Las redes sociales invitan al diálogo múltiple y sin restricciones. Es fácil e inmediato, como todo lo digital. Basta con escribir, presionar "enviar" y toda la catarata de pensamientos queda disparada en la red. Posiblemente por los siglos de los siglos. Porque otra característica del mundo digital es la permanencia.
Ciertas personas, en su afán por mostrarse libres de ataduras, son capaces de escribir todo lo que se les pasa por la cabeza, sin medir las consecuencias.
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Y muchas veces ese "decir sin límites" incluye ofensas, insultos y maltrato. A estos usuarios violentos se los suele conocer como trolls. De acuerdo con diversas investigaciones, esta clase de personas obtienen cierto goce al generar un daño emocional en otros.
Se busca generar enojo y "romper el flujo normal de la discusión que podría estar ocurriendo", según explicó Jonathan Bishop, en el trabajo Entrevista con un "troller".
Pero más allá de la motivación psicológica que puedan tener estos trolls o social haters, lo cierto es que sus acciones podrían tener consecuencias legales.
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"La ley no sanciona personas sino conductas. No sólo hay que evaluar qué dijo la persona sino cómo lo dijo, porque en función de eso se puede determinar si hubo un delito o no", explicó a Infobae el abogado y creador de Derecho en zapatillas, Sergio Mohadeb.
"No hay una ley en sí que regule el comportamiento de los trolls pero si hay una injuria o calumnia se puede hacer la denuncia y ahí pedir la identificación del perfil del usuario", subrayó Martín Leguizamón, abogado y especialista en nuevas tecnologías.
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"El derecho al honor está protegido por el delito de calumnias e injurias. La injuria es una agresión, como un insulto, por ejemplo; y una calumnia es la falsa imputación de un delito", profundizó Mohadeb.
Por este tipo de delitos, a nivel penal, se establecen multas que pueden llegar hasta los 30 mil pesos.
En el caso de que se considere que los dichos constituyen un acto discriminatorio, la ley 23.592 prevé hasta tres años de prisión. Según esa normativa se consideran delitos "los actos u omisiones discriminatorios determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos".
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La amenaza también se sanciona con prisión. El hostigamiento, por su parte, constituye una contravención y la pena varía según el caso.
Además de la denuncia en el ámbito penal (en caso de que corresponda según el delito), se puede iniciar una acción legal en el fuero civil, donde el resarcimiento dependerá de lo que cuantifique el juez en función del daño.
"En el nuevo Código Civil se incorporó un capítulo que ampara los derechos personalísimos. En este contexto, se puede interponer una demanda si se considera que la dignidad, la intimidad, imagen o el honor fueron vulnerados", subrayó la abogada Adriana Martínez Bedini.
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Tal como se ve, existen varias herramientas que permiten actuar en caso de que una persona sea blanco de agravios en los medios digitales.
Herramientas legales
El primer paso es no contestar de forma agraviante a la persona que está insultando a través de las redes sociales. La idea es evitar cometer el mismo delito que se está denunciando.
Luego, se debe reunir la mayor cantidad de pruebas posibles: capturas de pantallas, audios, o imágenes que demuestren la agresión u hostigamiento.
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Una vez hecho esto, se sugiere hacer una consulta con un abogado para que evalúe qué tipo de delito constituye.
Si hay delito, se deberá iniciar una demanda en el juzgado que corresponda según el domicilio del querellante.
Se podrá iniciar una acción legal en el fuero civil y penal, según asesore el abogado asesor de la víctima.
La justicia deberá determinar la identidad del usuario, que suele rastrearse fácilmente, a través de la dirección IP. "Hay que analizar la prueba digital, en general se puede identificar", detalló Mohadeb.
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Las herramientas que ofrecen las redes sociales
Más allá de lo que se pueda hacer a nivel legal, es posible contactar a la red social y solicitar que se elimine la publicación agraviante o que se tome alguna acción contra el usuario violento, como bloquearlo, por ejemplo. Estos pedidos no siempre prosperan pero tampoco es imposible.
Hace un tiempo, la cuenta del famoso tuitero Milo Yiannopoulos fue eliminada de Twitter luego de que insultara en reiteradas oportunidades a Leslie Jones, una de las actrices de la película Cazafantasmas.
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Cómo evitar el disgusto
Por otra parte, cada una de las aplicaciones ofrecen, en mayor o menor medida, ciertas restricciones que el usuario puede configurar a su criterio para evitar ser blanco de críticas violentas.
En el caso de Instagram o Twitter es posible tener un perfil privado de manera tal que las publicaciones sólo estén visibles para determinadas personas. En el caso de Instagram, a su vez, se cuenta con la opción de limitar el público de ciertos posts, así como bloquear todo tipo de comentarios.
A su vez, en la red social del pajarito se pueden bloquear y silenciar ciertos usuarios.
Facebook, por su parte, también ofrece múltiples posibilidades para ajustar el nivel de privacidad del perfil, así como de cada una de las publicaciones.
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