Un día después del motín, en una comisaría de Neuquén, se difundieron cuáles eran las exigencias de los delincuentes. A su vez, se conoció cómo se encuentra el efectivo del sistema penitenciario que fue rehén de los 13 presos que se apoderaron de la comisaría.
Todo sucedió el lunes por la tarde, cerca de las 18 horas. En ese momento, los reclusos aprovecharon el cambio de guarida para capturar al oficial, identificado como E.R. Una vez que las autoridades tomaron conocimiento de la situación, se montó un operativo de forma inmediata en el lugar. Los procedimientos estuvieron a cargo del comisario mayor Leonardo Antonio Muñoz, responsable de la Policía de Neuquén en Centenario, quien ordenó la intervención del Grupo Especial Antimotines y Requisa (GEAR).
Según contó el comisario inspector Félix Caporaso a Diario de Río Negro, los presos se mostraron “reacios” a negociar, por lo que la mujer que cumplió esta función ingresó de “civil”.
Las exigencias de los delincuentes estaban vinculadas a las condiciones edilicias en las que se encuentran cumpliendo sus penas. A su vez, reclamaron por un mejoramiento del espacio destinado a recibir visitas y que se incrementen los elementos de limpieza. Mientras tanto, otros exigieron ser trasladados a otras alcaidías.
Frente a esto y tras una larga conversación, las autoridades accedieron a brindarles mesas y sillas para que puedan ver a sus familiares y allegados, así como también hicieron lugar al pedido de incrementar los elementos de higiene. Sin embargo, con respecto a los traslados, dejaron en claro que es algo que depende de la Justicia. Así, la situación comenzó a destrabarse.
Sobre el espacio disponible en la comisaría, Caporaso reconoció que “es chico”, por lo que recalcó que “hay una emergencia carcelaria”. “Se está trabajando en lo edilicio”, precisó.
De esta manera, luego de tres horas, los presos liberaron al oficial. “Entró en estado de shock y fue trasladado al Policlínico. Psicólogos y médicos de la institución policial estuvieron ahí”, aseguró. En ese momento, tenía dificultades para hablar.
El hombre no presentó heridas físicas, pero debido a su estado emocional fue trasladado al Policlínico de Neuquén, donde permaneció ingresado por unas horas. Recibió el alta durante la madrugada del martes. Actualmente, se encuentra en reposo y con acompañamiento psicológico. La mayoría de los internos implicados en el motín cumplen condenas por delitos graves, incluyendo homicidios.
Hace tan solo unos meses, se vivieron momentos de tensión en una comisaría en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por 25 presos que no querían regresar a sus celdas. Todo sucedió a 800 metros de la Casa Rosada.
El conflicto se originó cuando uno de los detenidos portaba una faca en las áreas de esparcimiento y se negó a regresar a su celda, quedándose en el pasillo de acceso. Su actitud fue imitada por otros reclusos alojados en el mismo pabellón, lo que llevó al inicio del motín. El hombre que comenzó el enfrentamiento expresó su descontento por la duración de las visitas, las cuales consideraba “muy cortas”.
La situación alcanzó tal magnitud que los responsables de la sede policial recurrieron al apoyo de la División Unidad Táctica de Intervención de Alcaldías (DUTIA). Este equipo especializado fue desplegado para dialogar con los amotinados y tratar de persuadirlos para que depongan su actitud y cesen la toma de rehenes.
La Unidad de Flagrancia Este intervino en el caso y ordenó levantar actas por “resistencia a la autoridad y daños”. Las fuentes señalaron que, pese al conflicto, no hubo agentes heridos ni riesgo de fuga durante el motín. Además, se realizó una requisa de emergencia en el sector para verificar y confiscar posibles materiales peligrosos en posesión de los detenidos.