Se llaman Paola Coquiara y Cecilia Sánchez. Para 2022, la primera era agente inmobiliaria y también mantenía un vínculo sentimental extra matrimonial con Martín Del Rio (50), que por ese entonces negociaba la mudanza de sus padres, al menos eso decía, a un exclusivo edificio de avenida Del Libertador, el Chateau. La segunda era su esposa, con quien convivía en Nordelta, y la madre de sus dos hijos, que tenían 18 y 20 años.
Dos años después, Del Rio, ya sin vínculos con Coquiara y divorciado de Sánchez, está sentado en el banquillo de los acusados por el crimen de sus padres, José Enrique Del Río y Mercedes Alonso. Ellas, este miércoles, serán testigos por parte de la acusación, sus palabras serán clave.
No serán las únicas que se presentarán este miércoles en contra del acusado.
También declarará en el juicio que se desarrolla en el Tribunal N°7 de San Isidro, a cargo de la jueza técnica María Coelho, el ex suegro del imputado, el papá de Sánchez, citado por los fiscales Alejandro Musso, Gastón Larramendi y Marcela Semería, quien acusan de Del Rio hijo de doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causae.
Paola y la caminata
Coquiara llegó a la investigación a través de un análisis de data mining, una herramienta que conectó a la mujer con el acusado al descubrir su dirección de correo electrónico en datos asociados al caso. Inicialmente considerada sospechosa, su casa fue allanada, al igual que la casa de su madre. La presión la llevó a una crisis emocional, pero con el avance del caso se convirtió en una testigo crucial.
El testimonio de la ex amante de Del Rio, reforzado por pruebas tecnológicas, complicó la situación del acusado durante la investigación, quien hasta ese momento no había vinculado a la mujer con los hechos. En su indagatoria, el empresario reconoció una relación personal con ella, enmarcada en encuentros semanales, pero negó cualquier conexión que pudiera incriminarla en el crimen.
El eje del testimonio de Coquiara giratá en torno a una caminata que realizó con Del Río el 18 de agosto de 2022, seis días antes del doble homicidio. Según su relato, recorrieron juntos desde el Chateau de avenida Del Libertador hasta la calle Melo, en Vicente López, donde se encontraba la casa de los padres del acusado y futura escena del crimen.
La ruta coincidía exactamente con la seguida por el asesino el día de los hechos, lo que levantó sospechas entre los investigadores y culminó de cerrar el círculo al rededor del acusado: los fiscales se convencieron de que era el hombre caminante que se ve llegar a la casa de las víctimas el día del crimen y están convencidos de que usó a su amante en ese entonces para hacer una prueba del camino.
Durante la instrucción, Coquiara describió los detalles del recorrido y respondió a preguntas que buscaban esclarecer la intención detrás de aquella caminata. Aunque ella aseguró no conocer los motivos de Del Rio, su testimonio llevó al análisis de las antenas telefónicas.
La relación entre Coquiara y Del Rio no se limitaba al ámbito personal. Según el acusado, ambos compartieron negocios inmobiliarios, incluyendo una frustrada operación en La Rioja, donde la mujer habría adquirido un 5% de participación. Sin embargo, lo que comenzó como una relación profesional terminó en una dinámica de encuentros privados, que mantuvieron en paralelo a la vida familiar de Del Río en Nordelta.