Por Guillermo Andino y Carolina Prat
Muscari es el nombre de una planta perenne. A este tipo de arbustos o herbáceas se las suele llamar también "vivaces" y se caracterizan porque mantienen su follaje durante todo el año.
Por asuntos insondables de la botánica o de la vida, el apellido Muscari fue a parar a un niño que a los ocho años pidió a sus padres que lo anotaran en las clases gratuitas de teatro que se dictaban en un centro cultural de Flores, su barrio por entonces. Y desde aquellos días no paró más. Nunca perdió las hojas y mucho menos la vivacidad.
Este inasible director, actor, dramaturgo y productor teatral lleva una vida artística y laboral muy difícil de abordar y contar. José María Muscari debutó como actor a los 16 y como dramaturgo y director a los 18 años. Escribió más de 50 obras y nunca tiene menos de tres en cartel en la ciudad de Buenos Aires.
Su mundo va desde legendario Centro Parakultural y la Escuela Municipal de Arte Dramático hasta el Rojas y el San Martín, pasando por salones en los que José María se formó en danza contemporánea.
Se lleva muy bien con la popularidad y el éxito así como también con la gratitud a la vida y a sus seres queridos: "Yo tuve padres muy genios. Para un padre verdulero y una madre que limpiaba casas, sin formación escolar ni antecedentes artísticos, que venga un chico de ocho años y quiera estudiar teatro, lo más natural hubiese sido que me llevaran a fútbol. Tuve un apoyo y una aprobación total", señala Muscari.
Sus escenografías y la composición teatral pueden adquirir cualquier formato estético. Su manera de realizar y llevar sus proyectos a la arena también son variados: puede tratarse de un sistema independiente o de autogestión así como también se entrevera con la más clásica configuración tradicional y comercial.
Fue declarado hace poco tiempo Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura Porteña, un reconocimiento que compartió en el salón Dorado con familiares, periodistas, amigos y actores que trabajaron con él. Todos reconocen el aporte a la cultura y al teatro argentino que significa su obra.
Uno de sus últimos impactos artísticos y mediáticos lo tuvo al poner en cartel Extinguidas, una obra en la que Muscari presentó a Adriana Aguirre, Noemí Alan, Luisa Albinoni, Patricia Dal, Camila Perissé, Silvia Peyrou, Beatriz Salomón, Sandra Smith, Naanim Timoyko y Pata Villanueva, actrices que brillaron con los grandes capocómicos de los '80.
José María llevó adelante este proyecto con mucha gratitud: "Para mí Extinguidas fue todo un gran acto de solidaridad mutua. Que todas estas personas icónicas hayan aceptado trabajar conmigo y volver al ruedo y poner sus miedos en escena fue un gran acto de confianza hacia mí", sostiene.
"Eran un grupo de mujeres que habían sido referentes de la cultura del entretenimiento en los años 80 y en cierto modo habían sido expulsadas del medio y del sistema. Que ellas confiaran en que yo iba a escribir una obra noble sobre sus vidas, lo veo casi como un acto solidario de ellas hacia mí", cuenta el dramaturgo. "La solidaridad también consiste simplemente en escuchar a los que están a tu alrededor y ver qué necesitan", destaca.
Lo dice un gran artista que el año pasado -en plena crisis económica y de consumo de espectáculo- puso en cartel Bollywood, una exitosa obra que funcionaba a la gorra.