital
La clave para lograr esa inevitable migración de la información plasmada en papel a estas granjas digitales distribuidas en puntos estratégicos del planeta, está en realizar un proceso con convicción y en etapas.
“Es necesario, en primer lugar, planificar cuáles son los recursos críticos que deben migar a la nube. Y pensar ese proceso por etapas, enfocándose siempre en la seguridad”, explicó Scheurer.
“También es importante no enamorarse de ningún proveedor y, mucho más, si se trata de una empresa grande porque hay muchos servidores que están muy interesados en pasar empresas de la nada a la nube. Por eso es importante recibir las ofertas”, explicó la especialista.
El último paso, y no por ello menos importante, es el convencimiento: todo el equipo de trabajo debe estar seguro de querer llevar ese proceso adelante.
“La nube nos ayuda a tener distancia, a ahorrar costos y a trabajar de manera remota. Todo esto solo se pueden aprovechar cuando las organizaciones logran cambiar su forma de trabajar y de pensar”, concluyó la profesional.
Para el Fondo Económico Mundial, el proceso de transformación que están viviendo las empresas y que se vio acelerado con la llegada de la pandemia y la necesidad de implementar el trabajo a distancia, es un gran reseteo de todo lo conocido hasta el momento.
“Es un gran reseteo mundial. Que por suerte nos encuentra con un riesgo que se ha minimizado mucho. Antes el riesgo era el robo, la pérdida o la destrucción de los equipos, hoy el equipo es solo un medio para llegar a la información. Los datos son tuyos y están guardados en archivos encriptado. Estás alquilando un espacio virtual propio”, concluyó Arturo.