Mujeres inspiradoras: postergaron el ballet de jóvenes y hoy cuentan que sienten al subirse al escenario

Siempre quisieron bailar pero no pudieron hacerlo de jóvenes. Cumplir ese sueño de grandes las hizo mujeres eternamente agradecidas. La palabra de quienes tanto le deben a la solidaridad y a la danza

Guardar

La tarea de Gabi Goldberg en el Ballet 40/90 es múltiple y compleja: hacer que sus bailarinas sigan aprendiendo, brinden el mejor espectáculo y mantener el espíritu de su alma máter fallecida hace unos años.

El grupo que tomó bajo su responsabilidad está compuesto por 60 mujeres de entre 40 y 90 años sin previa formación en danza. El desafío era enorme pero de a poco ellas fueron logrando precisión y velocidad casi profesional. El atrevimiento que las inspira las va empujando a romper sus propios límites: bailan ritmos complejos y veloces como Zorba el Griego. Suman a todo ello complejas coreografía que deben coordinar ritmos, gestos y palmas y hasta el canto a capella. Apelan al humor y a un uso del cuerpo totalmente desinhibido y alocado que el público celebra y aplaude.

No hay edad para cumplir sueños: en el ballet se aceptan mujeres hasta los 90 años
No hay edad para cumplir sueños: en el ballet se aceptan mujeres hasta los 90 años

Estas son las mujeres que no habían podido pero que un día pudieron. Nora Varela tiene un marido que, al verla salir de su clase de baile con su refulgente rostro de felicidad, le pidió que nunca dejara de bailar. No era para menos: siempre había querido estar en un lugar así. "Para mi familia ser artista no era una opción: más bien había que estudiar un idioma o una carrera. Pero a mi gustó toda la vida. Yo miraba Música en Libertad y Alta Tensión y bailaba todo el programa frente al televisor. Tenía nueve años y bailaba todo el día", cuenta Nora emocionada.

Para Blanca Saponaro su ingreso al Ballet despertó un gran apoyo, aunque ella explica con un poco de humor e ironía dicha reacción: "En mi familia lo tomaron bien. Al tener aquí una válvula de escape una no está tan encima de los hijos y, fundamentalmente, de las nueras" dice jocosa. "Acá tengo mi lugar de pertenencia. Yo pasé momentos muy feos y acá encontré mucha contención", afirma Blanca.

Cecilia Scardamaglia, que fue asistente de Elsa Agras también es una agradecida al Ballet y a quien sigue considerando su gran maestra. "Siempre me gustó la danza. Nunca pude hacerlo de forma académica. Eran otras épocas, en los barrios no había lugares en los que aprender y mi madre no se podía ocupar de llevarme hasta el centro", explica. Cecilia cuenta un diálogo con su madre en el que da cuenta de su fe y su optimismo: "Mi mamá me dijo un día que yo nunca la iba a perdonar por no haber podido bailar. Y yo le pude decir: no mami, siempre hay tiempo para eso", dice emocionada.

Las que conocieron a Elsa Agras repiten siempre que ella las alentaba a hacer las cosas como les salía. La creadora de Ballet 40/90 siempre decía que: "Bailar es expresar cosas con el cuerpo; unas lo hacen de una manera y otras de otra, pero todas son válidas si uno dice la verdad con el cuerpo".

La misma idea que Elsa tenía una de las artistas más libres que dio el continente americano: la gran poeta y compositora chilena Violeta Parra. Cierta vez un grupo de campesinos le describía la frustración que sentían "al no estar preparados para escribir una canción". Pero la respuesta de Violeta fue definitiva: "Escribe como quieras, usa los ritmos que te salgan, prueba instrumentos diversos, siéntate en el piano, destruye la métrica, grita en vez de cantar, sopla la guitarra y toca la corneta. Odia las matemáticas y ama los remolinos. La creación es un pájaro sin plan de vuelo, que jamás volará en línea recta".

Fotos de algunas de las presentaciones que hizo el Ballet 40-90

Seguí leyendo:

Centro Basura Cero, una organización que se ocupa del medio ambiente y también de los jóvenes sin oportunidades

Padre Mario, un cura que se convirtió en leyenda por su "poder sanador" pero también por su obra solidaria, educativa y social

Guardar