Amnistía Internacional presentó un informe donde da cuenta de la violencia online ejercida contra las mujeres en la Argentina durante el debate por la legalización del aborto en el país (IVE). En el marco de ese análisis se evalúa el impacto que esto tuvo en esas mujeres, a nivel personal, social y laboral. El estudio plantea la necesidad de asegurar que se dé un espacio de debate sano que no cercene la libertad de expresión.
Según este reporte, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia en las redes sociales en Argentina. Un 26% de esas mujeres recibió amenazas directas y/o indirectas de violencia psicológica o sexual: un 59% manifestó que fue objeto de mensajes sexuales y misóginos, en tanto que un 34% recibió mensajes con lenguaje o comentarios abusivos en general.
Y durante el debate por la legalización del aborto, las encuestadas advirtieron que el lenguaje abusivo aumentó un 42%; las amenazas psicológicas de violencia sexual, un 12%; los comentarios racistas, un 14%; y los comentarios homofóbicos o transfóbicos, un 15%.
Cómo se hizo el informe
Para este estudio se hizo un análisis cuantitativo de una selección de conversaciones e interacciones en Twitter: fueron seleccionados 332.112 tuits y 24 perfiles que mostraron una actividad importante durante el debate público sobre el aborto en 2018.
A su vez, Amnistía realizó una encuesta a 1.200 mujeres, de 18 a 55 años de edad, en todo el país. A esto se sumó un análisis en profundidad de los testimonios de 18 referentes (legisladoras, activistas, actrices, periodistas y escritoras) que tuvieron un rol protagónico en el debate sobre el aborto.
Las redes sociales: entre la libertad de expresión y las amenazas
Las redes sociales se han convertido en un canal para expresar ideas, conectarse y coordinar acciones. Según el informe de Amnistía, el 28% de las mujeres de todo el país participó del debate por la legalización del aborto en las redes sociales en 2018. Del universo de mujeres encuestadas, el 58% dijo estar de acuerdo con la legalización del aborto.
“Los corazones verdes se volvieron un símbolo del activismo online y ganaron protagonismo entre los mensajes y los nombres de perfil de quienes se pronunciaban a favor de la legalización de la IVE”, se menciona en el informe.
Si bien Twitter no es la red social más popular en la Argentina (hay 4,2 millones de usuarios en el país), tuvo un rol vital en la articulación de reclamos y acciones en pos de la defensa de los derechos de la mujer. El surgimiento de #NiUnaMenos o #MeToo son dos ejemplos emblemáticos del papel que adquirió esta plataforma en relación a estas temáticas.
Las consecuencias de la violencia
A raíz de las agresiones recibidas, las mujeres encuestadas decidieron adoptar nuevas estrategias de cuidado personal para evitar que tanto ellas como sus familias fueran objeto de mayores actos de violencia.
Como parte de esas estrategias decidieron incrementar los niveles de seguridad y privacidad en la configuración de sus perfiles en las redes sociales, así como espaciar la participación y abstenerse de responder o discutir con los agresores.
Algunas de las encuestadas también contaron que estas formas de violencias repercutieron negativamente en su salud: un 36% tuvo ataques de pánico, estrés o ansiedad y un 35% pérdida de autoestima o confianza. Por otra parte, un 34% de las encuestadas confesó haber tenido miedo al salir y un 33% identificó haber atravesado un período de aislamiento psicológico.
Los testimonios
Tal como se mencionó anteriormente, en el marco de este informe se incluyeron los testimonios de 18 mujeres que cumplieron un rol clave durante el debate. Ellas compartieron cómo vivieron las agresiones, los tipos de maltratos que recibieron y el impacto que tuvo en ellas.
Algunos de los insultos y agresiones dirigidas hacia las entrevistadas incluyen términos como “asesinas”, “matás bebes”, “putas”, “feminazis”, “hacete coger”, “gorda”, “criminal”, “hay que cogérselas a todas”, “femihumo” “tarada femichota”, “mala madre”, “me gustaría cruzarme con tu hija para romperle la cabeza y que veas lo que se siente”, “negra sucia” y “conchuda”.
