Tenía 13 años y una mente brillante: el genio de la química que se convirtió en “el envenenador de las tazas de té”
Cuando el padre de Graham Young le regaló un juego de química a su hijo “superdotado” pensó que contribuía a formar un futuro científico que haría grandes descubrimientos. Acertó en que el chico se haría famoso, pero no imaginó que pasaría a la historia como un asesino serial que no vaciló en probar sus venenos con su propia familia