A comienzos de este mes, la Policía de la Ciudad arrestó a Shamira Yoselí M. en el departamento que comparte con su familia en los edificios construidos por el Gobierno de la Ciudad en la Villa 21-24 de Barracas, en el perímetro exterior que rodea a la Villa Zavaleta. Le encontraron cuatro balas calibre .380, además de su teléfono Samsung y un gotero que podrá ser peritado en busca de sustancias.
El delito del que se la acusa, con una causa en su contra a cargo del juez Martín Peluso: robo, en un típico ataque de viuda negra cometido en un departamento de alquiler temporario en la calle Humahuaca, zona del Abasto. La víctima esta vez fue un turista alemán de 45 años.
Lo que sorprende esta vez es la edad de la acusada. El ataque ocurrió el 20 de julio último. Shamira Yoselí había cumplido la mayoría de edad 38 días antes: tiene 18 años, casi treinta menos que su víctima.
La alarma llegó tras un llamado al 911 realizado por la víctima. Personal de la Comisaría 5A tomó nota de su relato. Aseguró que conoció a una joven por la app de citas Tinder. Tras un rápido match, confiado de la situación, sin ver nada raro en tener una cita con una adolescente, la invitó a su departamento a beber.
Tras el segundo o tercer trago, el alemán perdió el conocimiento. Al despertar, notó que la chica ya no estaba. Tampoco estaban su teléfono y su laptop.
Tras una serie de rastreos y tareas de campo, Shamira fue identificada y finalmente arrestada como sospechosa por la fuerza porteña el lunes 9 de este mes. Días atrás, fue procesada con prisión preventiva por el juez Peluso, confirmaron fuentes judiciales a Infobae.
El nuevo auge de las viudas negras
Las mujeres acusadas de drogar y desvalijar a hombres veinte años mayores tras conocerlos en app de citas, particularmente las oriundas de la Villa 21-24 y la Villa Zavaleta, se volvieron una constante en las comisarías porteñas en los últimos dos años.
En junio pasado, el Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la PFA entró a la Zavaleta tras una investigación a cargo del juez Alejandro Ferro y el fiscal Marcelo Retes. Se llevaron detenidas a Kiara G. de 18 años y a su amiga Eunice L., de 22, nacida en Paraguay, acusadas de robarle a un hombre en Belgrano R el 5 de diciembre pasado.
La víctima le aseguró a su hijo que había tenido una cita la noche anterior, con una chica jovencita que había conocido por Tinder. Pudo recordar su alias, “Nicole21″. Poco después, luego de una visita del SAME, cuando pudo ponerse de pie, descubrió todo lo que faltaba: tres notebooks, doce mil dólares, 300 mil pesos argentinos, un reloj y los guantes Harley Davidson para andar su moto.
También, todo su pequeño arsenal: ocho pistolas de diferentes calibres y 750 balas.
En octubre último, la Policía de la Ciudad arrestó a Josefina, de 21 años. Con domicilio en Banfield, trabajaba en una estación de servicio en la avenida Coronel Roca de Villa Lugano, cerca del Autódromo Gálvez. Allí, atendía la tienda del lugar. Atendía la caja, hacía café, cosas de rutina. En Instagram, curiosamente, mostraba una vida de viajes, de gala en el Teatro Colón. Todo, hasta el miércoles 16 de ese mes, cuando la División Investigaciones de Organizaciones Criminales de la fuerza porteña la arrestó por orden del juez Hugo Decaria.
La víctima del caso, un joven de su misma edad, aseguró que tuvo una cita con Josefina en mayo de este año. Bebió un trago, y luego ocurrió lo que suele ocurrir: se mareó, se durmió y despertó sin sus pertenencias; dinero en efectivo y, lo más doloroso de todo, un iPhone 15 Promax valuado en tres millones de pesos.