En las últimas horas, la Policía Bonaerense arrestó a un nuevo sospechoso por el crimen de Juan Manuel Castelli, el policía de la Ciudad que murió el pasado 31 de julio después de que le dispararan dos veces en Lomas de Zamora, indicaron fuentes del caso a Infobae. Castelli tenía 41 años, era oficial Mayor en la fuerza porteña y prestaba servicios en la Alcaldía N°12 de Saavedra. La víctima circulaba a bordo de su moto sobre Camino Negro cuando fue interceptado por dos motochorros que intentaron robarle sus pertenencias y lo balearon en un brazo y una pierna.
El primer sospechoso, de 24 años y de apellido López, fue atrapado 13 días más tarde por la DDI de Lomas de Zamora. Ahora, cayó su cómplice, un adolescente de 17 años, identificado como “L.” que habría sido el autor de los disparos. Tras tareas de inteligencia, el menor de edad fue ubicado en las calles Andrés Bello y París, zona de Villa Rita, donde fue arrestado. A fines de agosto, los efectivos habían allanado su domicilio. Allí, incautaron cinco celulares y balas 9 milímetros.
Además, los detectives lograron determinar que L. y López llevaron la moto que utilizaron en el hecho a un joven de 18 años, de apellido Esquivel. a quien supuestamente le entregaron 50 mil pesos para que la ocultara. “Nos tiroteamos con la Policía en el camino”, le habían dicho al hacerle entrega del vehículo que fue secuestrado en la casa de la novia del sospechoso. Al revisar los registros, los policías establecieron que la moto tenía pedido de secuestro activo.
Tras el hallazgo de la moto, Esquivel fue imputado por encubrimiento agravado.
En la investigación interviene la UFI N° 6 del Fuero de Responsabilidad Juvenil, a cargo del fiscal Marino Bonilla.
Según detallaron fuentes del caso a Infobae, los delincuentes le dispararon dos veces a la víctima antes de escapar sin llegar robar nada. Las balas impactaron en un brazo y una pierna, ambos con orificio de entrada y salida.
Luego, el agente fue asistido en el lugar y, poco después, lo trasladaron a la Unidad de Pronta Atención de Villa Fiorito. Allí ingresó a las 4.40 de la madrugada. Alcanzó a identificarse como policía, contó que estaba de civil cuando fue asaltado y que portaba su arma reglamentaria.
Pero una hora más tarde, la víctima sufrió un paro cardiorrespiratorio y, pese a los intentos de los médicos, falleció: la bala que impactó en su pierna perforó la arteria femoral.
A mediados de septiembre, ocurrió un crimen similar en Lanús. José Luis Gómez, principal de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, fue asesinado de un tiro en el pecho. Fue baleado por un único sospechoso, que empleó un arma calibre 22. Luego de dispararle al policía, una mujer a bordo de una moto lo pasó a buscar. Así, escapó, según confirmaron fuentes judiciales. Se cree que Gómez también disparó, ya que había varias vainas servidas en la escena del crimen.
La moto de la víctima, que era padre de tres hijos, no fue robada. La Policía Bonaerense la encontró en la escena, con las llaves en la ignición. El morral de Gómez, su pistola 9 milímetros y un teléfono celular también estaban junto a su cadáver. Sin embargo, le habrían robado un segundo teléfono que llevaba.
La víctima prestaba servicio en la División Homicidios de la fuerza de seguridad porteña. Tenía 48 años y 22 de servicio. La causa del homicidio está a cargo de la UFI N°7 de la fiscal Silvia Bussano.