“La digitalización no pasa sólo por la tecnología, sino por cambiar la mentalidad de la gente”, aseguró Marten Kaevats, asesor digital del gobierno de Estonia, al iniciar su charla en Deep Digital, el evento de transformación digital que se llevó a cabo, dura toda la jornada de hoy en la Usina del Arte.
Estonia fue catalogado por medios y especialistas en innovación, como el país más digital del mundo. “En Estonia se pueden hacer todos los trámites online, menos casarse, divorciarse o comprar propiedades. Declarar mis impuestos me lleva menos de 15 minutos”, dijo Kaevats. El camino hasta llegar acá no fue inmediato ni mágico: fueron 25 años de procesos que, repite una vez más, no sólo implicó la adopción de nuevas tecnologías sino un cambio en la forma de pensar de los ciudadanos.
“La inteligencia artificial es solo una herramienta. Tenemos que entender por qué la usamos y cómo ayuda a mejorar nuestra vida. En Estonia cambiamos la forma de pensar de la gente: de papel a digital”, subrayó.
El 46,7% de los ciudadanos vota online (el resto lo hace en papel por decisión), el 99% de los servicios del estado están digitalizados y el 98% de los ciudadanos tiene un documento digital.
El punto de inflexión fue cuando, en 1997, decidieron adoptar un gobierno digital con el objetivo de mejorar la competitividad del estado, reducir los tiempos de trámites y mejorar el bienestar de la gente.
A partir de allí se comenzaron a hacer una serie de cambios que llegan hasta hoy, además de una serie de proyecciones para el futuro. La punta del ovillo fue empezar con la modernización en educación, dijo Kaevats, al ser consultado por Infobae, luego de su charla, sobre los pasos que llevaron a este cambio.
Estonia comenzó a proporcionar conectividad y computadoras en los colegios hacia fines de los años noventa y para el año 2.000 todas las escuelas estaban online. A su vez, el gobierno en aquel entonces ya comenzó a proveer capacitación digital para adultos.
En 2002, el país lanzó un sistema de identificación digital, que consiste en un documento de identidad con un chip con información y un cifrado de clave pública ECC de 384 bits. Este DNI no es simplemente la digitalización de un documento físico, como ocurre en la Argentina o en otros países, sino que es un sistema que proporciona acceso digital a todos los servicios online que ofrece Estonia para sus ciudadanos que van desde el acceso al sistema de salud, la posibilidad de votar, pagar impuestos o acceder al banco, entre otras cuestiones.
Identidad digital segura
Cualquier sociedad digital debe tener una identidad única de usuario, dijo Kaevats. Y explicó que esta identidad digital debe ser robusta y segura. En este sentido, explicó que ese ID digital que recibe el ciudadano al nacer es público y que se puede usar para hacer trámites de todo tipo.
Así, por ejemplo, podría actualizar su registro de conducir con ese ID pero el sistema no vincula ese ID con su nombre, apellido, fecha de nacimiento o domicilio. Esa información está protegida, explicó.
“En Estonia no hay un servidor centralizado. No tenemos un Gran Hermano”, subrayó Kaevats. Y añadió: “Tenemos una arquitectura distribuida. No ponemos todos los huevos en una misma canasta porque si esa canasta se cae se pierde todo. Por eso no hay un solo servidor centralizado.
En materia de ciberseguridad no hay que preguntarse si habrá una vulnerabilidad sino qué pasará cuando ocurra esa brecha de seguridad. De ahí la importancia de mantener una arquitectura distribuida, remarcó. También mencionó el uso de blockchain para asegurar la transparencia y fiabilidad de procesos.
Si bien ofreció una explicación técnica de procesos y no escatimó a la hora de hablar de procesos tecnológicos, concluyó con la misma máxima con la que inició su charla: “la digitalización es un cambio cultural más que tecnológico”.
La forma en que se comparte la información
A continuación habló Gustavo Giorgetti, fundador de ThinkNet, quien ahondó sobre los principios del gobierno de Estonia y explicó cómo, desde su compañía ayudó a construir un ecosistema de integración, que busca llevar los principio de transformación digital de Estonia al gobierno de Neuquén.
En Estonia se aplica el principio de Una vez o “Once only”, que implica almacenar la información del usuario de manera eficiente para que el ciudadano no tenga que volver a ingresar todos sus datos cada vez que quiere realizar un trámite.
“El sistema debe tener la información ya almacenada. Esto se logra cuando hay interoperabilidad y comunicación entre las dependencias de gobierno”, mencionó Giorgetti.
Y amplió: “En Neuquén hicimos una portal para el propio gobierno sobre la base de arquitectura compartida. Hicimos una especie de Uber de certificados, que se basa en este concepto”. Consultado por Infobae sobre esta iniciativa dijo que ya se comenzó a aplicar este sistema en 9 municipios y diversos organismos provinciales de Neuquén. Este portal de interoperabilidad permitió hacer “invisibles “al ciudadano más de 60 trámites, dijo.
La digitalización para reducir tiempos y burocracia
La apertura del evento estuvo a cargo de Sabina Schneider, directora de Soluciones en Globant, que compartió el caso de una iniciativa de digitalización que realizaron para la policía metropolitana de Londres. La idea era encontrar una solución para que redujeran los tiempos que pasaban llenando formularios y reportes. Es decir: agilizar esos procesos burocráticos.
“Así fue que diseñamos una app para el celular y la tablet que en pocos clicks les permitía hacer trámites y anotaciones. De este modo se redujo en un 65% el tiempo que los oficiales pasaban haciendo reportes”, explicó. En el marco de esta transformación digital de la que participaron se logró que el 90% de las denuncias de tránsito vial se hicieran online, y que se registraran 1.100 informes de delitos de manera digitales por semana.
Luego Schneider analizó los principios que se deben dar en el marco de cualquier proceso innovador que se quiera hacer en un organismo o empresa.
El camino hacia la innovación:
Pensar a corto. No sólo hay que tener en cuenta proyecciones a largo plazo, sino también contemplar planes que se puedan accionar a corto plazo y que se puedan medir en función del ahorro, eficiencia y otros impactos que tendrán.
Autonomía y estructuras más horizontales. “Hay que generar equipos autónomos con la posibilidad de decidir a partir de objetivos claros”. En este sentido, Schneider subrayó que se necesario dejar de lado el modelo anacrónico de jerarquía vertical con un jefe que dice qué hacer y no da autonomía ni capacidad de decisión a su equipo.
Comunicación clara. Tiene que haber transparencia en los objetivos y comunicarlos de manera clara al equipo para que sepan dónde están parados y hacia dónde se quiere ir.
Animarse a cometer errores. “La transformación digital parte de la base de animarse a probar y por ende se abre la posibilidad de fracasar. Si no fracasamos es que no estamos cambiando bastante, nos estamos quedando en el status quo y no estamos innovando lo suficiente”, dijo, aclarando que esas fallas se deben dar en un marco de planificación.
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