Once detenidos escaparon el domingo pasado de la Alcaidía 4 Bis, ubicada en el barrio porteño de Barracas. La fuga ocurrió durante un corte de luz y la Policía de la Ciudad ya logró recapturar a dos de los internos; el resto continuaba prófugo hacia la tarde de este martes. Mientras las autoridades trabajan para encontrarlos, salieron a la luz los audios de las primeras comunicaciones radiales entre los oficiales que comenzaron la búsqueda de los fugitivos.
En los archivos de voz a los que accedió Infobae, los agentes pidieron al jefe del servicio de la alcaidía que proporcionara detalles sobre los evadidos. Así, se compartieron las descripciones iniciales de cada uno, detallando sus características físicas y vestimenta. Se mencionaron, por ejemplo, aspectos como la estatura, el tipo de cuerpo, los tatuajes, la barba y otros rasgos distintivos que podrían ayudar a los agentes a identificarlos rápidamente.
En el caso de Jairo Abel Gamarra Canaval, uno de los fugitivos, la comunicación señaló que llevaba una remera y pantalón negro, que es de contextura robusta y tenía cabello corto. Además, se indicó que presentaba una “ceja entrecortada”. De 30 años y con domicilio registrado en la Villa Zavaleta, estaba detenido en esa sede policial con prisión preventiva desde abril último por un robo a mano armada.
Otro de los que se describió en el intercambio radial fue Dilan Andrés Agudelo Sánchez. “Estatura aproximada de 1.70 metros, barba candado completa, pelo corto y un lunar debajo del ojo derecho, cerca de la patilla”, fue la información aportada desde el lugar de la fuga. Por otro lado, Josafat Arce fue descrito como un hombre de “1.65 metros de altura, delgado, de nacionalidad boliviana y con pelo corto”. También vestía pantalón negro.
Finalmente, se detalló a Nicolás Ezequiel Pacheco, quien, al momento de la fuga, llevaba pantalón blanco con vivos rojos y tenía el torso desnudo. El jefe de la alcaidía señaló que es de contextura robusta y tiene barba. Además, mencionó que Pacheco tomaba medicación, lo que indicaba que podría haber estado fuera de sí en el momento de la evasión.
Pacheco tiene 30 años y había sido ingresado a la alcaidía de Barracas el 26 de febrero pasado por una causa de tentativa de hurto. El delincuente, que también emplea los alias de “Fernando Mauro Pacheco” o “Nicolás Ezequiel Ramos”, fue condenado a un año y seis meses de cárcel el 20 de febrero de 2020 por entrar a robar a un predio de AySA. Intentó llevarse dos tapas de inodoro, cestos de basura y cables: el personal de seguridad lo atrapó y lo entregó a la Policía. La Sala II de la Cámara lo declaró reincidente, ya que tenía una condena previa.
De acuerdo con los primeros datos de la investigación, el escape se concretó a través de los techos de la comisaría durante un corte de luz. Una versión indica que los detenidos esperaban en un pasillo cuando aprovecharon la oscuridad para treparse y así huir por una claraboya. Por el hecho, las autoridades del Ministerio de Seguridad porteño sumariaron a cuatro policías: fueron pasados a disponibilidad.
Los evadidos son, en su mayoría, oriundos de la Villa Zavaleta, cercana a la dependencia policial. Muchos de los delincuentes -en su mayoría acusados de varios robos y hurtos- ya tenían prisiones preventivas, incluso condenas, con estadías en la alcaidía desde, al menos, febrero de este año.
La Policía recapturó a dos de los 11: a Néstor Iván Benítez, (33), quien está condenado en una causa por robo; y a Mario Ernesto Birraglia (52), quien estaba alojado en la alcaidía bajo prisión preventiva por robo agravado desde el 4 de noviembre último.
El listado de fugitivos lo completan Nicolás Vera (23, preso desde fines de octubre en la comisaría de Barracas), Brian Placencia (33 años, de nacionalidad peruana, detenido el 18 de febrero del 2024 por un robo agravado), Henry Quiroz, Franco Emanuel Vega y Jonny Andrés Díaz Silva. Los datos de estos últimos no fueron proporcionados.
En CABA, hay más de dos mil detenidos en comisarías y alcaidías de la fuerza porteña, el doble de la cantidad de plazas habilitadas en el distrito. Esas dependencias, insisten las autoridades, no cuentan con infraestructura para brindar un encierro prolongado, ya que son espacios destinados al alojamiento transitorio por un máximo de 72 horas, así como tampoco con medidas de seguridad adecuadas.