En medio de una tranquila calle del barrio de Belgrano, rodeado de silencio y arboleda se encuentra uno de los centros de datos o data center más antiguos del país.
Si bien el frente es grande, no es suficiente para adivinar la enormidad del lugar: 7.100 metros cuadrados. En ese lugar, que hasta 1997 solía ser una textil, Metrored construyó un data center en 2001. Tres años después la empresa fue absorbida por Telmex y en 2011 se fusionó, en toda la región, con Claro, la compañía a la que ahora pertenece el predio.
Un data center es un espacio con una compleja red de cables y máquinas que permite que la información circule por la web. Esa magia que ocurre cada vez que subimos una foto a la web, que hacemos click en un página para navegar o para enviar un mail está sostenido por una enorme red de maquinarias que hay en los tantos centros de datos que hay en el mundo.
La magia de la comunicación 2.0 está sustentada en una infraestructura gigante. En estos centros de datos, que funcionan las 24 horas los 365 días del año, hay un complejo entramado donde se cumplen estrictas medidas de seguridad para asegurarse de que la información circule sin cortes.
En el data center de Claro que visitamos, hay cuatro transformadores, cinco generadores de emergencia y siete sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS, por sus siglas en inglés) que son dispositivos para asegurarse de que haya energía eléctrica y los equipos conectados sigan operativos en caso de un apagón energético.
La potencia para la que está diseñado el data center es de 6.000 kw y los transformadores son cuatro de 3.000 kw cada uno.
Cada UPS cuenta con dos entradas de energía: una es de la red común trifásica de los tableros principales y la otra viene de un banco de baterías. Las dos energías llegan a la UPS que tiene conectado a la salida todo el equipamiento de servidores.
Así, cuando se corta este ingreso de energía trifásica alterna, el equipo conecta las baterías, la transforma en alterna y mantiene energizado todos los equipos que tiene a la salida para que no se apaguen.
"Los generadores de emergencia son cinco y se utilizan tres para cumplir con la potencia que hoy se consume, siempre en configuración n+1. Es decir que dos cumplen al 100% y el tercero es por las dudas o por redundancia", explica a Infobae Reinaldo Fabaro, supervisor de contratistas de la Dirección IT del Data Center Claro.
Los racks son armarios donde se encuentran alojados los servidores, que es donde se almacena y protege la información.
La salas grandes donde se albergan los racks tienen 600 metros cuadrados, en tanto que las periféricas son de unos 400 metros cuadrados aproximadamente.
Cada rack tiene dos cables que son alimentados por dos circuitos diferentes con sus correspondientes transformadores, UPS y tableros. Así se minimizan las fallas de alimentación.
Todos cuenta con tableros PMM que tienen una entrada de energía, un transformador y una salida por llave térmica. Eso está conectado a una app para monitorear el consumo y asegurarse un rendimiento adecuado.
La información fluye por cables y hay de dos tipos: los de fibra óptica y los UTP (de cobre) que están ubicados en bandejas, en la parte alta de la sala de racks. Todo está milimétricamente pensado en esa inmensidad de máquinas y cables.
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El frío, un factor clave
La temperatura de inyección de aire enfriado, en las diferentes, salas es de entre 18 y 20 grados centígrados. Mantener estas condiciones, que se monitorean de forma constante, es fundamental para que el sistema funcione de manera adecuada.
Los racks se refrigeran con el sistema de chillers, que es una unidad enfriadora de líquido y fan coil que es un dispositivo que tiene un intercambiador de frío o calor y un ventilador.
Las salas de rack a su vez cuenta con un pasillo frío en la parte delantera para que los equipos puedan refrigerarse. Y por el pasillo contiguo se expide aire caliente.
Los equipos de aire absorben el aire caliente por la parte superior, internamente lo enfrían y vuelven a inyectarlo por debajo del piso técnico de la sala, saliendo al medio ambiente de la sala por la baldosas perforadas.
Luego de tres horas de recorrido por ese sitio repleto de cables y maquinarias se desvanece la idea de que la web es solo una nube digital de información intangible. Queda claro que la magia de internet no sucedería sin un correlato físico.
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