Hay una carnet que parece un registro de conductor en un depósito de archivos de la Justicia federal. Fue supuestamente emitido por el Automobile Club de France el 6 de diciembre de 2022, con una validez de tres años, a un hombre nacido en 1975 en la Guyana Francesa, llamado Dominique Harry Rayngs, con un domicilio en París y un teléfono con número holandés. A lo largo de los años, el supuesto Dominique acumuló varios alias en un halo de misterio: fue llamado Johan Bodji, Patrick Bodji, Jermain Andy Emmanuel y, finalmente, Yves Standele.
Hoy, el hombre del carnet espera sentado bajo prisión preventiva en una celda argentina, acusado de narco, en un expediente en su contra a cargo de la fiscal federal misionera Silvina Gutiérrez, con una investigación realizada por el fiscal coadyuvante Martín Uriona, parte de la PROCUNAR. “Dominique” fue indagado y procesado en los últimos meses de 2024 por la jueza María Verónica Skanata junto a otros doce imputados, investigado por falsificación de documentos y ser la cima de la pirámide, el organizador y financista de un esquema de mulas de droga que atraviesa tres países, un negocio de ida y vuelta, importación y exportación: éxtasis viene, cocaína va.
Sin embargo, la Justicia argentina, hasta hoy, no sabe cuál es su verdadero nombre. Fue condenado en Perú 20 años atrás con un nombre; luego, en Surinam, con otro, siempre por causas narco. Sería, precisamente, oriundo de Surinam, sospecha la PROCUNAR.
El carnet en manos de la Justicia, confirmaron fuentes a cargo de la investigación, es totalmente falso.
Insólitamente, registros argentinos de información oficial consultados por Infobae revelan la existencia de un documento número 62 millones a nombre de Yves Standele. El número suele corresponder a los documentos emitidos a detenidos en la órbita del SPF. La dirección vinculada al documento es, precisamente, el edificio de la calle San Juan del Servicio Penitenciario Federal. Hasta figuran en los sistemas previsionales una serie de aportes en blanco tras supuestamente trabajar por el sueldo tumbero por tareas menores. Fuentes en el SPF desligaron este trámite de la actual gestión.
Data, en rigor, de diez años atrás, cuando fue condenado por el Tribunal en lo Penal Económico N°3 a cuatro años y ocho meses por tentativa de contrabando de estupefacientes: el 20 de octubre de 2010, intentó enviar una mula africana de Ezeiza a Vietnam en un vuelo de Qantas, con un kilo y medio de cocaína en el estómago.
La nueva historia del tal Dominique comienza como tantas otras de este tipo: con un control caminero.
Ocurrió el 7 de junio en la frontera entre Brasil y Misiones. Allí, Gendarmería arrestó a dos jóvenes porteños que llevaban poco más de 23 kilos de MDMA, el principio activo de las pastillas de éxtasis, ocultos en una valija. “Es un montón”, asegura un investigador clave. Un gramo de MDMA en grupos dealer de Telegram supera cómodamente los 10 mil pesos. Los porteños fueron procesados. Sin embargo, la Justicia federal decidió seguir el rastro ante el obvio par de mulas. A través de datos hallados en el iPhone 8 de una de las detenidas, identificaron a sus supuestos contratadores, una pareja de argentinos -entre ellos una joven porteña de 34 años, registrada como cosmetóloga en la AFIP, beneficiaria de planes sociales- que días antes los habían llevado a un hotel en Sao Paulo para preparar el viaje en micro, con Buenos Aires como destino final.
La cosmetóloga y su novio, según un documento de la causa, “realizaban diferentes viajes, entre otros, desde y hacia Brasil y la Argentina y efectuaban transacciones1 a través de la firma Western Union a las personas que podrían tener una participación en la organización”. Atravesados por deudas en sus perfiles comerciales, tampoco parecían los jefes de ninguna banda.
Así, los investigadores descubrieron a otros sospechosos que giraban alrededor de estos viajes desde la frontera misionera hasta CABA: un senegalés de 57 años y un brasileño nacionalizado argentino, con domicilio en la calle Corrientes.
Los chats en los teléfonos hablaban de “El Negro”, al que creyeron el senegalés que acompañaba a la pareja de vuelta a Retiro, un marcador personal. “Ay no, le llega a decir eso El Negro. ¿Sabes qué? Le va a meter una patada en el orto… ustedes tienen que ser unidas, VAN A VIAJAR… PORQUE VAN HACER COSAS JUNTAS", advertía el marido de la cosmetóloga a otra mula.
Así, llegaron al numero holandés de Dominique, o Yves, o como se llame. La Dirección Nacional de Migraciones, reveló que el 3 de abril de 2024, a las 19:20:30 horas, ingresó el paso fronterizo Puente San Ignacio de Loyola, “un ciudadano identificado como Rayngs, Dominique Harry”.
El socio reincidente y el Mercedes Benz
Finalmente, lo encontraron y lo siguieron: “El Negro” se movía en un Mercedes Benz A250 Sport para el que, insólitamente, logró una céduia de conductor. Fue visto por personal encubierto de Gendarmería junto al marido de la cosmetóloga, en Avellaneda, en hoteles, en casas de cambio, en un campo en Florencio Varela donde vieron varias camionetas sospechosas, con una mujer chaqueña que, tiempo después de ser vista con “Dominique” en el Mercedes Benz, sería detenida en Asunción, a punto de abordar un vuelo a Madrid con una carga de cocaína.
Un domicilio en Hurlingham que la banda usaba como cueva estaba vinculado a una mujer que salió del país con otro jugador vinculado a la banda: el empresario Ricardo Francisco Bruno.
Si la historia de “Dominique” parece calcada de la de Hendrik Dasman, el narcotraficante también surinamés que fue pareja de la llamada “narcomodelo” Daiana Antivero, hoy preso en Marcos Paz, es mayormente por Bruno.
En diciembre de 2019, la Policía Federal arrestó a Bruno en su domicilio porteño por su parte en uno de los crímenes más viles del hampa en la historia reciente, un símbolo del desprecio del negocio narco por la vida humana: la muerte de la bailarina brasileña Miriam Alencar Da Silva, usada como mula, descartada muerta en un cordón de Villa Devoto en 2017 con 66 cápsulas de MDMA puro dentro de su cuerpo, 600 gramos. Había tragado 28 cápsulas más, pero la droga en su interior la mató. El surinamés Hendrik Dasman fue el traficante que la dejó morir. Bruno era su socio en el negocio.
Hoy, la PROCUNAR acusa a Bruno de ser el socio y operador del misterioso Dominique. El domicilio de la calle Emilio Mitre ligado al empresario donde vivió Dasman fue frecuentado por el marido de la cosmetóloga.
Tras cumplir su última condena, el empresario fue arrestado otra vez en la nueva causa.
Mientras tanto, Dominique espera y no habla. La Justicia federal le encargó a Interpol que dilucide de una vez cómo se llama.