Tres jóvenes delincuentes de la zona oeste crearon, según la acusación en su contra, uno de los negocios más feroces y lucrativos en la historia reciente del hampa.
Jonathan Abel Díaz, alias “Jony”, de 29 años, con domicilio en González Catán y registrado como mensajero en la AFIP. Julieta Tais Duarte, conocida como “July”, novia de Díaz y de 22 años. Y Gabriel Iván Galán -de 24 años, apodado “Memeco” y de Isidro Casanova, sin un trabajo en blanco en su historia -fueron detenidos en los últimos días junto a 13 de sus cómplices.
Sus arrestos se realizaron en el marco de un operativo de 55 allanamientos a cargo de la Dirección de Automotores de la Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado de la Policía Bonaerense. Los tres sospechosos principales fueron señalados en la investigación a cargo del Juzgado Federal N°3 de Morón como los jefes de una pirámide criminal dedicada a robar autos de alta gama en zonas como La Matanza, Merlo, Morón, Tres de Febrero y Lomas de Zamora para luego llevarlos más allá de la frontera argentina.
La asociación ilícita que supuestamente comandaban los sospechosos incluía conexiones en Misiones, Corrientes y Entre Ríos, donde “Memeco” se encuentra encarcelado en un penal provincial. Operaban con ladrones encargados de robar los vehículos, desguazadores en desarmaderos, expertos en adulterar documentos y, luego, los revendedores que insertaban de vuelta los autos en el mercado.
“Hay un cuarto jefe de la organización criminal que se encuentra prófugo. Queda claro que hay gente que compra vehículos manchados con sangre y hay que tomar conciencia de ello”, le aseveró a Infobae el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso.
Hay, por otra parte, otros nueve imputados, entre ellos dos agencieros de autos usados que pertenecen a la comunidad gitana. A un ladrón, según fuentes del caso, “Jony” y su organizaciópn podían pagarle hasta un millón y medio por un coche y tres millones por una camioneta. Luego, los vehículos viajaban hacia Paraguay, Bolivia o Brasil, donde se vendían entre cinco mil y ocho mil dólares, una ganga manchada con sangre.
Los roles, de acuerdo a la investigación, estaban claramente definidos. Díaz, como líder máximo, supuestamente realizaba la coordinación y supervisación de las operaciones, garantizando la llegada de los autos a su destino final. Su novia era su segunda al mando. “Memeco”, a pesar de estar preso, se habría encargado del reclutamiento de pistoleros: tenía cuatro células con cuatro tiradores cada una.
La banda, según el organigrama trazado por la Policía Bonaerense, tenía también un segundo cerebro: Lidia Esther Núñez, de 61 años, con domicilio en Morón, también detenida, sin ninguna actividad comercial declarada. Ella realizaba el enlace con los falsos gestores encargados de fraguar los documentos para mover los vehículos.
Se identificó y arrestó a, por lo menos, cuatro de estos gestores.
Los autos y camionetas eran trasladados en contenedores que eran llevados por camiones: precisamente,“Memeco” fue detenido en Misiones en medio de un supuesto viaje para entregar mercadería. Para esto, también, se necesita una firma de transportes. José K., un empresario de 59 años con domicilio en Santo Tomé, provincia de Corrientes, fue imputado por tener un posible rol clave en esta parte del negocio.
El funcionario hipotetizó que la organización encabezada por Díaz podría también tener vínculos con el narcotráfico: “Es algo que se investiga, sobre todo porque otras tres bandas que trabajaban de la misma manera y que ya fueron desmanteladas también tenían vínculos con drogas”. Con respecto al operativo, el ministro continuó: “La verdad, fue un esfuerzo muy grande y no podemos quedarnos solo en el robo en el Conurbano. Detrás hay organizaciones criminales. Para ello, es clave el trabajo de la Policía con la Justicia de instrucción y federal, pero también la labor con Entre Ríos y Misiones y la colaboración de la ministra de Seguridad de la Nación”.
En los allanamientos se secuestraron 127 teléfonos: lo que revelen las pericias a estos aparatos puede ser de interés para la causa.