Siete reclusos que estaban en la comisaría 2ª de Rosario, ubicada en Paraguay al 1100, en el centro de la ciudad, se escaparon en la madrugada de este lunes tras cortar las rejas del techo del módulo de detenidos y correr por propiedades linderas hasta tirarse a la calle. Los siete fueron recapturados en un operativo conjunto entre la brigada motorizada y la brigada de orden urbano de la Unidad Regional II.
Al momento del escape había 57 internos en un espacio que tiene capacidad para 16, según indicaron investigadores policiales a Infobae.
De acuerdo a la información oficial, los presos que fueron recapturados fueron Juan Abel Mena (38), Luis Ezequiel Vallejos (28), Facundo David Obregón (19), Brandon Ezequiel Gálvez (19), David Nazareno Godoy (31), Juan Eduardo Kelly Bustamante (63) y Ariel Agustín Montenegro (29).
En el procedimiento, los agentes también detuvieron a Edit Elsa Juliana M. (37) y Betiana Mabel Q. (45), quienes estaban en un Siena negro en marcha en San Juan al 1400, a la vuelta de la seccional. Se presume que allí esperaban a los evadidos para servir de vehículo de fuga.
Las mujeres, al ver el operativo, se bajaron del auto y se echaron a correr, aunque no llegaron lejos. En Mendoza al 1600 las arrestaron y las trasladaron a la comisaría 2ª, donde quedaron a disposición de la unidad fiscal de Flagrancia del Ministerio Público de la Acusación.
Este año se dieron varias fugas de seccionales de Rosario. La anterior fue el 13 de octubre, cuando 16 internos se escaparon de la comisaría 16ª, situada en Ayacucho al 3300, en la zona sur. Al momento del hecho, había 52 presos en un lugar con espacio para 12.
En tanto, en la seccional 5ª de Italia al 2100, en barrio Abasto, hubo cuatro evasiones en el plazo de tres meses. La última allí se produjo en agosto, cuando seis reclusos forzaron una reja y lograron tirarse hacia un estacionamiento lindero. Tres de ellos fueron recapturados rápidamente.
En la comisaría 5ª también hubo fugas el 19 de mayo, el 30 de junio y el 5 de julio. En la primera, once internos cortaron los barrotes del techo del penal y se evadieron. El hecho, de manera insólita, se descubrió al otro día, cuando uno de los prófugos se presentó en la comisaría acompañado por su madre, que le ordenó que se ponga a derecho.
El escape del 30 de junio fue protagonizado por cinco presos que llamaron al policía a cargo de la custodia de los módulos, lo redujeron ni bien abrió la puerta, lo golpearon con el palo de una escoba y después treparon las paredes del fondo del edificio.
El caso del 5 de julio fue también curioso. Un preso que estaba alojado allí seguía una audiencia imputativa por videoconferencia, pidió ir al baño y se fue por la claraboya. La situación fue alertada a la Policía por las visitas de los reclusos que aguardaban afuera de la comisaría. Rápidamente, fue recapturado a 50 cuadras del lugar.