La Policía de Ciudad detuvo al hermano del narcotraficante y asesino César Morán de la Cruz —conocido como “Loco César”—, mientras vendía droga en la Villa 31. Junto a él, se encontraba una mujer.
Los efectivos de la División de Investigaciones 1 Norte dieron con el delincuente cuando patrullaban la zona. Así, al llegar a la calle Flor de Otoño al 200, se percataron de una acción compatible con narcomenudeo, en la que estaban involucrados un hombre y una mujer.
De acuerdo con la información a la que pudo acceder Infobae, estas personas habían intercambiado un envoltorio, por lo que los oficiales de la Policía de la Ciudad intercedieron en el hecho. De esta manera, lograron interceptarlos.
Al requisarlos, encontraron 28 envoltorios de marihuana, cuya carga total era de 322 gramos. Luego, se procedió a su identificación y así confirmaron que, además de contar con un largo historial de antecedentes penales, el hombre era el hermano de “El Loco César”, un delincuente que paga una prisión perpetua por narcotráfico y homicidio.
La mujer, de 29 años, por su parte, también cuenta con varios antecedentes y se cree que era ella quien cobraba el dinero de las transacciones. En este contexto, los oficiales dieron intervención a la UFLA, a cargo de Santiago Almedia, y ambos quedaron detenidos. A su vez, el fiscal ordenó el secuestro de la droga y del dinero encontrado durante la requisa.
En julio de este año, cayó el sobrino del capo narco de Retiro. Se trata de J. Morán, un joven de 23 años, de nacionalidad peruana. La Policía de la Ciudad lo encontró durante la madrugada del 16 de julio, mientras menudeaba pasta base. Lo cuidaba un típico “campana”, con una pistola calibre 22, quien intentó agredir a los policías. Ambos fueron detenidos. Según pudo saber Infobae en esa oportunidad, J. Morán es nuevo en la historia policial del linaje.
Durante más de una década, la familia Morán dominó el “pasillo de los zombies” y el comercio de drogas en el Playón Este. Su control fue desafiado por fiscales como el fallecido Jorge Di Lello y su equipo, quienes lideraron investigaciones y allanamientos sucesivos contra la organización. A pesar de los esfuerzos judiciales, la familia fue arrestada y condenada en múltiples ocasiones, pero su influencia en la zona continúa. Algo similar sucedió también con la importante de la Villa 31, la de “Ruti” Mariños, quien, junto a Morán de la Cruz, compartió el control en la zona. De igual forma, su alianza no estuvo exenta de roces y conflictos internos.
“El Loco César” está preso hace más de una década. Actualmente, cumple con su condena en la Unidad N°7 de Resistencia, Chaco. Sin embargo, sigue liderando la venta de estupefacientes en la Villa 31. Su banda está compuesta por entre 50 y 100 personas, que funcionan como “soldados”, “campanas” y dealers. El capo narco es conocido también como “Mata por Gusto”.
El crimen es algo transversal a toda la familia Morán. Juan Honorio Inga Arredondo, conocido como “Piedrita”, es otro de los sobrinos de César y se convirtió en su sicario más destacado. Fue condenado a 20 años de prisión por dos homicidios; una de las víctimas fue Mónica Palma, quien habría sido pareja de César. La mujer fue asesinada por aparentemente por quedarse con un dinero indebido, un ajuste de cuentas dentro de la organización.
Las mujeres de César desempeñan un papel crucial en su historia criminal. Margarita Morales Huincho, por ejemplo, fue detenida en 2021 en el marco de una vieja causa por homicidio fechada en 2017, en la cual también fue imputado César.
El último golpe contra la banda fue asestado por la División Antidrogas Norte, que, tras realizar cuatro allanamientos en el Barrio, logró desmantelar parte de la organización. La operación fue el resultado de una investigación iniciada en diciembre de 2022, que incluyó trabajo de campo y registros fílmicos, los cuales mostraron con claridad la actividad narcotraficante a pocos minutos del Obelisco.
Durante esta operación, los agentes lograron arrestar a dos vendedores de droga, dos abastecedores de estupefacientes, un hombre que cumplía la función de hacer “campana” para alertar sobre los movimientos en la zona, y a tres colaboradores más de la banda.