Fue productor en varias disciplinas del espectáculo pero su gran pasión es y sigue siendo el teatro. Carlos Rottemberg ama tanto su oficio que ha dedicado parte de su vida a luchar por la preservación de algunas viejas salas y edificios teatrales. En ese sentido fue responsable de varias acciones: la remodelación del Teatro Ateneo en Capital Federal; la construcción del Teatro Corrientes en Mar del Plata y la adquisición del Teatro Liceo cuando estaba a punto de cerrarse para siempre. También compró el Teatro Blanca Podestá en donde erigió el primer Multiteatro del país con cuatro salas.
Como empresario teatral, produjo una gran cantidad de estrenos favoreciendo y estimulando siempre a los artistas y autores locales.
Lo que pocos saben de este empresario poco ortodoxo es que a pesar de semejante actividad hace años que no firma un contrato: "Durante 20 años hice todo lo que el oficio mandaba: papeles y contratos al día. Hasta que un amigo me regaló un block de unos papelitos de cinco por cinco centímetros que decían "Contrato" y abajo mis iniciales. Así fue que llegué a la conclusión de que todo lo que había que decir en esta profesión entraba en esos papelitos de cinco por cinco", señala.
Además de ser productor de teatro, Carlos Rottemberg se dedica a la compra y remodelación de teatros
Durante dos o tres años usó esas hojas tan pequeñas, pero un buen día también dejó de utilizarlas. "Hace años que no tengo contrato con ninguno, incluida la propia Mirtha Legrand, a quien produje durante 20 años. Cuando digo ninguno es ninguno. Y eso, aunque puede hablar bien de uno, habla mucho mejor de los demás. Porque en 45 años jamás recibí una carta documento de nadie de la profesión. Yo creo en el valor de la palabra puesto en la práctica, a la vieja usanza", reconoce.
El empresario confiesa que combina su fe en la palabra con la corazonada: "Me manejo con una especie de termostato. "No produzco ni trabajo con gente que intuyo que me a dar más de 13/8 de presión", comenta risueño.
Rottemberg: “En 45 años jamás recibí una carta documento de nadie de la profesión. Yo creo en el valor de la palabra puesto en la práctica, a la vieja usanza”
Tiene una fijación con la idea de que todos deben poder concurrir al teatro, aun en la crisis. Eso lo vuelve un empresario que decide no poner la utilidad y la ganancia por encima de todo lo demás. Sobre el momento que está atravesando el país resume: "Cuando alguien no tiene lo que otro tiene, eso no es crisis: es que las cosas están mal repartidas. Cuando un espectáculo resulta oneroso para el que paga e insuficiente para el que cobra chocan los planetas. Eso sí es crisis. Uno se pregunta por qué hay tantas salas cerradas que podrían ser escenarios con menos funciones y temporadas más acotadas", reflexiona.
“Cuando un espectáculo resulta oneroso para el que paga e insuficiente para el que cobra chocan los planetas. Eso sí es crisis”, dice Rottemberg
Rottemberg asegura que "siempre hubo un teatro solidario y comprometido". Menciona el ejemplo del Movimiento de Teatro Abierto, que luchaba en tiempos de la dictadura nacida en 1976. "Pasaron los años y hoy sigue existiendo, por ejemplo, bajo el nombre de Teatro por la Identidad. Ese teatro acompañó social y políticamente desde su decir. La función del Estado allí es muy importante ya que debe ofrecer buenos espectáculos con precios accesibles en los que el empresario privado no puede arriesgarse. Eso también es solidario y el Estado tiene que hacer la inversión en cultura", culmina.
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