La increíble vida de aventuras de Bouchard: su vuelta al mundo y cuando California fue territorio argentino por una semana
El marino francés navegó bajo el servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y protagonizó cientos de historias alrededor del mundo, aunque se lo recuerda como el responsable de que California fuera argentina por una semana
La novelesca vida de Hipólito Bouchard: sus aventuras como corsario y su muerte en manos de un esclavo
En la segunda entrega de la nota sobre este audaz prócer de la independencia, el viaje al entonces Reino de Hawái, el reclamo de la corbeta Chacabuco, el terror que generaba a su paso y sus días preso en Chile. Su retiro y trágico final en su ingenio azucarero de Perú por el maltrato que daba a sus hombres
Las increíbles aventuras por los mares del mundo de Hipólito Bouchard, el prócer olvidado
Nació en Francia y llegó a Buenos Aires en 1809, donde pronto sintió interés por los movimientos independentistas, ya que era liberal y antimonárquico. Su bautismo de fuego ante una escuadrilla realista. Los elogios de San Martín, la patente de Corsario obtenida y el día que impidió que zarparan cuatro buques de esclavos con destino a Inglaterra y Estados Unidos
La epopeya de Hipólito Bouchard y la increíble historia de cuando California fue argentina por una semana
El 24 de noviembre de 1818 se izó la bandera argentina en el fuerte de Monterrey gracias a la intrepidez del famoso corsario que dio la vuelta al mundo en el buque “La Argentina”, armado con 34 cañones
El homenaje de Macron al corsario francoargentino Hipólito Bouchard y el obsequio que le realizó la Fragata Libertad
El presidente de Francia dedicó unas palabras al marino nacido en la ciudad de Bormes-les-Mimosas por su rol en la Independencia argentina. Además, el mandatario reivindicó a los argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial. El embajador Leonardo Costantini también participó del evento
La increíble hazaña de Hipólito Bouchard, el responsable de que California fuera argentina por una semana
Un 24 de noviembre de 1818 flameó la insignia patria en el fuerte de Monterrey gracias a la intrepidez del capitán quien, con patente de corso en Buenos Aires, fue el terror de los barcos españoles en todo el mundo