Un barco carguero proveniente de Nigeria, quedó retenido por orden judicial en el puerto de General Lagos de Rosario, después de que se reportara la muerte de uno de sus tripulantes en altamar. Se trataba de un marinero filipino cuya muerte había ocurrido el 25 de diciembre, tras sufrir un intenso dolor en el pecho. Ante la falta de información médica respecto a las causas del deceso, la Justicia ordenó que se aplicaran los protocolos correspondientes y horas más tarde levantó la restricción.
La noticia se conoció a partir de la notificación que hicieron desde el buque a la Agencia Marítima, la cual dio avisó a Prefectura Naval Argentina y desde allí, a la Fiscalía de Rosario, dado que el puerto de arribo corresponde a dicha ciudad.
A su llegada el día 6 de enero, por la noche, la embarcación fue inspeccionado por Sanidad de Fronteras y el personal forense, quienes subieron a bordo con un equipo de protección especializado. Como parte del procedimiento, notificaron al fiscal de turno que “informe al médico correspondiente para que suba al llegar el barco”.
“Al llegar el buque se le pide que quede en rada, separado de la costa, subiendo al mismo los inspectores de Sanidad de Fronteras y el personal forense con los equipos de protección correspondiente”, indicaron desde el organismo respecto al operativo llevado a cabo en el African Magnolia.
En ese mismo momento se tomaron las medidas de precaución correspondientes que incluyeron una desinfección exhaustiva del lugar y verificaron el cumplimiento de los protocolos internacionales de preservación del cuerpo. Asimismo, se comprobó el estado de salud de los otros 20 tripulantes, quienes no presentaron anomalías.
Las autoridades de Prefectura y la Fiscalía Federal de Rosario, en coordinación con la Unidad Sanitaria del Ministerio de Salud, supervisaron todas las medidas preventivas, incluyendo la interdicción del buque, para iniciar los exámenes postmortem y poder descartar posibles enfermedades infectocontagiosas. Nadie podía subir ni bajar hasta que se conociera el resultado de la autopsia. Durante este tiempo, se realizaron chequeos diarios a la tripulación y se presentó un reporte sanitario continuo.
Según la información proporcionada por el capitán del navío, la víctima, de 47 años, había sufrido solamente “un dolor intenso en el pecho”, y no mencionó ningún síntoma como fiebre, ronchas, o dolor abdominal.
Posteriormente, esta versión pudo ser constatada por los resultados de la autopsia que indicaron “un infarto masivo por obstrucción de la arteria coronaria descendente”, descartándose cualquier indicio de enfermedad contagiosa o intervención de terceros. El informe emitido por el Instituto Médico Legal (IML) que realizó los exámenes en una cámara frigorífica del barco, fueron clave para que el juez interviniente levantara la restricción impuesta al barco y a su tripulación.
Cabe mencionar que el mismo 25 de diciembre, fuentes nacionales emitieron un comunicado oficial, alrededor de las 17.30, en donde brindaron detalles de lo ocurrido.
“El Oficial de Guardia/Segundo Oficial se dirigió rápidamente a su cabina para revisar la situación y decidió llevarlo al hospital del barco para administrarle oxígeno. En ese momento, la situación empeoraba debido a que el pulso se estaba debilitando”, relataba el texto, según la información compartida por medios locales.
“Inmediatamente, llamé al médico de guardia en el CIRM (Servicio de Asistencia Médica Marítima Telemática), para recibir consejo urgente sobre su estado. El médico aconsejó que, si el pulso y la respiración desaparecían, se debía aplicar CPR inmediatamente durante una (1) hora para revivir al paciente”, relató el capitán. A pesar de los esfuerzos, no lograron reanimarlo y falleció.
Con los resultados de la autopsia confirmados y la ausencia de enfermedades contagiosas, el African Magnolia retomar su curso hacia la República del Congo.