Detuvieron este martes a un sospechoso por el crimen de Gastón Javier Altamirano, el sereno que fue asesinado de 20 puñaladas en un predio en Quilmes el pasado 24 de octubre. El operativo para hallar al presunto autor del hecho tuvo lugar en el barrio Los Pinos, ubicado en Villa Luzuriaga, partido de La Matanza. “Creyó que era ‘el Pomberito’ y lo apuñaló”, señalaron fuentes del caso sobre lo que podría haber ocurrido la noche del violento episodio.
Personal de la DDI de La Matanza junto al Gabinete de Homicidios de la DDI de Quilmes se encontraban realizando diferentes tareas para dar con el supuesto responsable, quien se mantenía prófugo desde aquel jueves en el que la víctima falleció.
En ese momento, supieron que en una zona denominada “La Candela”, del conurbano bonaerense, podría encontrarse la persona que era buscada y que había sido señalada por Altamirano antes de morir.
Se trata de P.D.C., un hombre de 43 años, que solía ir a la fábrica para reparar las maquinarias. Los agentes lo hallaron en un pasillo del barrio, en las inmediaciones de Pujol y Carabobo.
Apenas lo vieron, los miembros policiales constataron que era el hombre que estaba siendo intensamente buscado por la Policía Bonaerense. De inmediato, procedieron a detenerlo y luego, lo trasladaron a la sede judicial.
Según señalaron las fuentes policiales, el ataque se habría producido durante un confuso episodio entre ambos involucrados. “Creyó que era ‘el Pomberito’ y lo apuñaló”, aseguraron.
Tras el caso, la investigación de la causa está en manos de la fiscal Ximena Santoro, titular de la UFI N°7 de Quilmes.
El caso
Gastón Javier Altamirano era un hombre que trabajaba como sereno de una empresa de volquetes, ubicada en la localidad bonaerense de Bernal Oeste, partido de Quilmes. El pasado 24 de octubre, recibió 20 puñaladas mientras dormía en el lugar. Desde aquel momento, un compañero de trabajo se convirtió en el principal sospechoso.
El brutal ataque ocurrió durante la madrugada de aquel jueves, en el predio de la empresa situada en Camino General Belgrano y avenida Montevideo.
Tras el sangriento ataque, Altamirano alcanzó a comunicarse al 911 y dio aviso de lo ocurrido. De inmediato, personal de la Comisaría 7ª de Quilmes se dirigió al lugar del hecho y constató lo denunciado por la víctima.
Cuando ingresaron, los agentes hallaron al hombre herido dentro de un dormitorio, en ropa interior y con varias heridas en su cuerpo. “Fue Pablo, fue Pablo”, repitió una y otra vez a los uniformados.
Tras la gravedad de su estado de salud, producto de las numerosas heridas, Altamirano fue trasladado en una ambulancia del SAME al Hospital Iriarte, ubicado sobre la calle Allison Bell, en Quilmes.
Una vez en el lugar, inicialmente, la víctima quedó internada en estado reservado. Pero, horas más tarde, las autoridades confirmaron que había fallecido.
Tras realizar las tareas investigativas de rigor, la Policía corroboró que el hombre pernoctaba en el lugar del hecho.
Por otra parte, y como consecuencia de las reiteradas oportunidades en las que la víctima mencionó la palabra “Pablo”, las averiguaciones que surgieron posteriormente, indicaron que el presunto autor del hecho sería un hombre oriundo de Rafael Castillo, partido de La Matanza, que solía concurrir a la fábrica para reparar las maquinarias del lugar.
En un primer momento, la fiscal del caso, Ximena Santoro, caratuló la causa como tentativa de homicidio y ordenó peritar la escena del suceso. Una vez finalizado el trabajo de los peritos, y a partir del testimonio del propietario del lugar, los investigadores detectaron que faltaba dinero y el teléfono celular de la víctima.
Un día después del ataque, durante los operativos, los agentes se dirigieron hacia el domicilio declarado por el principal sospechoso, pero no lograron encontrarlo.
En este contexto, y tras una serie de medidas, los efectivos lograron hallarlo y detenerlo en La Matanza 12 días después del episodio.