Las periodistas Gisele Sousa Días y Mariana Iglesias, que se desempeñan como editoras de género en Infobae y Clarín respectivamente relataron haber recibido amenazas por correo electrónico. “Cuidate la espalda”, fue una de las amenazas que recibió Gisele; en tanto que Mariana recibió correos que decían: “Cortala con tus notas porque nos vamos a enojar”.
Mabel Bianco, presidenta de la fundación FEIM, recordó que, durante los meses previos al debate, recibió en varias ocasiones cartas que incluían collages con fotos de ella y referencias a sus distintas apariciones vinculadas al aborto con comentarios negativos. Bianco sostuvo que ese material lo hicieron circular por las redes sociales, tratando de deslegitimarla e incitando a la agresión.
La actriz Jazmín Stuart reconoció haber sufrido doxing, tal como se denomina a la acción de difundir información privada a una plataforma pública, sin el consentimiento de la persona en cuestión, con el fin de alarmar o afectar a esa persona.
En este sentido, la actriz contó que publicaron sus datos personales (DNI, dirección, teléfono) desde una cuenta anónima “como una manera de decir que saben dónde vivo y que tienen mis datos”, dijo. A raíz de esta situación, cambió su domicilio y consultó a su abogado para ver qué otras medidas tomar.
“Los mecanismos de autorregulación de las empresas no funcionan porque pasan cosas que no deberían ocurrir. Los ataques brutales, personalizados contra alguien no deberían ocurrir”, reflexionó Ingrid Beck, periodista y fundadora de la revista Barcelona.
La escritora Claudia Piñeiro relató varias situaciones de violencia de las que fue víctima. “Desde tratarte de estúpida, asesina, y, por ejemplo, mandarte fotos de un Falcon verde diciendo: ‘¿se olvidaron de esto?’ como diciendo ´te vamos a pasar a buscar con un Falcon verde´ [hasta] enviarte fotos de fetos ensangrentados en el caso del aborto”
Virginia Godoy “Señorita Bimbo”, que es comediante y conductora de radio en Futurock también mencionó que recibió mensajes reiterados y coordinados con contenido abusivo que exhibían patrones de acoso específico.
“Es interesante destacar que este tipo de discurso violento fue más elevado en los casos de algunas de las referentes analizadas que participaron activamente a favor de la sanción del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. El caso de Victoria Donda es paradigmático: casi cuatro de cada diez menciones (tuits originales o retuits) durante el lapso relevado contenían agravios amenazas, maltrato y hostigamiento”, se menciona en el reporte.
“En el mundo virtual se puede llegar a niveles de agresividad y de falta de ética [altos] porque no hay una percepción del daño que producen las redes. Y muchas veces (…) en quien lo recibe es un daño hasta físico, físico-psíquico, problemas de insomnio, ansiolíticos por las reacciones en las redes porque pusiste un tuit y salen a matarte con ese tuit”, analizó Diana Maffía, doctora en Filosofía y directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires.
Reflexiones y recomendaciones
El informe busca visibilizar la violencia online que sufrieron las mujeres por el mero hecho de expresar su opinión. A partir de la identificación de estos patrones de conductas se busca alertar y proteger a las mujeres sobre las violencias que, por medio de hostigamientos y amenazas, terminan coartando su libertad de expresión.
El estudio subraya que el Estado es responsable de garantizar la plena vigencia de los derechos humanos. Y en ese sentido, le corresponde asegurar que las personas puedan ejercer libremente la libertad de expresión, sin ser sometidos a discriminación ni violencia.
“A su vez, las empresas dueñas de las plataformas de redes sociales digitales deben respetar los marcos normativos vigentes, evaluar cómo sus políticas y prácticas afectan estos derechos y ser transparentes sobre las medidas adoptadas para cumplir con sus responsabilidades hacia los derechos humanos”, se menciona. Cabe destacar que del total de las mujeres encuestadas, una de cada tres consideró la respuesta de las plataformas a sus pedidos inadecuada.
El informe completo:
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