Gustavo Nahir Almirón Molina, de 27 años, fue detenido por la policía tras ser identificado como el presunto responsable de un violento ataque que dejó a Roberto Carlos Borda, de 25 años, con múltiples lesiones en la espalda y el tórax.
El incidente ocurrió en una residencia ubicada en la Avenida Coronel Falcón N°1600, en el Barrio Santa Lucía. Según la información disponible, Borda fue trasladado al Hospital Julio C. Perrando para recibir atención médica debido a la demora en la llegada de una ambulancia.
La investigación policial reveló que Almirón Molina, residente del Asentamiento Avalos II, tras secuestrar a su víctima, habría utilizado un caño de PVC para agredir a Borda. Durante el operativo, las autoridades incautaron un vehículo Volkswagen color gris, una suma de $6.005.000 y 100 dólares. Además, se descubrió que el sospechoso contaba con la colaboración de su esposa para retener a la víctima según informó el portal del diario Norte.
El fiscal de turno, Roberto Villalba, fue informado sobre los detalles del caso y ordenó que los objetos y el dinero incautados permanezcan bajo custodia policial. Asimismo, se notificó la aprehensión de Almirón Molina en relación con la causa, que ha sido caratulada como supuesta privación ilegítima de la libertad y lesiones graves.
La policía actuó rápidamente tras recibir la notificación del incidente en la Comisaría Segunda Metropolitana, lo que permitió la detención del sospechoso en su domicilio.
Y en un hecho con características similares aunque en un contexto narco ocurrido a principios del mes de marzo último, un joven fue secuestrado y torturado por una banda que lo acusó por el faltante de droga.
El ataque ocurrió en el partido bonaerense de Moreno y fue brutal, a tal punto que la víctima perdió piezas dentales y terminó desmayado al desangrarse. Fueron tres días en los que lo golpearon, le cortaron un dedo con una amoladora y hasta le realizaron un tatuaje “deshonroso” en una nalga, donde le dibujaron un pene y un corazón junto a la siguiente frase: “No robes más” (sic).
Por el hecho, se inició una investigación a cargo del fiscal Federico Soñora, titular de la Unidad Funcional de Instrucción N°4 de departamento judicial de Moreno – General Rodríguez. Y, en ese marco, la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) detuvo a cinco sospechosos.
Todo comenzó cuando el joven, de alrededor de 25 años, con domicilio registrado en San Miguel fue citado a la casa de una mujer conocida como “La Gringa”, y señalada por los investigadores como la líder de la banda narco.
La víctima llegó y la dueña de esa propiedad de San Miguel lo esperaba junto a varios cómplices armados. “Lo citaron para arreglar un problema: le hicieron saber que faltaba droga y lo acusaron de habérsela robado”, contaron fuentes.
En ese contexto, le exigieron que devuelva lo que presuntamente había sustraído y lo amenazaron. El joven negó todo: ante ello, comenzó la feroz agresión y le propinaron culatazos en la cabeza y patadas en las costillas. También le quitaron las zapatillas. Luego lo maniataron, le vendaron los ojos y lo encapucharon para trasladarlo en vehículo hasta un asentamiento en una zona a la que los lugareños llaman La Tranquera, en la localidad de Villa Trujui. Una de las edificaciones del lugar funcionaba como búnker de la organización narco. La víctima fue encerrada allí.
Lo ataron de pies y manos a una silla. Después, lo sometieron a diferentes formas de torturas. Durante dos días le aplicaron un ataque salvaje. Varios golpes fueron en su rostro, con las culatas de una escopeta y una ametralladora, lo cual hizo que se le desprendieran algunos dientes.
En un momento, sus captores intentaron cortarle el dedo meñique de la mano izquierda con un alicate. Pero como no pudieron, tomaron una amoladora y le cortaron el mismo dedo de la mano derecha. Además, le realizaron el tatuaje.
Al día siguiente, debido a la cantidad de sangre que había perdido, perdió el conocimiento. “Le bajó la presión, se vino a pique. Al parecer, los captores se asustaron y decidieron tirarlo cerca de un hospital”, ampliaron las fuentes.
Horas después la víctima fue abandonada en cercanías del Hospital Emergencias Domingo Angio, en la localidad de José C. Paz. Esa misma semana, su hermano recibió un llamado: del otro lado del teléfono, alguien con la voz distorsionada, le dijo que la víctima le debía dinero y lo amenazó. “Le pidió que le devuelva lo que se robó o que lo iban a matar”.
En la investigación trabajaron en conjunto la UFI 4 que conduce Soñora, la División Homicidios de PFA, la Secretaria de Justicia y DDHH del Municipio de Moreno, que aportó cámaras de seguridad; y la fiscalía general de Moreno, a cargo de Lucas Oyhanarte.