Minutos después del partido que se jugó en el Coloso Marcelo Bielsa, donde Newell’s cayó por 3 a 2 ante Central Córdoba de Santiago del Estero, ocurrió una balacera en las inmediaciones del estadio, en plena salida de hinchas leprosos. Según un testigo presencial y varios testimonios que fueron publicados a través de la red social X, un sospechoso a pie apuntó contra una casa y disparó cinco tiros. En el lugar solo se encontró una vaina servida que sería calibre .40.
El ataque a tiros tuvo lugar a las 19.14 de este miércoles, ni bien había terminado el partido contra el conjunto santiagueño y mientras los simpatizantes de Newell’s salían por una de las principales arterias del estadio. El hecho quedó filmado por una cámara de videovigilancia de la cuadra y se puede observar cómo los vecinos y los hinchas comienzan a correr, y algunos se tiran al piso ante el estruendo de los tiros.
“En el domicilio se observan cinco impactos de bala. En el lugar había una vaina”, relató a Canal 3 un oficial que participaba del operativo policial después de la balacera.
Un joven testigo agregó que la propiedad está subdividida en dos unidades habitacionales, una por cada piso. “Siempre hay alguien arriba. Recién no estaba porque llegó de pasear el perro y no lo dejaron pasar. En la parte de abajo, que es otro lugar, se ve que no hay nadie. Tocaron timbre y no salió nadie”, indicó.
“Fue un tipo que se paró ahí, enfrente, al lado de un árbol y tiró. Estaba solo y se fue corriendo. Hubo gente que se llevó balas”, amplió el joven.
En las imágenes que se captaron de los disparos se ve a una persona vestida con prendas oscuras y con gorra que, ni bien se escuchan las detonaciones, comenzó a correr y según indicaron investigadores policiales, podría ser un sospechoso del ataque.
Desde la unidad fiscal de Flagrancia del Ministerio Público de la Acusación ordenaron a la Policía de Investigaciones que se dirija al lugar para el levantamiento del material balístico, relevamiento de cámaras de vigilancia y toma de testimonios.
En el mundo fútbol, Rosario atraviesa un momento particular. El pasado 9 de noviembre asesinaron a tiros al jefe de la barra brava de Rosario Central Andrés Alejandro “Pillín” Bracamonte y su ladero Daniel Raúl “Rana” Attardo a pocos metros del Gigante de Arroyito, tras la caída de local del Canalla ante San Lorenzo.
Bracamonte y Attardo fueron trasladados al Hospital Centenario, donde fallecieron como consecuencia de cinco heridas de arma de fuego cada uno, según determinó la autopsia que se realizó en el Instituto Médico Legal de Rosario.
El fiscal a cargo del caso Alejandro Ferlazzo afirmó en conferencia de prensa que los sicarios eran tres, estaban a pie y atacaron con una pistola calibre 9 milímetros a los barras –que estaban abordo de una S10 blanca– en Avellaneda al 700 bis, cuando casualmente no había alumbrado público producto de un desperfecto.
El propio gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, había anticipado que “indudablemente el hecho puede traer una escala de una escalada de violencia”. En este sentido garantizó que “el Estado está preparado distinto” a cómo opera el crimen organizado. “Quiero valorar lo que hicimos acá, porque la verdad que la caída significativa de los datos en materia de violencia y de seguridad pública, les puedo asegurar que este va a ser el año menos violento de la provincia”, afirmó.
“Me dolió que muchos salieran a plantear como que la ciudad se iba a volver a descontrolar”, manifestó Pullaro. Y aseguró que eso se debe a “no leer o no estudiar lo que está sucediendo”, luego del arribo a Rosario de funcionarios del Gobierno nacional, como la secretaria de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva.