Tras la renuncia del primer ministro de Irak, los manifestantes anunciaron que se mantendrán en las calles hasta que se marchen “todos los corruptos”
Desde el jueves, 42 personas murieron solamente en Nasiriya, donde la policía dispersa las protestas con munición real. La población no sólo quiere sustituir al poder en Bagdad, también critica la creciente influencia del vecino Irán en la vida política del país