A más de un año del asesinato de Gabriela Pérez, la joven que murió producto de haber recibido un disparo en el cuello durante un acto que había sido convocado por el Sindicato Obreros de Empleadas y Empresas, Servicios y Afines de Córdoba (SOELSAC) el 9 de septiembre de 2023, la Policía local detuvo a un segundo sospechoso de haber estado involucrado en el ataque. Aún continúa la búsqueda de un presunto tercer participante que sería familiar del último detenido.
En medio de la investigación del caso, la fiscal Silvana Fernández ordenó la detención de Adrián Vallejo, conocido como “Petaca” y por presuntamente tener vínculos con la barrabrava de Talleres. De esta manera, ya son dos los arrestados junto con el hermano de la víctima, Gustavo “Pancuca” Herrera, quien aseguró que no sabía que Gabriela se encontraba en el Club Yapeyú.
De acuerdo a la reconstrucción que realizó la investigadora, Vallejos y el cómplice fugitivo habrían pasado a buscar a Herrera para que abriera fuego en la sede deportiva, en la que los sindicalistas se encontraban reunidos. Asimismo, se conoció que el tercer involucrado se habría tratado de un sobrino de Petaca llamado Luis Mendoza. El paradero del sospechoso es desconocido desde el día del asesinato.
Por el momento, Fernández habrían planteado que el último detenido habría tenido un rol clave en el crimen de Pérez. Según la información publicada por Cadena3, el hombre vinculado a la barra de la T se habría encargado de planificar el ataque contra los gremialistas. De hecho, la teoría que mayor fuerza cobró indicaría que todo se habría originado producto de una interna, de la cual habría intentado sacar un beneficio propio.
El hecho ocurrió durante un acto gremial organizado por el SOELSAC, en donde se habían reunido alrededor de 100 personas que manifestaban su apoyo al líder sindical Sergio Fittipaldi. Entre el tumulto, se encontraba Gabriela junto a su hermana, Dalma. Ambas estaban empleadas por la misma empresa de limpieza que brindaba servicios a la Municipalidad de Córdoba.
Una cámara de seguridad ubicada en la vía pública registró al agresor. Estaba vestido con un buzo azul y chaleco negro y tenía su rostro cubierto: usaba barbijo y gorra. Así, cuando el reloj marcaba las 14.39, se acercó caminando hacia un auto que estaba estacionado frente a la puerta de ingreso al club. Delante del vehículo se agachó un instante y al ponerse de pie, abrió fuego y huyó corriendo.
En el interior del club, Dalma relató que su hermana se encontraba a unos metros de distancia, cuando se escucharon las detonaciones. “Yo tenía a mi bebé de dos meses en brazos, retrocedí un poco y fue ahí que la vi a Gabriela retorciéndose en el piso, con las manos en el cuello”, recordó durante una entrevista con Infobae.
Fue cuestión de segundos para que notara que del cuello de Pérez había comenzado a salir sangre. De forma instintiva, le entregó el bebé a una de las personas que se encontraba en el lugar e intentó socorrer a la joven. “Un compañero la tapó con una remera. Empecé a gritar que me ayuden”, contó al mencionar que el líder gremial solo atinó a mirarla antes de retirarse.
No obstante, la mujer le suplicó a otro de los dirigentes para que pudieran trasladar a Gabriela hacia el hospital más cercano y, pese a que accedió a hacerlo, los esfuerzos no fueron suficientes porque la joven fue declarada muerta, apenas ingresó en el centro médico. De hecho, el personal de salud aseguró que era demasiado tarde como para implementar alguna maniobra que pudiera salvarle la vida.
“Esto es una interna sindical, no hay dudas. No sabíamos lo que estaba pasando. Si sabíamos que había gente armada en el lugar, no íbamos. O que iba a pasar eso jamás hubiese ido con el bebé de dos meses”, aseguró Dalma, quien además aseguró que el día anterior desde el gremio las llamaron para indicarles que “era obligatorio” asistir al evento. De lo contrario, el sindicato les retiraría el apoyo en caso de tener algún problema con la empresa que las tenía contratada. Las hermana obviamente fueron. “Nos obligaron. Esa era su manera de amenazarnos”, denunció.
Frente a esto, la hermana de la víctima exigió: “Sólo pido que el sindicato dé la cara. Fueron ellos los que nos obligaron a venir y desde que pasó todo no nos llamaron. No dijeron nada”, para luego lamentar que Gabriela haya sido asesinada producto de una interna política, en la que no estaban involucradas.