En mayo del 2017 el periodista Jorge Lanata declaraba públicamente que era adoptado y que había conocido la verdad recién a sus 55 años. La revelación generó asombro en la opinión pública y visibilizó una realidad.
Se estima que el 70% de los adoptados descubre ya mayores que su historia no es como se la contaron. Muchas más personas de lo que la sociedad puede imaginar desconocen su verdadero origen. Existen biografías plagadas de secretos familiares y teñidas por la ausencia de un derecho irrenunciable que es el de la identidad.
Ese mismo año se hizo pública también la historia de Hugo Macchiavelli, el periodista que presentó su libro "¿Quién soy?", en el que repasa su propia vida como hijo adoptivo y en el que cuenta, además, otras historias vinculadas con problemas de identidad.
Como en el caso de Lanata, Macchiavelli lo descubrió de adulto y ese día dio inicio a una búsqueda de sus orígenes que lo llevó a encolumnarse en una lucha por el derecho a la identidad de todos los que transitan esa situación.
"Yo me enteré no hace mucho. No solo de que era adoptado sino también de que había sido entregado en una parada de un colectivo frente al hospital en el que nací", señala el periodista.
Se estima que el 70% de los adoptados descubre ya mayores que su historia no es como se la contaron
La reacción de los más de tres millones de argentinos con problemas de identidad nunca es igual: sorpresa, enojos o angustia suelen ser las emociones por las que muchos deben transitar al saber que durante toda su vida se les ha ocultado la verdad sobre su origen.
"Mis padres adoptivos me amaron profundamente. Ninguna persona me va a amar tanto como ellos y en ese amor quisieron protegerme ocultando la situación. En ese momento un adoptado era alguien abandonado. En la escuela y también en el resto de la sociedad se generaba eso", dice Macchiavelli.
Hay una gran pregunta que suele corroer por dentro a muchos adoptados: "Si mis padres, que son mi referente en el mundo, me engañaron sobre esto ¿qué otras cosas también son falsas?"
Hugo Macchiavelli se dispuso a llevar adelante una búsqueda implacable que se convirtió en una historia de fotos, documentos y recuerdos que, uno a uno, fueron resignificando toda su vida a partir de la verdad.
Al igual que Jorge Lanata, el periodista Hugo Machiavelli descubrió que era adoptado de adulto. Eso lo llevó a encolumnarse en una lucha por el derecho a la identidad de todos los que transitan esa situación
Aunque es muy agradecido y comprensivo con ese matrimonio que un día, en una parada de ómnibus, lo tomó en sus brazos para siempre y le dio todo el amor que un hijo necesita, está convencido de que hay que evitar la situación que él vivió.
Sostiene que para impedir el desgarro que puede producirle una revelación así a un adulto, siempre hay que informar al niño la verdad desde sus primeros años, sin excepciones.
Los interrogantes que Hugo fue descifrando en el tiempo transcurrido desde que supo de su condición fueron muchos.
Uno, posiblemente, quede encriptado en su alma para siempre. Cuando se le indaga sobre qué le preguntaría a aquella mamá biológica que lo entregó un día en una parada de colectivos, responde muy convencido: "Solo una cosa: ¿Por qué? Nada más".
Y nada menos.
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