Era vendedor ambulante, estuvo enamorado de su clienta 20 años y al animarse a avanzar la ansiedad le jugó en contra
Eduardo comenzó a vender velas para mantener a su familia en plena crisis post 2001. En las calles conoció a la mujer más linda que había visto en su vida y ella se convirtió en una clienta habitual de su emprendimiento: la vio de novia y radiante, con su hija y atravesada por el dolor más profundo. Y la imaginó junto a él en otra vida, hasta que tuvo la chance de que fuera realidad