Son trescientos cincuenta chicos, con trescientas cincuenta historias diferentes. Algunas marcadas por el maltrato infantil y el abuso sexual y otras atravesadas por el hambre y la pobreza. Pero todas tienen algo en común: encuentran contención en Manos en Acción, una ONG que trabaja incansablemente por alimentar, educar y brindar apoyo psicológico a personas carenciadas del partido de Pilar.
Cecilia Vera tiene 42 años, 7 hijos y carga sobre sus espaldas una dolorosa y triste historia familiar que la llevó a denunciar a su ex pareja por la violación de su hija mayor, que hoy tiene 21 años. Cuando el hombre llegaba alcoholizado, no solo la golpeaba a ella sino también a los nenes. Él decía que tenía "devoción" por su primogénita, que estaba "enamorado" de ella. Por eso no la golpeaba como a los otros: intercalaba las agresiones físicas con caricias inapropiadas, más hirientes aún. Si bien ese calvario ocurrió cuando estaba embarazada de uno de sus varones, actualmente de 5 años, su delicada situación no la amedrentó para denunciarlo y lograr que fuera condenado a 15 años de prisión.
Tras atravesar serias dificultades para criar sola a sus chicos y tener que trabajar día y noche para solventar el alquiler de su casa, Cecilia recibió en esta institución todo el apoyo necesario para sanar sus heridas y lograr que a sus hijos nunca le falte un plato de comida. Ellos forman parte de los cientos de menores que todas las mañanas pasan para desayunar antes de ir al colegio y de los que vuelven a la noche para cenar.
Y Cecilia, al igual que otras mamás, encuentra en esta ONG una segunda oportunidad para educarse, capacitarse y adquirir las herramientas necesarias para impulsar sus propios microemprendimientos y mantener económicamente a sus familia.
Los talleres más convocantes son el de cocina y el de lectoescritura, destinado a personas analfabetas que buscan superarse y así poder ayudar a sus hijos con la tarea escolar.
Con la convicción de que la transformación social es posible, su fundadora, Flfi Palou, le contó a Infobae que desde Manos en Acción trabajan "para empoderar a las personas y lograr que se constituyan como sujetos independientes, protagonistas de sus propias vidas y dueños de su destino".
La ONG fue creada en 2010. Ahora asiste a casi 300 chicos que llegan en busca de comida y a 700 que participan de distintos programas, remarcó Paloul. Pero lejos de sentirse orgullosa de su logro, a ella le da "tristeza" ver cada vez son más las personas que caen en la pobreza.
"Los chicos pueden venir semanalmente al pediatra y a la nutricionista, quienes hacen un riguroso seguimiento del peso y las vacunas; o diariamente a participar de las clases de apoyo escolar. También tenemos talleres de ciencia y tecnología y entrenamientos de fútbol, atletismo, rugby y ajedrez", señaló Palou.
En estos últimos nueve años la organización creció en base a la demanda y hoy cuenta con dos casas (una en Río Luján y la otra en el barrio Luchetti) y un centro comunitario (en Manzanares), donde se trabaja fundamentalmente con adultos.
"Para ellos, tenemos un programa de alfabetización y un centro de orientación familiar que funciona como una especie de terapia familiar para resolver conflictos que a ellos los exceden. Trabajamos junto a especialistas del Hospital Austral y hasta les brindamos talleres de género y de educación sexual", remarcó su fundadora.
Todas estas iniciativas no solo precisan de voluntarios para ser llevadas adelante sino también de aportantes, ya que Manos en Acción necesita un millón de pesos mensuales para poder mantener toda su estructura. Hoy solo cubren el 75% de los gastos.
En un contexto socioeconómico sacudido por la inflación y el desempleo, la merma de los donantes se hizo sentir con fuerza y cada vez les cuesta más recaudar fondos. "Nos estamos comiendo los ahorros y estamos muy preocupados porque hay empresas y particulares que ya no nos pueden donar por el difícil momento económico que estamos viviendo", dijo Palou, quien a su vez tuvo que dejar de hacer las galas anuales porque la gente ya no puede costear el valor de las entradas.
Para ser sustentable, la ONG necesita que 4000 personas se adhieran al débito automático con 200 o 300 pesos. "Antes se donaba más. Ahora se ve más la malaria. Está todo muy complicado y escasean las donaciones de carne y de útiles", se lamentó Palou, quien recordó que años atrás era tanta la ayuda que recibían de la comunidad que "lo que sobraba se enviaba a otros comedores de la zona".
Los interesados en aportar "su granito de arena" pueden ingresar a esta web y optar algunas de las opciones: donación por única vez, donación mensual por débito automático, padrinazgo anual corporativo, apoyos a campañas y programas, becas educativas o donaciones de alimentos, ropa y juguetes.
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