Uber surgió en San Francisco, en 2009, y desde entonces viene avanzando a paso firme a pesar de las numerosas resistencias que encontró, principalmente, por parte de gobiernos y taxistas.
En diferentes países, entre ellos Argentina, se acusa a la compañía de no respetar las normas. La respuesta por parte de la empresa es que hay leyes viejas y se requieren cambios legislativos que se adapten a este tipo de plataformas, algo que ocurrió (y está ocurriendo) en diferentes países de la región.
La compañía, que opera en más de 70 países en todo el mundo, generó el año pasado cerca de USD 6 mil millones en efectivo. Tan solo en el último trimestre, su ingreso neto llegó a los USD 2,2 mil millones, un 61% superior al registrado en igual período en 2016, según publicó Bloomberg.
Andrew Macdonald, vicepresidente y gerente general regional de Asia Pacífico, India y América Latina de Uber, estuvo de visita por la Argentina y habló con Infobae sobre la situación legal en el país, los planes de expansión en la región y la futura apuesta a los vehículos autónomos luego del accidente en Arizona, así como sobre el acuerdo legal (valuado en unos 245 millones de dólares) al que llegaron con Waymo, subsidiaria de Google.
—¿Qué porcentaje exactamente obtiene un conductor de Uber? Porque leí diferentes versiones sobre este tema.
—Depende del país y del producto. Usualmente el conductor elige diferentes productos y a medida que nos expandimos vamos sumando opciones
—¿A qué se refiere con diferentes productos?
—Si eres un conductor puedes usar Uber X, Uber Black, limusinas o motos, todo depende del país. Nuestro porcentaje es del 20 o 25 por ciento.
—Ustedes estuvieron haciendo pruebas con vehículos autónomos en distintas ciudades de Estados Unidos pero luego del accidente en Arizona, en el cual murió una mujer, frenaron estos tests. ¿Piensan retomar estas pruebas más adelante? ¿Qué planes tienen?
—El accidente en Arizona fue muy trágico. Colaboramos con el gobierno local y entidades reguladoras de transporte en Estados Unidos en la investigación para ayudar a entender qué pasó. Estamos comprometidos con esto a largo plazo. Creemos que la conducción autónoma es parte de ese futuro, pensamos que en un futuro los vehículos autónomos serán más seguros que los que son conducidos por humanos, pero llevará un tiempo para que la tecnología llegue a eso. Es parte de nuestra visión. A largo plazo, esto reducirá los costos de transporte y disminuirá la cantidad de autos en las calles así como la necesidad de tener autos. Será más seguro, pero falta tiempo.
—¿Cuánto dinero invirtieron en este negocio?
—No tengo los números exactos ahora, pero es una oportunidad global masiva: hay compañías que están invirtiendo miles de millones de dólares en esto.
—¿Tienen algún plan en concreto en este sentido?
—Nada para anunciar. Vamos a seguir colaborando en Arizona con la investigación y esperamos volver a poner autos en la ruta pero no hay una fecha todavía.
—Hace poco llegaron a un acuerdo con Waymo, subsidiaria de Google, por el tema del desarrollo de vehículos autónomos. ¿Ellos eran y son unos de sus principales competidores?
—Sí, hubo un litigio con Waymo y llegamos a un acuerdo que es algo bueno que haya quedado en el pasado. Tenemos un excelente equipo técnico en Uber que está trabajando en vehículos autónomos y sé que están muy contentos de volver a trabajar en el avance de esta tecnología.
—¿Cuál fue el ingreso de Uber en el último año?
—Como compañía privada que somos, usualmente no revelamos nuestros ingresos. Hay algunos datos que compartimos pero usualmente nosotros no hablamos sobre la facturación.
—Leí que Uber generó 6 mil millones de dólares en efectivo el año pasado. ¿Puede ser?
—No sé el número exacto, pueden ver el dinero que reunimos en los últimos años y que reportamos en función de la inversión y crecimiento de nuestro negocio pero no tengo números exactos.
—¿Qué porcentaje del mercado representa Argentina para Uber a nivel global y de América Latina?
—Somos una compañía relativamente nueva en Argentina. Estamos hace dos años aquí. Argentina, Buenos Aires, en realidad, ya que es la única ciudad en que la operamos actualmente, es el mercado que más rápido está creciendo en América Latina, así que estamos muy contentos con el progreso que hicimos. A nivel global es todavía un porcentaje relativamente menor de nuestro negocio. Como compañía tenemos diez años y hemos estado operando en otros sitios del mundo por mucho más tiempo.
