- El coronel retirado de la Fuerza Aérea boliviana, Óscar Caba Hurtado, fue imputado por contrabando.
- El juez de Rosario ordenó 90 días de prisión preventiva para el acusado.
- Se investiga la posible conexión de la droga con una organización narco rosarina.
Lo esencial: el piloto boliviano Óscar Armando Caba Hurtado, de 57 años, fue interrogado en los tribunales federales de Rosario tras ser detenido como sospechoso de aterrizar una avioneta con 475 kilos de cocaína en la zona rural de Andino, Santa Fe. La Fiscalía sostiene que la matrícula de la avioneta estaba alterada y busca esclarecer quiénes estaban en tierra para recibir la carga. La aeronave fue detectada por radares en el norte de Santa Fe y obligada a aterrizar por cazas interceptores. La operación apunta a una red narco con posibles conexiones en Bolivia y Santa Fe.
El coronel retirado de la Fuerza Aérea del Estado Plurinacional de Bolivia Oscar Armando Caba Hurtado (57) fue indagado este viernes por la mañana en los Tribunales federales de Rosario por estar sospechado de haber sido el piloto de la avioneta que el miércoles pasado aterrizó en una zona rural situada entre las localidades de Andino y Luis Palacios con 475 kilos de cocaína.
La acusación fue llevada adelante por Matías Scilabra, titular de la delegación regional NEA de la Procuraduría de Narcocriminalidad; Claudio Kishimoto, titular de la sede fiscal descentralizada San Lorenzo; y el fiscal coadyuvante Francisco Bernhardt. La audiencia fue realizada ante el juez de Garantías Eduardo Rodríguez Da Cruz, quien le dio prisión preventiva efectiva por 90 días al piloto mientras avanzan las medidas solicitadas por el Ministerio Público Fiscal (MPF).
Según indicó Scilabra, se trató de “una maniobra de tráfico de estupefacientes trasnacional con la probable participación de otras personas de nacionalidad boliviana y argentinas aún no identificadas”. Agregó que la matrícula que tenía puesta (CP-3350) estaba adulterada.
El fiscal indicó que el coronel retirado fue ubicado este jueves mientras se ocultaba en la barranca del río Carcarañá. Añadió que un vecino lo vio y llamó a los bomberos y a la Policía porque pensaba que corría riesgo de caer al agua, de acuerdo a lo publicado en la página oficial del MPF.
Por su parte, el fiscal Bernhardt comentó ante el juez que buscan establecer quiénes eran los responsables de esperar la droga por tierra. En ese sentido, señaló que solicitaron informes a distintas empresas titulares de antenas de telefonía celular para establecer los impactos de llamadas o mensajes entrantes y salientes en un determinado sector y franja horaria.
Caba Hurtado prefirió no hacer declaraciones en la audiencia y expresó que podría hacerlo en instancias posteriores.
Según las tareas investigativas que llevó adelante Gendarmería el pasado miércoles, la aeronave fue detectada por un radar situado en el norte de Santa Fe, cerca de la ciudad de Tostado, cabecera del departamento 9 de Julio. Con el dato, se proyectó su trayecto y se monitoreó con “cazas interceptores” que lo hicieron bajar en la zona de Andino, a 40 kilómetros de Rosario.
Como anticipó Infobae, se sospecha que Caba Hurtado trajo la cocaína desde Bolivia hacia el sur de Santa Fe para una presunta banda narco de Rosario con mucha experiencia en este tipo de operaciones, y que tiene a sus principales cabecillas prófugos desde octubre del año pasado, cuando tuvo lugar el operativo “Cosecha blanca”.
La presunta estructura narco rosarina, según se determinó en el legajo, tenía tres aeronaves propias (un Cessna 210 y dos Beechcraft Baron) y traía cocaína desde el norte de Bolivia hasta la zona rural de Carrizales (Santa Fe). Además, guardaba algunas avionetas en un hangar privado del country de Campo Timbó, en jurisdicción de la localidad de Oliveros.
En esa causa, que fue impulsada por la Procunar y la Fiscalía Federal N°3, fueron detenidos los eslabones intermedios y quienes pilotaban las aeronaves y las arreglaban, que eran cinco colombianos. Sin embargo, el supuesto líder y todo su círculo íntimo, como su hermano, su pareja y su hijastro, quienes tenían un alto poder de influencia en las operaciones, lograron sortear las decenas de allanamientos que Gendarmería hizo en Rosario y Santa Fe.
En la investigación federal también se obtuvo información sobre cómo la presunta banda trabajó el dinero para blanquearlo tanto en Rosario como en el sur santafesino. Por caso, compraron flotas de taxi, dos franquicias de un medio de comunicación, una agencia de autos, una compañía de afiches, cartelería y sonido, maquinaria agrícola, tres bares, establecimientos rurales, agroquímicos, cocheras para autos que fueron puestas en alquiler, una firma dedicada a materiales de la construcción, y negocios inmobiliarios.