Enrique Fabiani parece haberse esfumado. Seis meses de búsqueda infructuosa por tierra, agua y aire no arrojaron ninguna pista sobre su paradero. Su familia está desesperada. “Estamos tratando de aprender a vivir con la incertidumbre de qué es lo que le pasó a mi papá”, contó su hijo Germán en diálogo con Infobae, “a menos que alguien tenga algún dato”.
Enrique, un jubilado de 74 años oriundo de Santa Fe, desapareció en una zona de Entre Ríos conocida como la Selva Montielera. No es una selva en el sentido literal de la palabra, pero su vegetación densa le da esa apariencia. Es una red compleja que se teje entre árboles, arbustos y enredaderas, donde conviven el ñandubay, varios tipos de algarrobos, espinillos, talas y chañares. Allí se refugian jabalíes y yaguaretés. En los bañados, acechan los yacarés.
“Quiero pedirle a la gente que si tiene algún dato sobre dónde puede estar mi papá, que por favor no tenga miedo. Que hablen. Que busquen a una persona para decirlo. Será absolutamente confidencial”, pidió su hijo. Luiego, recordó que continúa vigente la recompensa oficial de 5 millones de pesos para quien dé un dato certero.
“La gente tiene que acordarse de mi papá. También de Loan y de todas las personas desaparecidas”, concluyó Germán.
Qué pasa en la causa
“No hay imputados. Sí algunas personas bajo estado de sospecha, por lo cual se les solicitó, en su momento, que designen abogado defensor”, indicó a este medio Rubén Pagliotto, abogado de la familia de Enrique.
Julio Lodi, un estanciero, es la última persona que, hasta ahora, vio a Fabiani con vida. El jubilado apareció en su campo alrededor de las 00:40 de ese 4 de junio. Reconoció que tuvieron “un diálogo áspero” con el desaparecido, según el abogado Pagliotto. El letrado no ocultó sus dudas sobre el relato que dio el estanciero acerca de lo ocurrido esa madrugada.
Lodi llamó a la Policía de Entre Ríos. Dentro del personal uniformado que concurrió, estaba la Brigada de Abigeato, una unidad para la prevención del robo de ganado que suele tener un vínculo más allá de lo profesional con los propietarios de los campos que protege. Los abogados de la familia pidieron que se apartara a la Policía de Entre Ríos de la investigación y se convocara a Gendarmería, pero el fiscal a cargo de la búsqueda de Fabiani, Mauro Quirolo rechazó el planteo. Lo mismo ocurrió con el reclamo de que se cambie la carátula y se investigue una “desaparición forzada”. Cuatro jóvenes que cazaban en un paraje cercano entre el 3 y el 4 junio pasados también son posibles sospechosos.
Dentro de las medidas impulsadas por el fiscal y que autorizó la jueza de Garantías, Nadia Benedetti, se cuentan pruebas genéticas sobre varios elementos secuestrados.
También se realizaron intensas búsquedas en campos vecinos, caminos vecinales, bañados, arroyos, lagunas y montes. En estos rastrillajes se utilizaron canes entrenados, helicópteros, drones termográficos, buzos tácticos e incluso se vació el agua de los bañados. Se convocó a bomberos y rescatistas de Entre Ríos, Santa Fe, Chaco y Misiones. Hasta ahora, nada.
Algunas partidas de búsqueda incluyeron hasta 300 personas; el Equipo Argentino de Antropología Forense colabora en el caso. Pero todo ha sido en vano. Ni siquiera la extensa reconstrucción de los hechos, que demandó varios días, ha logrado arrojar luz sobre lo ocurrido con Fabiani. El mismo resultado dieron las testimoniales y los careos.
El respaldo político que recibió la familia tras ser recibida por los mandatarios de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, tampoco logró que la causa avance. Sin embargo, el abogado resaltó la marcha de las tareas de campo: “La investigación es impecable. El fiscal trabaja 24x7″, aseguró.
Una señal del Más Allá
Un cartucho de escopeta que supuestamente perteneció a Enrique fue hallado a 8 kilómetros a campo traviesa del campo de Lodi, donde fue visto por última vez. La forma en que fue encontrado está rodeado de misterio místico.
Hugo Almará es un vidente de la localidad de Sosa, cercana al lugar de los hechos. La Policía lo sumó a la investigación después de que él afirmara haber visto a Fabiani cerca de un paraje cercano al arroyo Payticú.
Los uniformados lo llevaron al sitio, y Almará encontró un cartucho de escopeta calibre .20, el mismo tipo de arma que tenía el jubilado al momento de su desaparición. Fue hallado por el vidente Almará, quien fue llevado allí por funcionarios policiales. Según Almará, él “veía “a Fabiani en esa zona, cerca de un arroyo llamado El Payticú. No se halló el cuerpo, pero sí el cartucho, un calibre que Fabiani solía emplear.
Así comenzó el caso
A principios de junio pasado, Enrique Fabiani partió de cacería con un grupo de amigos. Salió desde Santa Clara de Buena Vista, un pequeño poblado a 70 kilómetros de Santa Fe Capital. El destino era el campo “Don Antonio”, ubicado a la altura del kilómetro 104 de la Ruta Nacional 127. No era la primera vez que iban de caza a ese predio, situado en la zona de Mojones Norte, en Villaguay, en el centro-norte de Entre Ríos.
El lunes 3 de junio pasado, alrededor de las 18, Enrique se separó del grupo. Una hora y media más tarde, un grupo de maquinistas que trabajaban en la zona afirmaron haber visto deambulando a un hombre con sus características.
Cerca de la medianoche, Julio Lodi observó una figura sospechosa acercarse a la casa de su campo “La Criolla”. Según su relato, salió con una linterna e increpó al hombre, para luego echarlo de la propiedad. Momentos después, llamó a la Policía provincial.
Los uniformados llegaron y fueron informados sobre lo sucedido. Iniciaron una búsqueda, pero no encontraron pistas del hombre. Los perros siguieron el rastro por el sendero, pero se perdió a los pocos metros.
Desde entonces, Fabiani está desaparecido.