Estamos en 70 países. Argentina es uno de los países que más nos interesa, queremos seguir invirtiendo aquí y que nuestro equipo y negocio crezca. Y creo que hoy estamos en una ciudad pero podemos llegar a 25 o 30 ciudades en los próximos años. En Brasil estamos en más de 60 ciudades; en Chile estamos en más de 20 ciudades. Creo que hay grandes oportunidades en Argentina. Es un mercado muy importante para nosotros. Buenos Aires es una de las ciudades donde el mercado más está creciendo en América Latina.
—¿Pero cuánto es la participación del mercado exactamente?
—No tengo esos datos. Es un mercado relativamente nuevo para nosotros. Para dar una dimensión, en el último mes conectamos más de 500 mil personas, entre conductores y pasajeros. Eso significa que está creciendo a un ritmo de dos dígitos anual, lo cual nos entusiasma mucho.
—¿Cuál es el mercado más importante en América Latina para ustedes?
—Buenos Aires es uno de los mercados más importantes en América Latina. Tenemos un negocio muy importante en Brasil también. San Pablo es la ciudad más grande a nivel global en términos de cantidad de viajes. Ciudad de México y Río también están en el top 5 para Uber a nivel global. Así que cuando pensamos en Buenos Aires, vemos que tiene la oportunidad de ser uno de los mercados más importantes a nivel global y eso nos entusiasma mucho.
—¿Cómo vivieron la llegada de Didi, la empresa china de transporte, a Brasil?
—Compraron 99 que es una empresa brasilera y escuchamos que tienen planes de desembarcar en México. Será interesante ver qué pasa ahí. La competencia es muy buena para el mercado, los consumidores y los conductores porque pueden ganar más cuando hay mucha gente compitiendo por su trabajo. Así que nos entusiasma. No es algo en lo que estamos focalizados pero estamos al tanto.
—Uber vendió su negocio en el sudeste asiático a la compañía local Grab. ¿Pueden hacer algo así a raíz de la incursión de Didi?
—No consideramos vender o dividirnos en América Latina. Logramos construir un negocio muy sólido, somos fuertes en la región. El contexto del sudeste era muy particular, era un mercado donde no teníamos el liderazgo que tenemos en América Latina, también sentíamos que Grab era un gran competidor en el mercado y que podía ser un gran aliado y ahora son los accionistas principales en ese negocio. Creo que cada marco es particular y en América Latina queremos seguir creciendo.
—Dijo que planea continuar invirtiendo en la Argentina, ¿cuánto invirtieron hasta el momento?
—No sé cuánto invertimos hasta el momento, pero es el mercado que más crece así que significa que seguiremos invirtiendo en que nuestro equipo crezca, en nuestros recursos y tecnología para las necesidades de América Latina y Argentina. Queremos que siga creciendo nuestro equipo en el país. No sé exactamente el número que se invirtió en Argentina pero sé que seguirá creciendo porque es una prioridad para nosotros.
—¿Y en cuánto planea que crezca esa inversión, en términos de porcentajes o cifras? ¿Hay algún plan que pueda compartir?
—En el próximo año, nuestro negocio puede duplicarse o triplicarse en Argentina y eso significa que nuestra inversión en el mercado puede duplicarse o triplicarse también. Tenemos más de 350 mil conductores en Argentina, el negocio es grande y está creciendo. Estoy feliz por este trayecto.
—La situación legal de Uber en la Argentina es complicada. ¿Cómo planean abordar estos temas? ¿Van a cumplir con los requerimientos que se les exige?
—Muchas veces se dice erróneamente que estamos en contra de las regulaciones, pero no es así: estamos a favor de las regulaciones modernas. Estamos dispuestos a hablar con el gobierno en Argentina para trabajar en la creación de reglas modernas. Mientras tanto estamos avanzando en cuestiones que son importantes para el Gobierno, para que cada derecho se respete, que los conductores tengan licencia de conducir profesional, que nuestros autos estén en orden.
Tomamos medidas para que se cumplan todas aquellas cuestiones que sabemos que también formarían parte de cualquier regulación moderna. La reacción de los consumidores es muy clara: quieren tener a Uber en la Argentina. Ha sido una gran mejora para acceder a ciertos barrios en Buenos Aires. Ayer mi equipo me decía que mejoró la comunicación en el sur y oeste de Buenos Aires. Estamos listos para trabajar en el avance de un marco regulatorio moderno.
