El asesinato con tintes de sicariato ocurrido la semana pasada en pleno barrio de Recoleta, empieza a develar una oscura y siniestra trama. En las últimas horas, se conoció que el arma usada para matar a Fabian Sturn en un quisco de la calle Paraguay al 2900, es la misma que se utilizó para otro crimen mafioso, cometido hace algunos meses en la localidad bonaerense de Pilar. La principal sospecha es que ambas muertes fueron provocadas por la misma persona y que tienen como telón de fondo el narcotráfico.
Para empezar a completar el mosaico de datos que se desprenden del crimen de Recoleta, Infobae accedió a la reconstrucción realizada por la Justicia de la huida del sicario de Recolecta. Aunque parezca friccionado, la fuga incluye el cruce con un policía que nunca se dio cuenta de que frente a sus ojos tenía al asesino.
Según la reconstrucción realizada por el fiscal Marcelo Roma, el crimen de Sturn se produjo la semana pasada cuando la víctima descendió de un vehículo en Recoleta y estaba pasando por el frente de un kiosco. En ese momento, por detrás, apareció un hombre con capucha, peluca y anteojos que lo fusiló de tres disparos. Todo hace pensar que se trataba de un sicario que luego escapó.
¿Cuáles son las certezas que tiene la justicia con respecto a los momentos previos y posteriores?
En primer lugar, el asesinó se bajó de la parte trasera de una camioneta Volkswagen Surán que estaba estacionada justo frente al kiosco donde se cometió el crimen. Ese vehículo quedó en el lugar luego del homicidio y fue secuestrado por la Policía de la Ciudad, aunque tenía las patentes cambiadas.
Los investigadores descubrieron que la VW Surán fue estacionada casi 12 horas antes en el lugar por una persona que esperó pacientemente a que ese sitio preciso se desocupara. Una vez que lo estacionó, se bajó y se fue. ¿A dónde? Todavía no se sabe, pero si se conoce que se subió a un taxi para irse del allí. Algunas horas después, llegó el sicario que entró a la parte de atrás del coche y se acostó para esperar a su objetivo.
Luego de cometido el crimen de Sturn, el misterioso asesino se fue caminando y, al llegar a la esquina, dobló por Laprida. En ese momento se encontró de frente con un policía, según se pudo ver en cámaras de seguridad. El oficial llegaba al lugar alertado por los gritos de la gente.
Rápido de reflejos, el homicida se tiró al piso actuando miedo por lo que había pasado. El agente de la Policía de la Ciudad nunca supo que tenía enfrente a un asesino. Cuando el efectivo siguió a ver que pasaba, el sicario se reincorporó y siguió caminando.
La reconstrucción indica que el homicida caminó algunos metros más hasta que se subió a una Fiat Cronos color rojo que estaba estacionado, esperándolo. En ese vehículo, fue hasta la zona del Abasto, donde dejó abandonado el Fiat y se subió a una moto que también estaba lista para la huida.
Hoy la justicia trata de dilucidar la patente de esa moto para continuar con el rastro.