Pablo Santiago Ashworth (49) fue condenado este viernes a prisión perpetua por el crimen de su padre, Eduardo “Teddy” Ashworth, un reconocido veterinario de la provincia de San Luis. Los jueces Claudia Uccello de Melino, Sandra Elizabeth Piguillem y Mauro D’Agata Henriquez lo encontraron culpable del delito de homicidio agravado por el vínculo.
El crimen ocurrió la tarde del 4 de julio del año pasado, aproximadamente entre las 17:45 y las 18:30. Según la reconstrucción de la fiscalía, el imputado disparó a su padre con un arma de fuego, lo colocó en la camioneta de la víctima y luego incendió el vehículo. Posteriormente, se comunicó con su pareja para contarle que había discutido con “Teddy” y lo había matado. “Lo maté de un tiro”, le dijo, según el relato del fiscal de juicio, Mario Néstor Zudaire.
Ante la confesión, la mujer llamó a su suegra, y ambas se dirigieron de inmediato hacia el campo de Ashworth padre, situado entre las localidades de San Pablo y Tilisarao, a unos 140 kilómetros de la capital puntana. Al lugar también acudieron los bomberos, convocados por un incendio en una camioneta Fiat Toro ubicada en la entrada del campo, tal como consta en el reporte inicial. Unos minutos después, a las 20:44, la pareja del imputado también se comunicó con las autoridades.
Tras extinguir las llamas, los bomberos descubrieron en el interior del vehículo un cuerpo calcinado. La posición en la que se encontraba el cuerpo levantó sospechas entre los investigadores: tenía la cabeza sobre la butaca del acompañante, mientras que el torso y las piernas estaban en la parte trasera del vehículo. “No hay posibilidad de que alguien que haya manejado un vehículo quedara en una posición tan extraña, totalmente cruzado. Eso nos habla de una situación previa”, explicó la fiscal adjunta de la Tercera Circunscripción Judicial, Lorena Ohanian, quien acompañó a la fiscal Débora Roy Gitto en la instrucción.
Las pericias forenses revelaron que el cuerpo pertenecía al veterinario. La identificación del cadáver fue posible gracias a una placa de osteosíntesis en la columna cervical, implantada a la víctima tras una intervención quirúrgica. La familia acreditó la operación con estudios médicos, la historia clínica y el número de serie de la placa.
Durante el operativo, los efectivos advirtieron la presencia de una camioneta Renault Oroch estacionada de frente a la tranquera de ingreso al campo, a unos 30 metros de distancia. En ella se encontraba Pablo Ashworth, quien lucía “nervioso”, según relató el fiscal Zudaire. La Policía procedió a detenerlo y en el lugar también secuestraron una carabina calibre .22 y un encendedor.
La autopsia determinó posteriormente que la causa de muerte fue asfixia por inhalación de gases tóxicos, intoxicación y carbonización por exposición directa al fuego. Por su parte, el informe de la Dirección General de Bomberos confirmó que el incendio se originó en el sector central izquierdo del vehículo, provocado por un artefacto que genera calor y que necesitó ser activado manualmente. Así, a medida que avanzaba la investigación, se fueron acumulando pruebas contra el hijo, cuya situación se complicó aún más por los conflictos previos que había tenido con “Teddy”.
Eduardo Ashworth, de 73 años, era mediador judicial en la zona de Tilisarao, además de veterinario. Tras una larga carrera como jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Concarán, se había jubilado. Pablo también es veterinario.
La investigación reveló que la relación entre padre e hijo había estado marcada por tensiones durante muchos años. “Teddy no hablaba por miedo; perdonaba a su hijo y le seguía dando oportunidades”, mencionó la fiscal Roy Gitto durante la etapa penal preparatoria. También indicó que la víctima tenía intenciones de denunciar a su hijo y pedir una orden de restricción.
Zudaire señaló que “los rasgos de violencia que caracterizan la personalidad del imputado se incrementaron cuando sus padres se separaron. Eduardo vivió un calvario en su relación con Pablo, a quien le resultaba difícil de contener”. Durante su alegato, el fiscal recordó un episodio violento relatado por la última pareja de la víctima: “Un día Teddy llegó a su casa con la camisa rasgada. Ella le preguntó qué había pasado, y él le contó: ‘Pablo me tiró al piso y con un cuchillo intentó apuñalarme, pero no logró herirme’”.
“Las dos hermanas de Pablo declararon de forma coincidente que su hermano tenía una personalidad explosiva y muy violenta, especialmente con su padre, a quien le reclamaba por algunas vivencias de su juventud”, agregó el funcionario judicial.
Dado que la Justicia consideró que había riesgos procesales de entorpecimiento de la investigación y peligro de fuga, el acusado llegó a juicio bajo arresto. Al momento de tomar la palabra antes de la sentencia, se declaró inocente: “Quiero saber qué le pasó a mi papá y no que me echen la culpa a mí. Mi papá tenía enemigos, seguro. Y no se investigó nada”.
Media hora después, tras deliberar, el tribunal regresó a la sala y procedió a la lectura del veredicto condenatorio.