En las costas ribereñas de San Isidro se alza Puerto Libre, un centro recreativo a orillas del Río de la Plata. Allí concurren todos los días entre 400 y 700 adultos mayores provenientes de los más de 82 centros de jubilados existentes en la localidad.
Quienes deciden acercarse se encuentran con espacios y recursos que les permiten dar rienda suelta a la jovialidad y a aquellas energías que nunca se pierden. Muchos encuentran también la valiosa oportunidad de interactuar con sus pares, con nuevos amigos, con gente que también quiere pasar buenos momentos en esta etapa de la vida.
Uno de los artífices de toda esta sorprendente actividad es el municipio de San Isidro y fundamentalmente Antonio De Pascua, responsable y Director de la Tercera Edad en el gobierno local.
"Esto es parte de un programa municipal llamado Juventud Prolongada, del que forman parte todos los mayores de 60 años que residan en San Isidro. El que puede, viene por las suyas todos los días que quiera, pero dos veces por semana el municipio pone un servicio de micro para que toda la gente pueda acceder a este lugar", informa De Pascua.
El programa “Juventud Prolongada”, del Municipio de San Isidro, convoca entre 400 y 700 adultos mayores a diario en las costas ribereñas para realizar distintos tipos de actividades
El éxito del programa es elocuente: "En temporada baja, con este frío y con muchas personas enfermas, el promedio de asistencia es de 400 personas por día y a veces con picos de 600 y 700 abuelos", añade.
Las actividades son diversas. Siempre hay deporte, baile, música y camaradería. Entre bailes de salsa y folklore y hasta incluso algún taconeo flamenco o una guitarreada también tienen tiempo para la tecnología digital.
"Los talleres de computación son una actividad muy importante que sirve para acortar las distancias que genera la brecha generacional" dice De Pascua.
Los abuelos hacen deportes, bailan, escuchan música, entablan relaciones de amistad y cuentan sus propias experiencias
Stella Maris es una abuela que disfruta de este aprendizaje: "Gracias a las clases y la paciencia de los profesores me estoy animando a la tecnología. Yo ahora puedo hablar con mi nieto y entenderme con él. Me compré un 4G, busco direcciones en google maps y averiguo los horarios de los trenes con un click", sostiene.
Este trabajo se viene realizando hace muchos años en San Isidro. Para sus responsables tiene sentido: se trata devolver la dignidad a los adultos mayores que han hecho tanto por sus hijos y nietos.
Dos veces por semana el municipio pone micros para acercar a la gente proveniente de 82 centros de jubilados hasta “Puerto Libre”, el centro recreativo a orillas del río
Para De Pascua el gran secreto del buen funcionamiento es el grupo humano que han sabido plasmar: "Hay un equipo enorme de profesores, de gente de la cocina, los choferes, los médicos, los enfermeros, y especialmente el personal de maestranza. En vez de estar en sus casas muchos mayores prefieren ser parte de este gran grupo humano", remarca.
Esta importante experiencia municipal ha tenido alguna trascendencia a nivel nacional pero para el Director de la Tercera Edad es de muy difícil asimilación si no se tiene clara convicción sobre la importancia de los derechos de nuestros adultos mayores. "Varios funcionarios de otros municipios se han acercado a ver esta experiencia pero muchos terminan viéndolo como un gasto muy alto. Para nosotros es una inversión. Somos conscientes de que aquí se podría armar un polo gastronómico que sería un boom comercial. Pero para nosotros la inversión se ve reflejada todo el tiempo. ¿En dónde? En la calidad de vida y en los rostros felices de todos estos abuelos", culmina De Pascua.
SEGUÍ LEYENDO: