Amazonas techie: cómo abrirse camino en un mundo de hombres

Tres mujeres destacadas en el mundo de la tecnología comparten sus experiencia y cuentan por qué es buena idea desafiar las limitaciones

Se estima que, en la Argentina, apenas 2 de cada 10 mujeres ocupan cargos vinculados con tecnología.

En Estados Unidos, la situación no sólo es similar sino que en los últimos años la participación de ellas disminuyó.

A mediados de los 80, cerca del 37% de los títulos de grado en carreras tecnológicas quedaban en manos de las mujeres; mientras que para 2008 ese número bajó al 18%.

A su vez, en ese mismo año, el 25% de los puestos laborales ocupados por mujeres estaban vinculados al sector IT; en tanto que a comienzos de los 90, la cifra llegaba al 36%.

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Estas diferencias generan un impacto negativo para las empresas. De acuerdo con un estudio de la consultora DDI, el 20% de las empresas más exitosas tienen un 27% de presencia femenina en puestos clave dentro de la organización. En cambio, en las compañías con peor performance, menos del 19% de los líderes son mujeres.

¿Por qué ellas siguen siendo minoría? ¿Se trata de limitaciones internas o autoimpuestas? ¿De qué manera se puede terminar con esa brecha de género? Éstas son algunas de las preguntas que respondieron tres mujeres destacas en tecnología en diálogo con Infobae.

"Está probado que los grupos de trabajo con diversidad dan mejores resultados"

"Somos minoría, especialmente en algunas áreas de la tecnología como internet. Somos un porcentaje que varía entre 15, 20 o 30% , sobre todo en ciertas especialidades de la ingeniería como electrónica", destaca Olga Cavalli, miembro del board global de Internet society, una entidad mundial que establece estándares de uso y gobernanza múltiple de internet.

Ella sintió esa diferencia de género en carne propia: estudió ingeniería electrónica y electricidad, una carrera dominada por hombres. Hoy también es una de las pocas mujeres especializadas en internet. Entre 2007 y 2014 fue miembro del grupo asesor del Secretario General de Naciones Unidas para el Foro de Gobernanza de Internet.

Viaja por el mundo brindando asesoría y para ella todavía es moneda corriente ser esa pequeña dosis de presencia femenina en reuniones dominadas por hombres.

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La diferencia, explica, comienza en los primeros años de la educación. En ocasiones las mujeres no reciben el suficiente incentivo para dedicarse a las ciencias duras. "A veces un docente te despierta una vocación de por vida. A mí me pasó con ingeniería. Tuve muy buenos docentes de física, química y matemática que despertaron mi amor por estas ciencias", cuenta.

"Es una gran oportunidad laboral para las mujeres porque son carreras muy demandadas por el mercado regional, local y global. Uno puede hacer una carrera internacional, y el pago es muy bueno", subraya la especialista.

Según Cavalli, las cupos femeninos son una buena estrategia. "Creo que la cuota genera un espacio, porque mujeres capacitadas hay el tema es encontrar esas mujeres capacitadas para esos lugares, porque sino no sucede", analiza.

"Está probado que los grupos de trabajo con diversidad dan mejores resultados. Está probado con números duros, así que las empresas tendrían que entender que es mejor tener un grupo de trabajo con diversidad que no tenerlo", concluye.

"Es un territorio de hombre y tenés que pagar derecho de piso"

Mariela Bravo es directora del sector público de Microsoft Argentina y Uruguay. Estudió ingeniería en Sistema de la Información (egresó con medalla de honor) y se desempeña laboralmente en el mundo IT desde que egresó. Si bien hoy ocupa un cargo destacado y dice que nunca se sintió completamente discriminada reconoce que, en sus inicios, se sintió a prueba en más de una ocasión.

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"Es un territorio de hombre y la mirada es como que tenés que pagar derecho de piso. Ésa era mi sensación, en general, sobre todo cuando era más joven, la mirada era 'a ver esta nenita qué puede aportar'. Eso se sentía y tenías que demostrar que podías tener valor, que podías aportar, que podías ayudar", recuerda.

A pesar de esos prejuicios no desistió. Todo lo contrario. Le sirvieron para tomar con más fuerza sus convicciones y salir adelante. También, cuenta, para ella la clave fue orientar su carrera en empresas donde se alienta la participación femenina.

"Es una carrera que te da mucha satisfacción, gratificación, es el futuro. Estamos en una época de transformación digital, que tiene que ver con todo lo que es innovación", destaca.

Bravo alienta a las mujeres a incursionar el mundo de la innovación porque "les va a abrir puertas". Destaca la variedad de opciones a la hora de especializarse. "Claramente somos cada vez más las mujeres que ayudamos a otras mujeres a entusiasmarse por la tecnología", concluye.

"Creo que es muy importante levantar la mano y decir qué quiere uno"

"A veces las mujeres, por cuestiones de educación, de decisión personal, se autolimitan, no se expanden todo lo que podrían; y, a veces, hay ciertas limitaciones o preconceptos que hacen que la mujer quede un poco más relegada a la hora de ocupar puestos de decisión", analiza Inés Cura, directora comercial de IBM.

Ella cuenta que trabaja desde muy joven, cuando todavía estaba en el secundario, porque eso le permitía tener su dinero y así ganar independencia. Tener un ingreso, asegurarse una forma de sustento es fundamental para poder manejarse con libertad. Eso, dice, es lo que le inculca a sus hijos.

Cuando terminó el secundario estudió licenciatura en Sistemas y ya lleva 22 años en IBM. Fue creciendo poco a poco. La capacitación y el esfuerzo fueron fundamentales, pero también aprendió que cuando se quiere algo hay que hablar.

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"Hace muchos años, fue de las primeras en lograr negociar trabajar un día a la semana desde mi casa y ahora es una práctica que ya está extendida en la empresa, pero para lograrlo tuve que pedirlo", recuerda.

Cura dice que muchas veces las mujeres no se animan a verbalizar sus necesidades o sus objetivos. Suelen quedar en un lugar más "invisible" en el trabajo, porque se relegan. Quizás sea la inseguridad que generan los históricos prejuicios sociales. Y los miedos irracionales nunca son buenos consejeros. Quizás el entorno también se encargue de ubicarlas allí. Es "un poco y un poco".

"Creo que es muy importante levantar la mano y decir qué quiere uno. Primero hay que saber qué quiere uno, ponerlo sobre la mesa y buscar qué se puede hacer para obtenerlo", aconseja.

"Las mujeres como que sienten que tienen que estar sobrecalificada para un puesto, para ser elegidas, y también parecería que si uno pide o levanta la mano no vale tanto, sienten que le dieron el puesto porque lo fue a pedir y no vale tanto porque no la eligieron; y no es así", reflexiona.

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