Hay un mundo de descampados y bosques que une a Laferrere, Ciudad Evita y Ezeiza. controlado hace más de una década por los cowboys del paco bonaerense, mayormente traficantes paraguayos y sus soldaditos. Sus cuevas suelen ser allanadas; los dealers, que fabrican sus propios chalecos antibalas, disparan de vuelta. Años atrás, un policía de la Federal que los vigilaba recibió un tiro en la cabeza. En septiembre último, en este mundo, dos consumidoras de pasta base fueron asesinadas. Vanesa Alejandra Lachmañuk y Ayelén Alejandra Benítez Medina fueron encontradas muertas flotando sobre el agua del rio Matanza. Ayelén tenía apenas 14 años.
Aquí, en esta “Triple Frontera” matancera, los jefes vienen y van, dealers que toman poder a fuerza de stock de droga y plomo. En las últimas horas, la DDI de La Matanza capturó a uno de ellos: Hugo Steven Palacio Britez, alias “Pancuca”, de 24 años, con domicilio en González Catán, ningún trabajo en blanco en su vida. También, a un hombre de 70 años acusado de ser el remisero de su banda, en una causa por los delitos de tentativa de homicidio y tenencia ilegal de armas a cargo del fiscal Fernando Garate, además de una causa conjunta por tenencia y comercialización de droga, a cargo de la UFI Temática de Estupefacientes del fiscal Fernando López.
Llegaron a “Pancuca”, precisamente, por un rastro de sangre.
El 23 de noviembre último, un hombre llegó baleado al hospital Teresa Germani de Laferrere. El hombre se negó a dar sus datos. Insólitamente, recibió el alta al día siguiente. Una fiscalía matancera lo citó a declarar, bajo la sospecha de que había sido baleado en una típica batalla de bandas. Desde ya, nunca apareció para declarar.
Entonces, había que investigar quién le había disparado.
Las cámaras de seguridad del hospital revelaron quién lo había dejado allí, un remisero, en una serie de videos que ilustran esta nota. También, comenzaron una serie de vigilancias encubiertas, seguimientos. Se supo, más tarde, que el baleado sería un vendedor de la banda de “Pancuca”, un posible traidor. El remisero, un hombre de la zona, trasladó al herido al hospital para luego repintar su auto.
Así, el Juzgado de Garantías N°6 autorizó una serie de allanamientos, donde Britez, una mujer de la banda y el remisero fueron arrestados. Les incautaron pasta base, tres kilos de flores de porro, dos balanzas de precisión, dos pistolas calibre .22 y 9 milímetros, una pistola Taurus 7.65, un chaleco antibalas y una escopeta calibre .12.
El remisero, que tiene un hijo policía, también tenía su metal: le incautaron más escopetas y pistolas en su casa de Laferrere.