El lunes 9 de diciembre, casi dos años y medio después, Martín Santiago Del Rio enfrentará al Tribunal N°7 de San Isidro, acusado de cometer uno de los crímenes más perversos de la historia reciente: el doble asesinato de su madre y su padre, José Enrique y Mercedes, muertos a tiros por la espalda dentro de su Mercedes Benz en su casona de Vicente López el 24 de agosto de 2022. Del Rio, tal como es su derecho según la ley de la provincia de Buenos Aires, optó por ser juzgado por un jurado popular.
Las cámaras de seguridad relevadas por la Justicia serán una parte clave en este proceso, con una acusación a cargo Alejandro Musso, Marcela Semería y Gastón Larramendi, que deberán ubicar, sin margen de dudas, al empresario en la escena del crimen.
La reconstrucción realizada revela que, ese día, quien sería Del Rio llegó desde Nordelta desde Nordelta con su camioneta, que estacionó en una calle frente al edificio Chateau Libertador, llamada Richieri, un punto ciego sin cámaras de seguridad. Luego, fue rumbo hacia Capital, para volver a las 16.45. Desaparece por unos momentos, sale vestido de azul. Camina por Libertador, hacia la calle Zufriategui, donde se ubica la cancha de Platense, luego hacia Melo. El hombre vestido de azul es visto entrando a la casa de las víctimas a las 17:33.
Una hora y tres minutos más tarde, sale de esa casa una figura con los mismos pantalones, abrigada con un buzo gris, con rumbo hacia la calle Richieri, para abordar la camioneta. Una semana, curiosamente, Del Rio había hecho un recorrido idéntico con la mujer señalada como su amante.
La solidez forense del análisis de cámaras tiene que ser total. No alcanza con estimar si ese hombre, primero de azul, luego de gris, es Del Rio. Hay que probarlo. La pena, de cara a la imputación, doble homicidio criminis causa, agravado por alevosía, por el vínculo y por el uso de arma de fuego, podría ser la de prisión perpetua.
Para esto, los fiscales convocaron al perito criminalista Daniel Salcedo, ex jefe de la Policía Bonaerense, integrante de la mesa inicial de peritos de la querella de la causa por la muerte de Alberto Nisman, colaborador frecuente en causas del MPF provincial. Hoy, Salcedo finaliza su trabajo en un análisis del video de la supuesta llegada y fuga de Del Río de la escena del crimen, con un análisis cuadro por cuadro de 40 mil cuadros separados.
La pericia en la que trabaja Salcedo, que fue convocado luego de la elevación a juicio del expediente, es un reconocimiento biométrico, un término al menos familiar en la actualidad: la biometría, por ejemplo, se emplea en aplicaciones bancarias para evitar el robo de cuentas. El punto, precisamente, es distinguir el andar humano, la forma de caminar de la figura y si corresponde con la de la persona investigada. El término es “RAH”: reconocimiento del andar humano, o “gait-based person verification” en inglés.
Hay dos patrones principales en el análisis de Salcedo sobre ese hombre caminante: así como la frecuencia de los pasos, así como los ángulos de flexión de las piernas, además de la longitud de la diferentes partes del cuerpo.
Mientras Del Rio espera su turno en el Tribunal N°7 sanisidrense encerrado en un penal de San Martín, los fiscales fortalecen la acusación con una larga lista de testigos. La empleada doméstica Ninfa Aquino, la primera detenida del caso, luego exonerada, fue citada a declarar. En una presentación audiovisual, se analizará el cruce de cámaras, la secuencia de comunicaciones telefónicas y la extracción de información del teléfono del padre de Del Rio, que será contrastado con la coartada del acusado, según confirman fuentes del caso a Infobae.
El móvil del doble asesinato, se según creen los fiscales acusadores, según creen los propios familiares de Del Rio, fue la codicia: el acusado, ante un negocio fallido, una pésima inversión, asediado por deudas, le habría exigido dinero a sus padres.
Al no obtenerlo, buscó, en cierta forma, acelerar la llegada de su herencia.