Agravaron la imputación de los tres detenidos por el crimen de Aralí Vivas en Córdoba

Hasta ahora, todos estaban acusados por el delito de homicidio simple, en carácter de coautor y partícipe necesario, en el caso de la madre

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Aralí Vivas tenía 8 años
Aralí Vivas tenía 8 años

A menos de dos semanas del brutal crimen de Aralí Vivas en Córdoba, la Justicia agravó la imputación de los tres detenidos y, en el caso de ser condenados, podrían recibir prisión perpetua. Todos los implicados serán indagados nuevamente el viernes próximo por videoconferencia.

Hasta el momento, el padrastro de la víctima, Ezequiel Simeone, de 33 años, y uno de sus amigos, Cristian Hernán Varela, de 40 años, estaban imputados por el delito de homicidio simple en carácter de coautores, mientras que la mamá de la menor, Rocío Milagros Rauch, era considerada partícipe necesaria del crimen.

Sin embargo, el fiscal Oscar Gieco, que lleva adelante el expediente, decidió agravar la acusación de todos los detenidos al elevar el delito a homicidio calificado por el vínculo. En el caso de los hombres en carácter de coautores y en el caso de la mujer, como partícipe necesario, de acuerdo con la información del medio local La Voz de San Justo.

Con respecto a Rauch, la Fiscalía no puede comprobar que haya sido testigo o participado en el homicidio, de hecho, las pruebas recolectadas hasta el momento indicarían que ella no se encontraba en el domicilio. De igual forma, consideran que ella no protegió a la niña, como debería.

La Justicia llegó a esta imputación luego del análisis de las llamadas telefónicas entre los tres acusados, puesto que se pudo comprobar que existieron comunicaciones antes y después del asesinato. Entre la 1 y las 6 de la madrugada.

El domicilio donde encontraron a la víctima. Foto: La Voz del Interior
El domicilio donde encontraron a la víctima. Foto: La Voz del Interior

A su vez, no se encontraron mensajes de WhatsApp, puesto que ninguno de los celulares peritados contaban con esa aplicación. Otros de los argumentos que utilizó Gieco para fundamentar la agravación de la imputación son los testimonios de los vecinos y familiares que daban cuenta de que la niña era víctima de abusos reiterados.

En línea con el informe forense, la muerte de Aralí ocurrió cerca de la medianoche del viernes 1° de noviembre, aproximadamente 14 horas antes de que las autoridades policiales encontraran el cuerpo. Las cámaras de seguridad en la zona posibilitaron rastrear los movimientos de los detenidos el día de los hechos. La reconstrucción inicia el viernes a las 21:16 horas, cuando Varela llega en bicicleta a la casa de Simeone. Posteriormente, ambos realizaron varias idas y venidas, incluyendo momentos en los que Simeone utilizó la bicicleta de Varela. Finalmente, el padrastro de la menor retornó a su domicilio a las 3:27 de la madrugada del sábado.

Pasado el mediodía, Simeone fue visto saliendo de la vivienda junto a los otros dos menores, llevándolos a una plazoleta ubicada a unas dos cuadras. Más tarde, a las 13:46, regresó a la casa y, según indicaron los testigos, se produjo un incendio. A las 13:54, un hombre dio aviso a los bomberos al observar el humo; estos llegaron al lugar a las 13:59 y lograron controlar las llamas. Durante la inspección en el interior de la casa, los bomberos hallaron el cuerpo de Aralí.

Durante el lapso entre el crimen y el incendio, los dos menores estuvieron en la vivienda junto al cadáver de su hermana. Hace unos días, el fiscal consideró que estos niños “quedaron a la buena de Dios, sin madre ni padre”. Además, relató que, según lo declarado en Cámara Gesell por la hermana de la víctima, ella intentó despertar a Aralí, pero al no obtener respuesta, la dejó pensando que dormía. El fiscal añadió que, aunque “no se puede afirmar que los menores hayan sido testigos del crimen”, sí se ha confirmado que ellos estuvieron presentes en el lugar.

Una de las últimas actualizaciones de la causa se dio cuando uno de los dos detenidos confesó que “era costumbre abusar de esa niña”. De hecho, la autopsia realizada sobre el cuerpo de la menor reveló que tenía signos de abuso. En consecuencia, el fiscal entiende que la “mataron para tapar un delito precedente”, en este caso, el abuso.

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