Cuando uno sube una foto a Facebook, la red social utiliza un algoritmo para identificar quién está en la imagen y ofrece, en función de eso, la opción de incluir una etiqueta. Ese sistema puede gustar o no pero al menos el usuario se entera de lo que sucede.
Algo similar puede estar ocurriendo con un sistema de reconocimiento facial masivo que emplea el FBI que no solo almacena imágenes de criminales sino que también incluye en su base de datos los rostros de millones de ciudadanos que jamás quebrantaron la ley.
Pero, a diferencia de lo que ocurre con Facebook, en este caso la gente no se entera de que su imagen está siendo escaneada por un programa de reconocimiento facial.
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El problema es que el sistema podría poner a millones de ciudadanos bajo sospecha debido a algunas fallas de seguridad.
El FBI tiene acceso a más de 410 millones de fotografías de rostros. Además de la información en su base de datos, llamada NGI-IPS, la agencia puede pedirle al Departamento de Estado fotos de pasaportes y al Departamento de Defensa, así como a 16 estados, fotos de licencias de conducir. Y está negociando con otros 18 estados para también obtener acceso a sus registros faciales. Así lo detalló un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (Government Accountability Office, GAO)
El problema es que el sistema podría poner a millones de ciudadanos bajo sospecha debido a algunas fallas de seguridad.
Desde 2011, distintas fuerzas policiales intentaron atrapar sospechosos haciendo miles de búsquedas en las bases de datos de licencias de conducir. Pero el FBI no hizo suficientes testeos para asegurarse de que el sistema funcione bien, destacó la GAO.
Por lo general, al ingresar el rostro de un sospecho en el NGI-IPS se obtiene una coincidencia. Eso es todo. Pero resulta que los agentes pueden pedirle al sistema que les dé un listado con posibles coincidencias a partir de una foto, con el objetivo de comparar mejor los resultados. Uno puede solicitar que el listado incluya entre dos y 50 posibilidades. El problema es que el FBI no sabe con qué frecuencia la función de búsqueda produce falsos positivos.
La base de datos puede terminar asociando la foto de un sospechoso con los datos de una persona completamente diferente. Los problemas de detección pueden ser aún mayores cuando el rango de la lista es menor, pero el FBI no hizo las pruebas necesarias para evaluar eso, según el informe.
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La falta de precisión y revisión se extiende a otras bases de datos que no son del FBI y que la policía también emplea en sus búsquedas, como por ejemplo las de los distintos estados.
"El FBI hizo acuerdos para acceder y buscar entre las fotos de las licencias de conducir y los pasaportes. Pero hasta tanto los funcionarios de esa agencia no puedan asegurar que la data que reciben es lo suficientemente confiable y precisa, no está claro si esos acuerdos son beneficiosos para el FBI. Tampoco se puede descartar que se investigue a gente inocente", se destacó en el informe.
"Cuando la gente va a sacar la licencia de conducir, no se imaginan que sus rostros serán escaneados y buscados miles de veces por el FBI", dijo Álvaro Bedoya, director ejecutivo del Centro de Privacidad y Tecnología de la Universidad de Georgetown.
"No esperan que sus rostros sean parte de un sistema de búsqueda digital. Es posible que lo que está haciendo el FBI sea legal, pero no está bien", remarcó.
Brian Fung para The Washington Post