—Cuando dice que está en regla en algunas cuestiones, ¿también se refiere al tema impositivo? ¿Están pagando todos los impuestos que se les exige de acuerdo con la norma?
—Estamos en ese diálogo. Es una nueva industria y hemos visto que en varios países y ciudades en todo el mundo se han generado nuevas leyes para estas plataformas de movilidad como Uber y otras que existen en el mundo. En Brasil, por ejemplo, se aprobó una nueva legislación federal que facilita mecanismos para que las ciudades regulen a favor de la innovación. Y unas semanas después se aprobó una ley en Río de Janeiro que es moderna y a favor de la innovación, que genera mejoras económicas para los conductores y beneficios de seguridad para los pasajeros. Lo que se ve en la región, y a nivel global, es que los gobiernos están reconociendo que esto es algo nuevo: tecnología que favorece la movilidad. Hay regulaciones que no se actualizaron por décadas y no aplican.
—Hay otras plataformas, como Cabify que sí cumple con las regulaciones. Así que más que con el tipo de regulación, quizás tenga que ver con la decisión de adecuarse a la norma. O sea que una compañía puede ser moderna y aún así cumplir con las reglas vigentes.
—No sé la situación específica de Cabify en Argentina: ni sus productos, ni el volumen de su negocio. Nosotros operamos en varios mercados dentro del marco regulatorio, cada país es único. Creo que el valor que damos es que les generamos oportunidades a los conductores y una forma más económica y segura para los pasajeros. Y para eso se necesitan nuevas leyes que tengan en cuenta los nuevos desarrollos tecnológicos para poder crear oportunidades económicas para gente que antes no las tenían.
El 40% de nuestros conductores dicen que Uber es su principal fuente de ingresos y el 20% dice que antes de Uber no tenía un ingreso. Las estadísticas son así cuando uno tiene la posibilidad de acceder de manera flexible a la plataforma y para eso se necesita una legislación moderna. Estamos a favor de esto y queremos trabajar con el Gobierno para lograrlo.
—¿Cuáles son las regulaciones que considera obsoletas o las que usted dice que hay que cambiar?
—Lo más importante de una regulación moderna es que haya seguridad, asegurarse que los procesos se tengan en cuenta para los conductores, pero también que haya flexibilidad, que la gente pueda usar varios tipos de vehículos en la plataforma, que los conductores puedan usarla full time o part time. Así que cuantas más barreras, burocracia y costos se generen para acceder a la plataforma, se reducen las chances de que la gente ingrese a la plataforma. Y también se incrementan los costos y al subir los costos, el servicio se vuelve más caro y por ende de difícil acceso para gente en ciertas zonas. Las regulaciones deben favorecer los recursos flexibles, contribuir a que los conductores conduzcan y que usen los autos que tienen disponibles o a los que tienen acceso, permitir que las empresas puedan poner precios que sean accesibles para un público más amplio.
No queremos que haya límites en la oferta porque uno de los desafíos de los taxis es que se tiene un servicio poco fiable porque en horarios pico no se consiguen autos y cuando no es horario pico sobran los autos, entonces la oferta tiene que ser flexible. Estos son algunos de los principios de la regulación moderna. Entonces queremos que la tecnología esté disponible, que se pueda usar una app para pedir un auto, algo que Uber y otras empresas hacen.
—¿La idea entonces es cambiar la regulación para que el servicio sea más rentable y efectivo?
—Que sea más efectivo desde un punto de vista de que si uno es un conductor no tenga que pensar en atravesar meses de burocracia para salir a la calle, cuando tiene una necesidad inmediata de generar ingresos. Tenemos gente que pierde su empleo o gente cuya familia se muda y lo primero que hacen cuando se traslada a una nueva ciudad es ir a la calle con Uber.
—¿Van a tener algún acercamiento con el Gobierno?
—Queremos trabajar con el Gobierno de Buenos Aires y el resto de las ciudades en el país. Estamos dispuestos a contactar al Gobierno para avanzar. Este mercado es muy importante para nosotros. Y para ser honestos, no siempre hemos tenido un acercamiento correcto. Tenemos un nuevo CEO desde septiembre del año pasado, Dara Khosrowshahi, que está buscando generar una nueva impronta para la empresa donde queremos asociarnos con los gobiernos de países y ciudades, por eso nos queremos acercar también a la Argentina.
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