De los temibles cuentos de la niñez a las oscuras calles de Buenos Aires, las mujeres estamos acostumbradas a vivir con miedo
El terror que sentíamos frente a los relatos infantiles donde acechaba el lobo feroz o el hombre de la bolsa es el mismo que se replica cuando caminamos solas en la oscuridad de la ciudad. Hoy sabemos que también, muchísimas veces, el personaje siniestro y el peligro se encuentra en el mismo hogar