Shenzen, China. Enviada Especial. Luces blancas, pasillos amplios y especialistas envueltos en trajes especiales trabajando con dedicación. El ambiente es impecable, y reina la concentración, casi como si fuera un quirófano. Así se ve (y se siente) la fábrica de producción global de Huawei en Shenzen, donde se generan 1,3 millones de smartphones por mes. Es el centro de producción de este tipo que mayor volumen produce en China.
Para ingresar hay que cumplir una serie de protocolos y medidas de seguridad. Por empezar los visitantes deben colocarse un guardapolvo, cubrirse el cabello con una gorra y utilizar unas sandalias de goma. Luego se debe pasar por un detector de metales. Así tuve que prepararme para ingresar a las entrañas del coloso chino.
No está permitido tomar fotografías ni videos para cuidar el secreto profesional que vive en este sitio, que es donde se producen los dispositivos de la compañía. Es decir, el lugar donde las ideas que surgen del departamento de Investigación y Desarrollo se vuelven tangibles.
Es en esa fábrica donde ocurre "la magia" de esta empresa que, en junio y julio superó a Apple en ventas globales de smartphones, según datos de la consultora Counterpoint. Pero para la compañía no se trata de magia sino de "esfuerzo y dedicación", como dejan en claro, una y otra vez, diferentes funcionarios de Huawei.
Así me tuve que vestir para ingresar a la fábrica de #Huawei en #Beijing #China.
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La empresa se fundó hace más de tres décadas, con una inversión inicial de 5.600 dólares, y hoy se posiciona como actor clave en el mercado de la comunicación, que es el segmento donde nació su negocio y donde centran su objetivo de crecimiento.
"Nuestra filosofía siempre fue enriquecer la vida de las personas a través de la comunicación", explicó Ada Xu, directora de Relaciones Públicas del área de negocios de consumo de Huawei, en una rueda de prensa.
Esta estrategia de concentrar esfuerzos en un sentido y evitar diversificarse les dio resultado: en 2016 lograron ganancias por 26,3 mil millones de dólares dentro del área de Negocios de Consumo; 42,4 mil millones de dólares en el segmento Carrier y 5,2 mil millones en el departamento Empresas.
Otro de los ejes de la estrategia de crecimiento de Huawei ha sido diseñar y fabricar el corazón de sus equipos. Es de las pocas compañías, junto con Samsung, que genera sus propios procesadores. En el caso de Apple, ellos los diseñan pero la fabricación está en manos de la taiwanesa TSMC.
En esta fábrica, se ven 31 líneas de producción y en cada una de ellas, 70 estaciones de trabajo que en su mayoría están totalmente automatizadas: apenas en un 10% hay seres humanos, que se encargan de la supervisión de ciertos procesos y de algunas tareas que requieren de motricidad fina.
En el caso de los smartphones, el primer paso es el diseño del procesador que es leído e interpretado por una máquina que produce la primera versión del chip al cual se le añade pegamento. Luego ingresa a un equipo donde se lo expone a temperaturas que oscilan entre 100 y 200 grados para que el pegamento se derrita y todos los elementos del procesador queden soldados.
Después el chip es sometido a una serie de pruebas, entre las que se incluye un test de calor, donde permanece durante 10 horas a 30 grados de temperatura. De este modo se evalúa la resistencia a las altas temperaturas durante un período prolongado.
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Luego llega el ensamble del procesador junto con las lentes y demás componentes del smartphone, una tarea que lleva adelante personal especializado. También hay un equipo destinado a realizar otras pruebas, como por ejemplo la evaluación de la calidad del sonido de los teléfonos.
Una vez que se corroboró que el equipo funciona bien, se le añade el software para finalmente empaquetarlo. Esta actividad también es supervisada por personal de la empresa. Hay cerca de 28 empleados en cada línea de producción que cumplen turnos de ocho horas.
Si bien Huawei no confirmó cuánto paga por este tipo de puesto, se estima que el salario está en torno a los 1.000 dólares. Además se ofrecen bonos a quienes logren reducir las pérdidas de la compañía, por ejemplo reportando errores en algún procedimiento.
Los empleados trabajan con suma concentración. Apenas mueven sus rostros para mirar de costado a quienes estamos visitando la fábrica, que tiene cuatro kilómetros cuadrados de extensión. El guía explica que cuentan con 10 minutos de recreo cada dos horas y que reciben un entrenamiento especial de entre tres y seis meses para llevar adelante sus tareas.
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Cada proceso está cronometrado; cada movimiento tiene su explicación, cada decisión tiene una razón. Nada ocurre al azar. Se emplean máquinas coreanas y suizas para realizar algunos de los procedimientos de desarrollo y testeo.
"Hacer alianza con los mejores en cada disciplina" es otra de las estrategias de la empresa, dice el guía durante la visita. También se destaca la creación de Kirin 970, la primera plataforma de cómputo móvil basada en inteligencia artificial, que será el corazón del Huawei Mate 10. Claro que la línea de producción que visitamos es la del Huawei P10, lanzado en febrero de este año en Barcelona, y no la del próximo buque insignia.
Todo lo referente a este nuevo producto está guardado bajo siete llaves. Solo se habla del procesador, que se dio a conocer en la feria IFA e integra una unidad de procesamiento neural (Neural Processing Unit o NPU) que acelerará la capacidad de respuesta del smartphone, permitirá sacar máximo provecho a la realidad aumentada y, al estar potenciado por machine learning, podrá reconocer los patrones de comportamiento del usuario para ofrecer optimizaciones personalizadas.
La descripción es asombrosa pero para verlo en acción habrá que esperar el lanzamiento del Huawei Mate 10, que será el 16 de octubre en Munich, Alemania. El conteo regresivo ya comenzó.
Instituto de Investigación en Beijing
Huawei cuenta con un instituto de investigación en la ciudad de Beijing, donde funcionan 23 laboratorios encargados de realizar más de 250 evaluaciones para estudiar la resistencia, capacidad y durabilidad de los equipos.
De vista por allí, pude ver cómo se llevan adelante algunos de los tests en ese enorme predio de más de 10 mil metros cuadrados de extensión.
La mayor parte de los análisis son realizados por equipos. El nivel de automatización es tal, que equivale a 10 mil personas trabajando las 24 horas del día, los siete días de la semana.
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