El viernes último, al filo del cierre del horario judicial, tal como adelantó Infobae, la jueza Laura Bruniard procesó a cinco imputados por la muerte de Liam Payne, el ex cantante de One Direction. Payne cayó el 16 de octubre pasado del balcón de su habitación del hotel CasaSur de Palermo, en medio de una crisis de salud mental provocada, según la Justicia, por el consumo de alcohol y cocaína, inhalada y fumada, sustancias que interactuaron con el antidepresivo sertralina, presente en su sistema.
El empresario Rogelio Nores, que acompañaba a Payne en su estadía en el país, fue procesado por el delito de homicidio culposo, previsto el artículo 84 del Código Penal, que habla de “imprudencia” o “negligencia”, al causar una muerte. El delito, con un máximo de cinco años de prisión, es excarcelable. La misma imputación fue aplicada para Gilda Martín y Esteban Reynaldo Grassi, gerente y jefe de recepción del hotel, tal como buscaba Andrés Madrea, fiscal del caso, que llevó adelante una de las instrucciones más exhaustivas de la historia reciente, con el análisis de 800 horas de video de cámara de seguridad entre otras pruebas.
Braian Paz, camarero de un restaurant de Puerto Madero y Ezequiel Pereyra, trabajador del CasaSur, fueron procesados por venderle droga a Liam, entrega de estupefacientes a título oneroso. Para ambos, Bruniard sí pidió la prisión preventiva.
“Se le atribuye responsabilidad penal respecto de la muerte de Liam James Payne mediante la ejecución de acciones y omisiones en el período previo y contemporáneo” a la muerte, aseguró Bruniard, en parte de su resolución publicada en Fiscales, el portal de noticias del Ministerio Público Fiscal al que pertenece Madrea, que había pedido una calificación más grave para el empresario, la de abandono de persona seguido de muerte, con una pena máxima de 15 años. Es posible que Madrea realice un planteo en Tribunales para revertir la decisión.
Así, por ahora, Nores evita la cárcel, pero no una fuerte acusación en su contra.
Según la imputación de Madrea, transcripta por la jueza Bruniard:
“El imputado Nores omitió cumplir con sus deberes de cuidado, asistencia y auxilio que tenía respecto a Liam James Payne en razón, no solo de un deber jurídico preexistente sino también con funciones específicas de conducción y acompañamiento personal, coordinadas y aceptadas previamente por la relevancia y actividades propias de su profesión, abandonándolo a su suerte, sabiéndolo incapaz de valerse por sí mismo a sabiendas de que el nombrado sufría múltiples adicciones previas -de alcohol y cocaína-, y teniendo pleno conocimiento del estado de intoxicación, vulnerabilidad e indefensión en el que se encontraba -en razón de su vínculo previo-“.
Así, “no solo omitió ayudarlo colaborando y colocándolo en circunstancias incapacitantes peligrosas para su vida o su salud, incluso permitiendo su continuidad y excesos y/o impidiéndole cursos salvadores al mencionado Payne, sino que además de privarlo de medios concretos para repeler o salir de dicha situación de incapacidad por la adicción", continuó.
Nores, que se negó a responder preguntas de la jueza y presentó un escrito, basó su defensa en que “no era médico, abogado, representante ni acompañante terapéutico de Payne” y que “los unía una relación de amistad”. Así, “negó haber facilitado estupefacientes a su amigo”, tal como lo acusó Madrea originalmente.
“Expuso que Payne tenía problemas de adicción y nadie podía controlarlo. Asimismo refirió que, a su entender, el padre de su amigo fue quien lo involucró en esta causa por motivos que desconoce”, afirmó, señalando a Geoff Payne, que fue un testigo clave para la fiscalía en su visita en el país tras la muerte del ídolo pop. Payne, por ejemplo, entregó a la fiscalía un mail de la psiquiatra estadounidense que trataba a su hijo, que advertía a Nores sobre el peligro de mezclar sertralina y alcohol.
Luego, “realizó una serie de consideraciones jurídicas relacionadas a que no tenía posición de garante”.
Luego, en su indagatoria, Esteban Reynaldo Grassi, que llamó al 911 para alertar al SAME sobre la crisis de salud de Payne, apuntó directamente contra Nores. “Nores lo inculpa pero (...) siempre se le informó lo que estaba pasando”, dijo.
La jueza descartó el planteo del abandono seguido de persona porque, básicamente, no estaba allí en el hotel al momento de la muerte. “Esa hipótesis debe ser descartada por el hecho que había muchas personas en el lugar donde se produjo el desenlace fatal”, escribió. “Tampoco ha sido demostrado que Nores le haya facilitado estupefacientes a Payne aunque el se lo pidiera”, continuó.
De todas formas, la jueza no le creyó al empresario, no del todo. “Nores es responsable del delito de homicidio culposo como autor dado que había asumido una posición de garante frente a la familia del fallecido”, afirmó Bruniard.
“A diferencia de lo que plantea Nores, no se necesita ser familiar para estar en dicha posición. Lo que debe tenerse en cuenta es el vínculo que existía entre las partes y es evidente que este imputado era el referente de contacto de Liam James Payne para el hotel”, siguió Bruniard.
Nores, por otra parte, “estuvo presente en el hotel instantes antes que se diera la situación de peligro creada por Martin y Grassi”: dejó el CasaSur a las 16:11 del 16 de octubre, cuando la vulnerabilidad de Liam era más que evidente
“En el caso de Nores, debió haberse constituido con un médico dado el compromiso asumido con la familia del fallecido. Ello debió hacerlo sin confiar en lo que pudieren llevar adelante los empleados del hotel”, finalizó.
Además de imponerle al empresario un embargo de 50 millones de pesos, Bruniard le prohibió que salga del país.